Paola A. Praga/Revista Visión
Saltillo.- Cuando
Dulce se enteró que estaba embarazada estuvo segura de que no repetiría su
historia. Aunque su ex pareja, un soldado que cuestiona su paternidad, la dejó
sola, ella no entregaría a su hijo a un albergue, no sería capaz de dejar
desprotegido a un pequeñito.
El rostro de la
chica de 19 años es de tez morena, con pecas y con una boca que no deja de
sonreír, a pesar de los tragos amargos que le ha dejado la vida. Ahora vive en
la Casa de la Misericordia, donde con paciencia, espera el momento de dar a luz
a su hijo.
Al bebé ha decidido
llamarlo José Emilio. El nombre lo eligió haciendo caso a la vida que se gesta
en su vientre. “Le dije: ayúdame a ver cómo te voy a poner, entonces yo le dije
Emilio y pateó, y pues Emilio tiene que ser porque sí le gustó”.
En la estancia de la
casa de las hermanas de la Misericordia, ha encontrado la calma que necesitaba.
Llegó al lugar en noviembre de 2012, luego de que la familia a la que fue
canalizada cuando tenía 16 años, le sugirió ir al albergue para que recibiera
atención y orientación vocacional.
“Yo no sabía que
estaba embarazada, hasta los cinco meses una de las muchachas que vivía en la
casa me dijo, oye a ti te está creciendo esa panza media rara y me llevaron a
hacerme los exámenes de sangre y salieron 100% positivos”.
Meses atrás, había
conocido en una iglesia cristiana al papá de su bebé. El soldado, nacido en
Saltillo es nueve años mayor que ella. Entonces estaba cursando el cuarto
semestre en la preparatoria, en el Colegio de Bachilleres. Tuvo que dejar la
escuela para comenzar la nueva etapa de su vida.
Dulce no pronuncia
la palabra mamá. Recuerda que cuando tenía 4 años, una mujer fue a entregarla a
un albergue en Torreón. Ahí creció hasta cumplir los 15 y entendió que la vida
no iba a ser tan sencilla, como para otros niños.
“Crecí en albergues,
me canalizaron hasta Saltillo, en el albergue del Chapulín me canalizaron con
una familia cristiana y me fui con ellos a Ramos Arizpe, a los 18 me salí de
ahí porque ya eran muchos conflictos y no me sentí a gusto”.
Siempre creyó en
Dios, aunque a veces se sintiera sola. “Me fui a rentar un cuarto, me sostenía
con la beca, pero era una vez al mes, falté en los exámenes finales, y se me
hizo un poco difícil, me apoyó una señora que yo le decía mi tía Érika, y ella
me ayudó a buscar el cuarto”.
Del papá de José
Emilio no sabe desde hace un mes. “Él quiere una prueba de ADN, duda que sea su
hijo, pero me dijo que le dolía la cabeza, que tenía mucho sueño y que a veces
le daban agruras y eso es una poquita cosa de lo que me pasa a mí, y se estaba
quejando y le dije: ‘¡ay no, qué bárbaro!’”.
El apellido paterno
se lo dará si confirma que es su hijo. Dulce no sabe de él desde hace un mes,
pero no tiene miedo de ser madre soltera. Sabe que vendrán cosas difíciles, se
trata de educar y hacerse responsable de un niño que no pidió venir al mundo.
Las cicatrices del
pasado las lleva en el corazón, pero no la detienen en su camino. Planea
dedicar un año al bebé, luego quiere estudiar idiomas y cumplir su sueño de ser
azafata.
Le gusta el inglés y
el japonés. Antes, soñaba con viajar en avión por el mundo, pero ahora sus
planes, están enfocados a su hijo. “Ser madre soltera tiene sus ventajas,
porque voy a ser madre y padre a la vez, voy a saber qué le va a gustar al
niño, desde los colores, hasta las chicas verdad, ya cuando crezca”.
Dulce suspira y
sonríe. Los ojos se le comienzan a hacer agua. “Al bebé no lo abandonaría, no
voy a ser como la que me parió a mí, no me gustaría ser como ella, yo sé que va
a ser difícil, pero voy a seguir adelante, por el niño, no me voy a aferrar a
su papá, tengo que ver por mi hijo”.
Su situación actual
es llana: dará a luz en el Hospital Ixtlero de Ramos Arizpe, luego regresará a
la Casa de la Misericordia, donde las hermanas, Siervas de la Divina
Misericordia la apoyarán con techo y comida.
“Ahorita estoy
viviendo aquí, gracias a las madres he tenido fuerza y fortaleza para ver que
quiero para mí, pero más que nada para el bebé, me tengo que buscar un
trabajo”, asegura.
“Sé que va a ser
difícil, porque aquí en la panza no siento que llore o que esté enfermo, ya
cuando estÉ afuera ya voy a tener que reconocer cada cosa que me está pidiendo,
que si le duele la cabeza, o algo, ya tengo que saber reconocer cada cosa”.
