COLIMA,
Col. (apro).- Al bajar del avión que lo condujo de Guadalajara
(Jalisco) a Tijuana (Baja California), Aarón Hernández Martínez, de 26
años de edad, fue detenido por elementos de la Policía Federal que lo
esperaban en el aeropuerto.
El joven voló a la ciudad fronteriza
el 25 de febrero pasado con el propósito de encontrarse con su hermano
José Juan, a quien acompañaría en el trayecto de regreso a su natal
Manzanillo, a bordo de una camioneta recién comprada para utilizarla en
el negocio familiar de venta de frutas y verduras.
Tras varias
horas de espera, los agentes le informaron que un juzgado del estado de
Guerrero había emitido dos órdenes de aprehensión en su contra bajo la
acusación de fraude. Aarón Hernández insistió en que él no había
cometido ese delito, que probablemente buscaban a un homónimo suyo, pero
aun así fue entregado a la Procuraduría General de Justicia de Baja
California para que se realizaran los trámites de su traslado a la
entidad sureña.
El 28 de febrero fue recluido en el Centro de
Readaptación Social de Tlapa, Guerrero, donde pese a las evidencias y
contradicciones contenidas en el expediente —que sustentarían la
hipótesis de homonimia—, la juez María Leonor Arroyo Mojica le dictó
auto de formal prisión el pasado 5 de marzo, con una fianza de un millón
200 mil pesos.
Desde entonces, a pesar de los esfuerzos de sus
familiares, que se han movilizado con viajes frecuentes, contratación de
abogados y aportación de pruebas para demostrar que él no es la persona
que buscan, Aarón Hernández ya cumplió seis meses en prisión.
La
historia de ese asunto se remonta a 2006, cuando según las causas
penales 85/2008-III y 88/2008-III, llegaron a la ciudad de Tlapa varios
supuestos videntes, entre ellos tres sujetos que se hacían llamar
Santos, Johan y Aarón Hernández Martínez, quienes a través de espots
radiofónicos ofrecían curar prácticamente todas las enfermedades.
Mediante engaños, los tres supuestos hermanos despojaron de grandes cantidades de dinero a algunos habitantes de ese lugar.
Según
testimonios de los agraviados, que obran en el expediente, los
defraudadores les hicieron entregar sumas que van desde los 50 mil hasta
los 600 mil pesos, con el argumento de que así lo pedía la Virgen de
Guadalupe para curar a sus familiares y para “bendecir” el dinero, bajo
la promesa de que éste sería devuelto días después a sus dueños.
Sin
embargo, cuando acudieron a recoger sus recursos, encontraron cerradas y
abandonadas las instalaciones donde los supuestos curanderos ofrecían
las consultas, por lo que presentaron denuncias ante el Ministerio
Público local. Los denunciantes afectados son Leónides Hernández
González, Conrado Gómez Rodríguez, Enrique Eulogio Flores Cruz, Amado
Gómez Balbuena y Florentino Ortiz Maldonado.
De acuerdo con las
causas penales respectivas, de las que este reportero posee copias, para
dictar el auto de formal prisión la juez se basó en los careos
sostenidos por el detenido con algunos de los agraviados, quienes
aseguraron que él era uno de los individuos que los habían estafado casi
siete años atrás.
Sin embargo, la titular del juzgado no tomó en
cuenta los testimonios de una trabajadora contratada por los falsos
curanderos como recepcionista y del propietario del inmueble que
rentaron como consultorio, quienes testificaron que el detenido no es la
misma persona que se hacía llamar como él.
Además, otra
contradicción contenida en el expediente tiene que ver con la edad del
acusado, actualmente de 26 años de edad, por lo que en la fecha que
supuestamente cometió la estafa tenía 19 años. Un documento enviado por
varios de los agraviados al procurador general de Justicia de Guerrero
en enero de 2007 señala que quien se hacía llamar Aarón Hernández
Martínez tenía en ese tiempo “entre 35 y 40 años de edad”.
Entre
otras inconsistencias destacan también los rasgos físicos de los
supuestos curanderos, pues varias de las declaraciones y el retrato
hablado coinciden en que son de piel negra, con acento extranjero, de
presunta nacionalidad puertorriqueña, y de estatura alta, a diferencia
de las características físicas del actual detenido.
Entre otras
anomalías del caso, Abraham Hernández Martínez, hermano de Aarón,
denuncia que desde la llegada de aquel al penal de Tlapa, la agente del
Ministerio Público filtró información a los medios locales de difusión.
La foto del detenido estuvo circulando en Internet, además de que fue
presentado como presunto responsable ante los agraviados del fraude.
“Cuando
llegó nuestro abogado le reclamó a la titular del Ministerio Público el
hecho de que lo haya presentado ante los denunciantes, pues le frustró a
la defensa la posibilidad de pedir una diligencia para ver si realmente
era reconocido por ellos entre varias personas”, señala.
