martes, 25 de octubre de 2011

AGENDA CONFIDENCIAL

Luis Soto
El exgobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz Martínez, quien ahora trabaja como presidente del Grupo Financiero Banorte, sugirió algunas medidas para que el país salga de la mediocridad económica, laboral, fiscal... en fin, de la mediocridad en general en la que se encuentra desde hace varios lustros.

De nada sirve presumir que macroeconómicamente estamos "de pelos", si eso no es suficiente para generar un mayor crecimiento del PIB (o sea seguimos "jodidos"), quiso decir el prestigiado banquero quien, de entrada, cuestionó la falta de una política industrial que integre las cadenas de valor en la economía, que le permitan al país mejorar la competencia en los mercados.

Sugirió también implementar un IVA generalizado, con algunas excepciones y compensaciones para los sectores más afectados; simplificar el pago de impuestos, aumentar la base fiscal, bajar el Impuesto sobre la Renta, y bajarle unas cuantas rayitas al Presupuesto de Gastos Fiscales.

Con esto y otras cositas se lograría obtener entre 3 y 4 puntos del PIB, apuntó Ortiz Martínez. Algunas de las propuestas, sugerencias, recomendaciones, o como quieran llamarlas del exgobernador del Banco de México y exsecretario de Hacienda, están plasmadas en aquella iniciativa de reforma fiscal que en marzo pasado envió el senador Manlio Fabio Beltrones (en nombre del grupo parlamentario del PRI) a la Cámara de Diputados.

 La misma que algunos de sus detractores calificaron de "sexy"; aquella que los buenos muchachos de la Secretaría de Hacienda y del SAT elogiaron en un documento oficial diciendo:

"La SHCP celebra que el planteamiento de la iniciativa coincida con lo que expertos, analistas y autoridades hemos reconocido en diversos foros: el fortalecimiento de nuestras finanzas públicas, la disminución de nuestra dependencia del petróleo, la ampliación de las bases tributarias, la eliminación de privilegios y el incremento en el universo de contribuyentes para impulsar el desarrollo nacional.

Ello coincide con el espíritu que motivó las reformas fiscales del 2007 y 2009 impulsadas por el Gobierno Federal conjuntamente con el Congreso de la Unión, que han logrado avances importantes en materia tributaria..." y bla, bla, bla.

Pero después "le dieron cuello" con los siguientes argumentos: "Se estima que la iniciativa de los Senadores y Senadoras del Grupo Parlamentario del PRI tendrá un impacto negativo en los ingresos del Gobierno Federal, de las entidades federativas y de los municipios de alrededor de 220 mil millones de pesos anuales, equivalentes a cerca de 1.6 puntos del PIB."

Y desglosa:

"La iniciativa propone
(1) mantener la tasa general en 16%;

(2) gravar los alimentos, excepto una canasta definida, a la tasa general de 16%;

(3) eliminar el régimen especial de la frontera (para incrementar la tasa del 11% al 16%);

(4) gravar a la tasa general de 16% al autotransporte foráneo terrestre de personas;

(5) establecer una devolución de 3 puntos del IVA a las personas físicas que sean consumidores finales, que estén inscritos en el Registro Federal de Contribuyentes, tengan una cuenta bancaria, y soliciten factura."

Sobre la reducción de la tasa del ISR de 30 a 25 por ciento; eliminar el IETU y cambiar el esquema de determinación de la base del ISR devengado a flujo, sin eliminar ningún régimen especial del ISR (que propone la iniciativa "sexy" de Manlio), le respondieron:

"La reducción de la tasa de 30 a 25%, en el largo plazo implica una pérdida recaudatoria anual de casi 70 mil millones de pesos con respecto a los ingresos actuales; la eliminación del IETU tendría un impacto negativo directo de 60 mil 600 millones de pesos, adicional a una posible pérdida de recaudación en ISR, ya que el IETU es un impuesto mínimo del ISR.  Al eliminar el IETU, se suprime el impuesto mínimo de control y se pierde la única defensa del sistema de renta contra los abusos de planeaciones fiscales agresivas y regímenes especiales."


En cuanto al cambio en el esquema de la determinación de la base del ISR de devengado a flujo, el costo neto implica una pérdida de ingresos de cuatro mil 600 millones de pesos, según las dependencias.

De esta forma, la propuesta en materia de ISR tendría un impacto negativo en los ingresos del gobierno federal, las entidades federativas y los municipios de 126 mil cien millones de pesos anuales, subraya el documento.

 En conclusión, expusieron Hacienda y el SAT, la iniciativa de los senadores y senadoras del grupo parlamentario del PRI disminuye sustancialmente los recursos del gobierno federal, entidades federativas y municipios por 220 mil millones de pesos (154 mil para la Federación y 66 mil para entidades federativas y municipios).

¿A quién creerle? ¿Al dueto Ortiz-Beltrones? ¿A los funcionarios de Hacienda y el SAT que presumen de logros macroeconómicos, mientras que casi la mitad de la población sufre algún grado de pobreza? "¡No se hagan bolas!", parece responder Carlos Salinas de Gortari; yo les indico el camino de la felicidad. ¿Cómo?, preguntan los ingenuos. ¡Pues léanme, léanme!, podría responder aquél.

Antes de la presentación del libraco, los historiadores políticos recuerdan a los lectores lo siguiente:

"¿Qué hacer?" es el título de un famoso tratado político publicado en forma de folleto en 1902 por el revolucionario ruso Vladimir Ilich Uliánov, mejor conocido como "Lenin" (1870-1924), líder bolchevique de la Revolución de Octubre de 1917 y creador de la Unión Soviética en 1922.


 "¿Qué hacer?" es también el título de otro folleto -aunque éste difícilmente se hará famoso- publicado en 2011 por el expresidente mexicano, sobre cuya vida y obra es preferible correr el piadoso velo del olvido, y quien de hoy en adelante tal vez preferiría que se le conociera como "Lenin de petatiux”.

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