La hora del lobo
Federico Campbell
En memoria de
Nepomuceno
Moreno Muñoz.
Moreira. Eso es el PRI. Peña Nieto. Eso
es el PRI. Cué y Ulises Ruiz. Eso es el PRI. ¿Por qué? Porque así lo hemos
permitido una buena parte de los mexicanos. El PRI es una mentalidad, un
comportamiento, un modus operandi y, también, un modus vivendi. Si alguien del
extranjero o de Marte pregunta qué es el PRI, podríamos contestar: es un sistema
político en el que los ciudadanos con sus impuestos pagan el costo de las
campañas políticas.
Una vez, en el estado del Noroeste que ha dado cuatro presidentes de la
República, hubo unas elecciones para gobernador y quedaron muchos acreedores: el
de una distribuidora de camionetas Suburban, el dueño de una cadena de
restaurantes especializados en barbacoa, el propietario de una empresa de
autobuses, una transnacional de hoteles.
“Espérate a que tome posesión el
gobernador. Pasas por la Tesorería y te pagamos”.
Eso es el PRI: un
sistema de saqueo y de impunidad. En las cargadas a favor de un candidato, como
la más reciente, parece que están repartiendo billetes.
En todo momento, todos
los días, a todos los niveles, estatal, municipal, federal, algún funcionario se
está mochando con un proveedor. Es muy posible que hasta un 50 por ciento del
erario público se vaya en corrupción.
Se lo reparten entre los funcionarios y
los proveedores. Eso es el PRI. Porque cuando un proveedor acepta cobrar 100 mil
pesos por algo que cuando mucho cuesta 50, de esa manera está extrayendo del
erario público 50 mil pesos.
Ese es el problema: que en México es demasiado
fácil robarle a la nación. Hasta se sospecharía que está permitido.
Todos contra
México. Eso es el PRI y si así sucede bajo las administraciones panistas (en
Baja California ya se dieron cuenta) es porque el comportamiento de lo panistas
es idéntico. Una vez que llegan al poder su primera motivación es ponerse a
hacer negocios con sus amigos. La política es dinero.
Más que la
corrupción —tan humana, tan tolerada en muchos otros países— el problema es la
impunidad. Y la impunidad significa la ausencia del Estado, la imposibilidad de
que se cumpla la ley.
Hay cientos de funcionarios a quienes se les
sorprende robando. Cuando mucho se les corre, pero nunca van a la cárcel e
incluso se les vuelve a dar otro empleo en el Gobierno. Eso es el PRI.
El
PRI, el partido de los vividores, sigue siendo posible porque, como decía Jorge
Ibargüengoitia, hay una masa corrupta de mexicanos que lo soportamos y que
estamos dispuestos a hacer un favor con tal de que nos hagan otros a
cambio.
Si ya no hay dinero que robar en las arcas públicas, lo lógico es
tramitar unos préstamos. Como lo hizo Eduardo Bours en Sonora o Moreira en
Coahuila.
Los bancos saben que los estados no pueden quebrar y que en el futuro
siempre se les podrá cobrar.
Eso es el PRI: la impunidad. Ulises Ruiz y
Humberto Moreira hicieron lo que hicieron porque sabían que —en un país en el
que ya no existe el Estado— no les iban a hacer nada.
Gabino Cué, el gobernador
de Oaxaca, acaba de perdonar el saqueo de Ulises Ruiz y sus amigos.
Dijo que no
hubo ninguna irregularidad. En Coahuila el Congreso del Estado y el gobernador
sirviente de Moreira decidieron que durante los próximos ocho años no se podrán
examinar los documentos (muchos de ellos falsificados) que incriminarían al jefe
del PRI. Eso es el PRI.
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sábado, 10 de diciembre de 2011
ESO ES EL PRI
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