En su
declaración ante la juez, el detenido manifestó que no tiene hermanos de
nombres Santos y Johan, que el presunto responsable es un homónimo a
quien no conoce, e hizo notar que “de las declaraciones existentes en el
expediente hay inconsistencias, como la descripción fisonómica del
suscrito, edad, complexión, color de piel, estatura, rasgos étnicos, que
describen personas de piel morena y de procedencia extranjera”.
Argumentó
que el año en que ocurrieron los hechos él se encontraba trabajando en
Manzanillo, en el negocio de compraventa de frutas y verduras, en el
mercado 5 de Mayo de esa ciudad, y ofreció documentos legales del área
educativa, fiscal y laboral, así como pruebas de identidad de todos sus
familiares.
Al dictar el auto de formal prisión, la juez desechó
los alegatos en el sentido de que se trata de un caso de homonimia, y
argumentó que durante el careo los agraviados sostuvieron que él era la
misma persona que participó en el fraude siete años antes.
“Aun
cuando el indiciado alega inconsistencias en cuanto a rasgos físicos,
estatura, color, acento, es de apreciarse que tales inconsistencias que
señala resultan insuficientes, dado el reconocimiento franco y directo
que hicieron los agraviados en su contra”, indicó la juez María Leonor
Arroyo Mojica.
Por una razón similar, estimó que las pruebas
documentales “no tienen el alcance pretendido” para demostrar que se
trata de un homónimo.
Cuando fue llamado a reconocer al detenido,
Ángel Delgado de Dios, quien rentó la casa a los estafadores y recibió
una propuesta de compra del inmueble por parte de quien se hacía llamar
Aarón Hernández Martínez, declaró que no lo conocía. Al ser interrogado
por la defensa, describió al presunto defraudador, que conoció siete
años antes, como “una persona de rasgos africanos, de uno ochenta
aproximadamente”.
A la vez, Brisa Martínez Cazales, quien laboró
como recepcionista con los defraudadores, declaró que el joven preso no
es ni Santos ni Aarón, las personas con las que trabajó. “Las personas
con las que yo trabajé son morenas, de estatura como uno ochenta,
definitivamente pelones, y esta persona que tengo enfrente no es”,
refirió.
Ambos testimonios también fueron desestimados por la
juez, quien adujo que la declaración de Delgado de Dios no tiene el
alcance pretendido porque sólo vio una vez al presunto responsable en
una ocasión, cuando le ofreció la compra de la casa.
En el caso de
Brisa Martínez, la funcionaria judicial refirió que “aun cuando la
testificante da características físicas de las personas con las que
laboró que no coinciden con las de su defendido, sin embargo su aserto
no es suficiente para darle crédito a su dicho, cuando de su testimonio
emitido ante el Ministerio Público se aprecia que mantuvo una relación
laboral con el ahora indiciado y, por ende, trata de evitar que con su
testimonio sea castigado por el ilícito atribuido”.
En
consecuencia, validó las acusaciones del MP tras considerar que las
pruebas aportadas por éste son “bastantes para acreditar la probable
responsabilidad de Aarón Hernández Martínez como probable responsable en
la comisión del delito de fraude”.
Abraham Hernández señaló que
ante la imposibilidad de reunir el millón 200 mil pesos fijado por la
juez como fianza, su hermano, quien tiene en Manzanillo a su esposa y
dos hijos de tres y seis años de edad, ha permanecido en la cárcel de
Tlapa durante el tiempo que ha durado el juicio.
Después de seis
meses, la defensa de Aarón Hernández ya logró ganar un amparo para el
detenido en lo que se refiere al expediente 85/2008-III, pero queda
pendiente la causa penal 88/2008-III.
Miguel Ángel López Pérez,
cuñado del detenido, dice que este asunto ha desgastado y desequilibrado
a la familia en varios aspectos, particularmente el emocional y el
económico, dado que ha provocado erogaciones por alrededor de 200 mil
pesos en viajes a Guerrero y todos los gastos inherentes al juicio.
“Vemos
a Aarón —describe— como un secuestrado por el gobierno de Guerrero,
porque desde el primer momento vieron ellos que sus características no
coinciden con las de la persona que buscan y aun así lo tienen
encerrado. Las autoridades deben admitir su error, aceptar que están
equivocadas”.
Remata:
“Basta con ver el retrato hablado del
presunto defraudador para darse cuenta de que el detenido no es la misma
persona, no coinciden la edad ni los rasgos, nada. Sabemos que hay
muchos ‘presuntos culpables’, no nomás Aarón; con esto le están haciendo
mucho daño a él y a la familia, pero yo veo que las personas
defraudadas no quieren ver quién se las hizo, sino quieren ver quién se
las pague”.
/30 de agosto de 2013)
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