Se ha puesto a
pensar qué le va a responder a su hijo cuando él le pregunte por su padre. “Yo
espero que se haga responsable y si no, pues no importa, yo voy a ser su mamá y
su papá a la vez, lo voy a cuidar mucho”.
A sus 19, entendió
que si hay puertas que se cierran, otras se abrirán. Sabe que el camino de su
vida apenas comienza, que no está sola, que como ella hay más, que no es
imposible seguir adelante.
‘Cometí el error de enamorarme’
A Mariana le hubiera
gustado ser invisible por un tiempo. La noticia del embarazo le cayó de
sorpresa, luego su ex novio le dijo que no podía con la responsabilidad de ser
padre, la corrieron de la empresa en la que trabajaba y su familia se
encontraba lejos, no quería contarles lo que pasaba.
Pensaba ser madre
cuando terminara la carrera de Derecho. “Cometí el error de enamorarme, pensé
que él sí me iba a apoyar, al principio me dijo que sí, las cosas se fueron
complicando, a él lo habían corrido también, se le cerró el mundo y no pudo con
este paquete, me dijo: ‘los dos no podemos hacernos cargo, mejor piérdelo’”.
Por su mente no pasó
la posibilidad de deshacerse de su bebé. Tenía 24 años, se sentía capaz de
enfrentar las cosas, a pesar de que algunos de los amigos también le sugirieron
perderlo.
“Claro que me
pregunté ¿por qué a mí?... me enojé con Dios, había sentido que me dejó cuando
más lo necesité, pero le pedí perdón por todas las injusticias que había hecho
y que en cierta forma me había hablado, pero yo no escuché, porque estaba
enamorada”.
Mariana es delgada,
tiene las cejas grandes, las manos espigadas y lleva el cabello recogido en una
coleta a la mitad de la cabeza. Tiene seguridad al hablar, no se esconde, no se
avergüenza de ser madre soltera.
Durante los nueve
meses y una semana que duró su embarazo, nunca tuvo vómitos, náuseas, ni dolor
de cabeza. Luego de que perdió el empleo, decidió no demandar y buscar ayuda en
los padres de su ex pareja.
“Tenía suficientes
problemas como para tener otro, por eso le hacía como podía y decidí jugarme la
última carta”.
“¿Cómo saber si ese
niño es mi nieto?”, fue la respuesta que recibió. No aguantó las ganas de
llorar y decidió irse. Días antes, un sacerdote le había propuesto internarse
en una casa de apoyo atendida por religiosas.
“Llegué a la casa de
la Misericordia, estuve tranquila me reencontré con Dios, después de que todo
se me había juntado, y pensé, no sé cómo, pero voy a salir de esta, pero mi
hijo va a nacer y voy a seguir adelante”.
Con videos, revistas
y todo tipo de folletos, Mariana aprendió a ser mamá, meses después dio a luz
en el Hospital General de Saltillo, con apoyo del Seguro Popular.
Llegó el momento,
quería verlo. Algo por dentro le quemaba de la emoción. Cuando vio a su hijo
supo que por él haría cualquier cosa, que no importaba ser madre soltera.
“Me tocó a mí, y
dije ‘ahora con más ganas debo de apoyar a esas mujeres, si me tocó a mí, que
estudié un poco, qué me puedo esperar de las mujeres que no saben defenderse
porque no saben’, me entraron más las ganas de demostrar que sí se puede”.
Cuando su pequeño
cumplió 6 meses decidió enfrentar a la familia, se creía lista para ir a
decirles la verdad. Se enfrentó a la desilusión de sus padres, que no pudieron
ocultar la decepción en sus rostros.
Escuchó decir a una
de sus tías que su hijo era un bastardo. Entonces ella tomó sus cosas y decidió
no volver, luego de dos años, sus propios familiares la buscaron para pedirle
perdón y apoyarla.
“Todas esas cosas se
te quedan grabadas y si te dejas te van a derrumbar, pero tú tienes que luchar
por tu hijo, una tiene que entender que la prioridad es tu hijo y no conseguir
una pareja o buscar que los demás te acepten o no, tienes a alguien a quien
darle de comer”.
El hijo de Mariana
ahora tiene 4 años. Ella trabaja y retomó la carrera de Derecho. Esquiva a los
hombres que creen que por ser madre soltera está dispuesta a aceptar a
cualquiera que le prometa dinero y seguridad.
“Yo me levanté, sigo
fuerte y sé que voy a educar a un hombre, me veo muy bien en un futuro con mi
hijo si Dios quiere”.
En aumento
En Coahuila uno de
cada cinco hogares coahuilenses es sostenido por una mujer, que debe asumir los
roles socialmente asignados a una pareja, según el INEGI 2011.
A la fecha, son 149
mil 765 familias que viven con el salario femenino. Las mujeres tienen que
trabajar
Mientras que el
número de matrimonios registrados en 2011 ascendió a 15 mil 551, el total de
divorcios fue de 3 mil 261, este último dato es importante en la medida que
significa, en la mayoría de los casos, que igual número de mujeres asume la
jefatura de su hogar.
