Ensenada, Baja California.- De nueva cuenta Ensenada vuelve a dar la nota nacional luego de que agentes municipales detuvieran a dos ministerios públicos federales que acababan de detener a un bombero ligado a la venta de drogas al menudeo. Un video en poder de El Mexicano muestra un excesivo uso de la fuerza por parte de los municipales y al parecer de agentes de la PEP contra los federales. Fuente: el-mexicano.com.mx
Muestra de la mala coordinación que hay entre las corporaciones, en el
video se puede ver cuando los agentes municipales de Ensenada bajan por
la fuerza a los federales y en lugar de ser puestos boca a bajo en el
pavimento, como lo marcan los estándares de seguridad, y luego
esposarlos, decidieron azotarlos contra el pavimento y luego agarrarlos a
patadas, mientras que el bombero cae al suelo, lo auxilian, se para
cojeando y se aleja.
La noticia ya es nacional y deja en claro el poco avance que se ha logrado en esta administración en cuestiones de derechos humanos.
El material de un minuto con 22 segundos de duración fue grabado con un teléfono celular desde un carro que estaba en el estacionamiento de Smart and Final.
Al inicio se ven varias patrullas –unas rotuladas y otras solamente con estrobos, rodeando el pick up Silverado blanco, justo en la entrada al estacionamiento del citado negocio. Con armas desenfundadas y apuntado hacia la unidad, entre seis y ocho policías abren las puertas del pick up y se abalanzan sobre sus ocupantes.
Entre jaloneos dos personas son sacadas de la unidad, el bombero y un hombre que viste camiseta blanca. Tres policías locales enciman al hombre de blanco y otros tres resguardan al “tragahumo”. Un agente local se pone de pie y lanza la primera patada contra el hombre ya sometido.
Apenas cinco segundos después un agente –al parecer de la PEP por el color y tipo de su uniforme- que auxiliaba al bombero se da media vuelta y enfila hacia el hombre que ya no opone resistencia. Carga un arma larga con ambas manos, luego la sostiene solamente con la derecha y lanza una fuerte patada al hombre en el suelo. Luego lanza la segunda patada que impacta en la humanidad del detenido.
En ese momento el bombero se para cojeando y se retira hacia donde está la patrulla municipal. Sale de cuadro. Mientras, otros agentes abren la puerta del piloto y la puerta trasera derecha de la doble cabina del pick up, de donde sacan a punta de pistola, empujones y golpes a otro sujeto, lo tiran al suelo y lo someten. Al fondo de la imagen se ve un agente municipal caminando con otro hombre esposado, de camiseta color café. Salen de cuadro.
La situación se calma. Un agente –al parecer de la PEP- que porta un rifle de asalto y se mantenía expectante junto a la patrulla municipal, se percata que alguien está grabando el incidente, se dirige hacia el lugar donde está el vehículo particular y a lo lejos agita su brazo derecho para que la persona deje de grabar y se retire. El autor guarda el teléfono celular y el video acaba.
Todo esto deja en claro el descontrol que existe en los procedimientos de la Policía Municipal, Policía Estatal Preventiva y los federales, ya que los primeros actuaron con fuerza desmedida contra los sometidos y los últimos nunca se identificaron como agentes del orden y protagonizaron una persecución vehicular que puso en riesgo la integridad de ciudadanos.
El día de la detención los agentes municipales blindaron el edificio, no dejaron pasar a nadie ajeno a Seguridad Pública hasta que llegó el subdelegado de la PGR, identificó a su personal y los agentes a su cargo fueron liberados sin cargos, echándoles a perder una investigación y dejando en libertad al bombero que habían detenido los federales.
La noticia ya es nacional y deja en claro el poco avance que se ha logrado en esta administración en cuestiones de derechos humanos.
El material de un minuto con 22 segundos de duración fue grabado con un teléfono celular desde un carro que estaba en el estacionamiento de Smart and Final.
Al inicio se ven varias patrullas –unas rotuladas y otras solamente con estrobos, rodeando el pick up Silverado blanco, justo en la entrada al estacionamiento del citado negocio. Con armas desenfundadas y apuntado hacia la unidad, entre seis y ocho policías abren las puertas del pick up y se abalanzan sobre sus ocupantes.
Entre jaloneos dos personas son sacadas de la unidad, el bombero y un hombre que viste camiseta blanca. Tres policías locales enciman al hombre de blanco y otros tres resguardan al “tragahumo”. Un agente local se pone de pie y lanza la primera patada contra el hombre ya sometido.
Apenas cinco segundos después un agente –al parecer de la PEP por el color y tipo de su uniforme- que auxiliaba al bombero se da media vuelta y enfila hacia el hombre que ya no opone resistencia. Carga un arma larga con ambas manos, luego la sostiene solamente con la derecha y lanza una fuerte patada al hombre en el suelo. Luego lanza la segunda patada que impacta en la humanidad del detenido.
En ese momento el bombero se para cojeando y se retira hacia donde está la patrulla municipal. Sale de cuadro. Mientras, otros agentes abren la puerta del piloto y la puerta trasera derecha de la doble cabina del pick up, de donde sacan a punta de pistola, empujones y golpes a otro sujeto, lo tiran al suelo y lo someten. Al fondo de la imagen se ve un agente municipal caminando con otro hombre esposado, de camiseta color café. Salen de cuadro.
La situación se calma. Un agente –al parecer de la PEP- que porta un rifle de asalto y se mantenía expectante junto a la patrulla municipal, se percata que alguien está grabando el incidente, se dirige hacia el lugar donde está el vehículo particular y a lo lejos agita su brazo derecho para que la persona deje de grabar y se retire. El autor guarda el teléfono celular y el video acaba.
Todo esto deja en claro el descontrol que existe en los procedimientos de la Policía Municipal, Policía Estatal Preventiva y los federales, ya que los primeros actuaron con fuerza desmedida contra los sometidos y los últimos nunca se identificaron como agentes del orden y protagonizaron una persecución vehicular que puso en riesgo la integridad de ciudadanos.
El día de la detención los agentes municipales blindaron el edificio, no dejaron pasar a nadie ajeno a Seguridad Pública hasta que llegó el subdelegado de la PGR, identificó a su personal y los agentes a su cargo fueron liberados sin cargos, echándoles a perder una investigación y dejando en libertad al bombero que habían detenido los federales.
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