sábado, 10 de diciembre de 2011

ESO ES EL PRI






La hora del lobo


Federico Campbell


En memoria de Nepomuceno
Moreno Muñoz.

Moreira. Eso es el PRI. Peña Nieto. Eso es el PRI. Cué y Ulises Ruiz. Eso es el PRI. ¿Por qué? Porque así lo hemos permitido una buena parte de los mexicanos. El PRI es una mentalidad, un comportamiento, un modus operandi y, también, un modus vivendi. Si alguien del extranjero o de Marte pregunta qué es el PRI, podríamos contestar: es un sistema político en el que los ciudadanos con sus impuestos pagan el costo de las campañas políticas.



Una vez, en el estado del Noroeste que ha dado cuatro presidentes de la República, hubo unas elecciones para gobernador y quedaron muchos acreedores: el de una distribuidora de camionetas Suburban, el dueño de una cadena de restaurantes especializados en barbacoa, el propietario de una empresa de autobuses, una transnacional de hoteles.


“Espérate a que tome posesión el gobernador. Pasas por la Tesorería y te pagamos”.

Eso es el PRI: un sistema de saqueo y de impunidad. En las cargadas a favor de un candidato, como la más reciente, parece que están repartiendo billetes.

En todo momento, todos los días, a todos los niveles, estatal, municipal, federal, algún funcionario se está mochando con un proveedor. Es muy posible que hasta un 50 por ciento del erario público se vaya en corrupción. 

Se lo reparten entre los funcionarios y los proveedores. Eso es el PRI. Porque cuando un proveedor acepta cobrar 100 mil pesos por algo que cuando mucho cuesta 50, de esa manera está extrayendo del erario público 50 mil pesos. 

Ese es el problema: que en México es demasiado fácil robarle a la nación. Hasta se sospecharía que está permitido. 

Todos contra México. Eso es el PRI y si así sucede bajo las administraciones panistas (en Baja California ya se dieron cuenta) es porque el comportamiento de lo panistas es idéntico. Una vez que llegan al poder su primera motivación es ponerse a hacer negocios con sus amigos. La política es dinero.

Más que la corrupción —tan humana, tan tolerada en muchos otros países— el problema es la impunidad. Y la impunidad significa la ausencia del Estado, la imposibilidad de que se cumpla la ley.

Hay cientos de funcionarios a quienes se les sorprende robando. Cuando mucho se les corre, pero nunca van a la cárcel e incluso se les vuelve a dar otro empleo en el Gobierno. Eso es el PRI.

El PRI, el partido de los vividores, sigue siendo posible porque, como decía Jorge Ibargüengoitia, hay una masa corrupta de mexicanos que lo soportamos y que estamos dispuestos a hacer un favor con tal de que nos hagan otros a cambio.

Si ya no hay dinero que robar en las arcas públicas, lo lógico es tramitar unos préstamos. Como lo hizo Eduardo Bours en Sonora o Moreira en Coahuila. 

Los bancos saben que los estados no pueden quebrar y que en el futuro siempre se les podrá cobrar.

Eso es el PRI: la impunidad. Ulises Ruiz y Humberto Moreira hicieron lo que hicieron porque sabían que —en un país en el que ya no existe el Estado— no les iban a hacer nada. 

Gabino Cué, el gobernador de Oaxaca, acaba de perdonar el saqueo de Ulises Ruiz y sus amigos. 

Dijo que no hubo ninguna irregularidad. En Coahuila el Congreso del Estado y el gobernador sirviente de Moreira decidieron que durante los próximos ocho años no se podrán examinar los documentos (muchos de ellos falsificados) que incriminarían al jefe del PRI. Eso es el PRI.

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