A nivel nacional hay
30 millones de mujeres que son madres. El 18 % de ellas, 5.3 millones, se
encuentran con sus hijos/as sin que su pareja viva en el hogar, es decir, son
solteras, separadas o divorciadas.
De acuerdo con datos
del INEGI, 3.7 millones de mujeres solas con hijos tienen ingresos por trabajo,
lo que representa el 70 por ciento.
El 14% de las madres
solas no tienen ingreso monetario por ninguna vía, situación que se agudiza
entre las madres solteras, ya que el 15% no cuenta con ingreso monetario, el
resto recibe transferencias de Gobierno o apoyos familiares.
Del total de madres
solas con hijos, el 35% recibe algún tipo de transferencias económicas, en el
caso de las madres solteras este porcentaje es del 25%. Los apoyos provienen de
programas sociales o becas gubernamentales y donaciones de otros hogares.
El 40 % de las jefas
de hogar tiene estudios más allá de la educación básica. En cuanto a los
servicios a su vivienda, actualmente persisten algunas carencias: el 5% tiene
piso de tierra, el 1% carece de luz y un 9% no tiene agua entubada. Esto último
implica usar tiempo para el acarreo del líquido, sin ayuda.
En cuanto al equipamiento
de sus viviendas, la mitad no tiene ni lavadora ni teléfono y un 16% no cuenta
con refrigeradores. Al carecer de esto, a las mujeres les implica utilizar más
tiempo en el trabajo no remunerado del hogar, dejando poco tiempo para
involucrarse en el mercado laboral y con ello limitan sus posibilidades de
mejorar su situación económica.
En Coahuila la
secretaria de la Mujer, Sonia Villarreal Pérez, durante su comparecencia ante
el Congreso del Estado, informó que prevalecen las condiciones de inequidad en
el ámbito laboral y dentro del hogar.
Las cifras
proporcionadas por Villarreal Pérez fueron obtenidas de un diagnóstico de las
mujeres en Coahuila, donde se resalta que el 17% de las coahuilenses que
laboran reciben un sueldo menor al de un varón realizando el mismo trabajo y el
55% de quienes trabajan y tienen pareja, ganan menos que su compañero
sentimental.
El 41% de las
mujeres que trabajan reciben dos salarios mínimos o menos, mientras que la tasa
de desocupación femenina es mayor en 7% con respecto a los hombres.
En el sector público
también se ve disminuida la presencia de la mujer, ya que el 12% de las
diputaciones locales es para ellas, mientras que 5.6% de las presidencias
municipales y el 24% de las empresas son dirigidas por una mujer.
Además 38 mujeres de
cada 100 sufren de algún tipo de violencia, física en 35%, psicológica en 20%
económica en 19%, económica en 10% y 5.5% de tipo sexual.
Ante este escenario
nada favorable para las condiciones de vida de las mujeres, Villarreal Pérez
dijo que se han centrado en un programa de apoyo a la perspectiva de género en
la administración pública, que toca los temas de igualdad jurídica, derechos humanos
y no discriminación.
La funcionaria
estatal dijo en entrevista que el Banco de las Mujeres es la mejor ayuda para
las mujeres en la entidad, pues financia proyectos productivos con montos desde
dos mil 500 hasta 30 mil pesos.
El 65% de las
solicitudes corresponden a madres solteras, divorciadas o viudas, mientras que
el 80% de las solicitudes corresponde a mujeres desempleadas.
Villarreal Pérez
hizo mención del Programa de Apoyo a Instancias de la Mujer en Entidades
Federativas (PAIMEF) mediante el cual se imparten talleres a docentes del nivel
primaria, se crearon cinco módulos de atención fijos y un módulo de atención
itinerante, 80 pláticas a 2 mil mujeres, y 40 pláticas dirigidas a menores y
padres de familia.
¿Paternidad responsable?
En Coahuila, el
Congreso del Estado mantiene “congelada” la Ley para Garantizar la Paternidad
Responsable, presentada por el entonces diputado udecista Javier Fernández, el
20 de octubre de 2009.
La falta de
protección legal no garantiza que el padre biológico se haga responsable de dar
su apellido al bebé, independientemente de la relación que tenga con la madre.
Sin embargo, en el
estado se mantiene vigente la Ley de Protección a la Maternidad, que pretende
asegurar “la observancia y protección de los derechos de la mujer embarazada,
resguardar su salud, la del producto en gestación y la infancia temprana”.
Con 34 artículos
esta legislatura, se supone, debe apoyar a las mujeres durante la gestación, el
parto, la lactancia y los servicios de salud que se requieran, especialmente
para las madres adolescentes.
(ZOCALO/ Revista Visión Saltillo/ Paola A. Praga/
18/03/2013 - 03:01 AM)
No hay comentarios:
Publicar un comentario