La legalización con fines médicos,
impulsaría el acceso de los pacientes en estados graves y terminales a
medicamentos más efectivos para aliviar su dolor. Es una industria que podría
desarrollarse en todo el país y Jalisco sería uno de los protagonistas de ello.
Jalisco podría ser en los
próximos años uno de los primeros estados del país que convierta sus actuales
plantaciones ilegales de amapola en toda una industria dentro del marco de la
ley. Un negocio orientado a la producción de morfina y otros opiáceos
requeridos para aliviar el dolor de pacientes en el sector salud.
Las iniciativas que estudia
el Congreso de la Unión para legalizar la producción de amapola con fines
médicos –mismas que han sido vistas con buenos ojos por el gobierno de Andrés
Manuel López Obrador– tendrían impacto no solo en el llamado “Triángulo Dorado”
del norte del país o en los estados del sur, sino también en Jalisco donde su
cultivo se da de forma permanente
En noviembre de 2018, con la
emisión del informe “México: Monitoreo de Cultivos de Amapola 2015-2016 y
2016-2017” elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el
Delito (UNODC) en conjunto con el gobierno federal, se confirmó a esta región
como una de las ocho entidades del país con una presencia relevante de la
adormidera hasta ahora ilegal.
El monitoreo estimó la superficie
de plantaciones de amapola existentes en la República en dos periodos: de julio
del 2015 a junio 2016, con un resultado estimado en 25 mil 200 hectáreas; y
luego de julio del 2016 a junio 2017, arrojando un incremento considerable de
30 mil 600 hectáreas.
“Con la muestra utilizada se
encontraron cultivos de amapola en ocho estados: Sinaloa, Chihuahua, Durango,
Nayarit, Jalisco, Michoacán, Guerrero y Oaxaca (…) otros estados del territorio
nacional no necesariamente están libres de cultivos de amapola, sin embargo
estas áreas son potencialmente pequeñas y el impacto que tendría en el cálculo
de estimación nacional de superficie sembrada es significativamente mínimo”, de
acuerdo con el informe.
El 7 octubre del 2018 la
entonces senadora y actual secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero,
afirmó que la legalización de la amapola sería impulsada: “Sería nada más para
uso medicinal, para fármacos tipo morfina. Hay muchos pacientes que están
teniendo enfermedades terminales en donde sí se requiere morfina y otros
derivados de la amapola para poder tener una muerte digna. Vale la pena luchar
para que estos enfermos terminales así la tengan”.
TIERRAS APTAS
La UNODC también reveló que
Jalisco –y en particular su región norte– forma parte de las zonas del país con
mayor riesgo de seguir presentando cultivos ilícitos de amapola. Esto tras
analizar las variables que facilitan esta práctica, hoy bajo control del crimen
organizado para la fabricación de heroína.
Asimismo, los factores más
relevantes en la predicción del riesgo de cultivos ilegales son la marginación
social y la vegetación: “A medida que se duplica la marginación se produce un
incremento de 105 por ciento en la probabilidad de encontrar cultivos ilícitos
(…) en las áreas de vegetación densa aumenta la probabilidad de cultivos
ilegales en 130 por ciento”
Según registros del Ejército
Mexicano, del año 2007 al 6 de agosto de 2018, se ubicó a Jalisco como el
octavo estado del país con la mayor superficie detectada y destruida de
amapola, con un total de 894 plantíos de 146.32 hectáreas.
Gracias a esto, la Secretaría
de la Defensa Nacional (Sedena) ha clasificado las regiones más propensas en
tres categorías: “Alta incidencia de cultivo de amapola, abarcando los estados
de Guerrero, Chihuahua, Durango y Sinaloa; Mediana incidencia en Nayarit,
Oaxaca, Jalisco, Michoacán y Sonora; los demás estados de la República son
considerados de Baja incidencia”, de acuerdo con el reporte de la UNODC.
MATAR EL DOLOR
Jalisco podría ser pionero en
aportar soluciones a la paradoja que vive actualmente México: un país con más
de 30 mil hectáreas de amapola cultivada de forma ilegal, pero sin acceso a los
opiáceos suficientes para aliviar el dolor de sus habitantes que sufren
padecimientos tales como cáncer o SIDA.
La iniciativa para legalizar
la amapola con fines médicos que presentó el senador Manuel Añorve Baños, del
Partido Revolucionario Institucional (PRI), en octubre pasado, afirma que “al
menos la mitad de personas que mueren anualmente en México, lo hacen sin acceso
a cuidados paliativos, los que generalmente incluyen el suministro de distintos
medicamentos derivados del opio”.
Mientras que en su iniciativa
de 2016 con el mismo fin, el entonces senador Armando Ríos Piter, aseveró que
“los requerimientos de medicamentos derivados del opio son de 19 mil 764 kilos,
pero sólo estuvieron disponibles 482 en el mercado”. Una hectárea de amapola
produce 11 kilos de goma de opio, y de éstos se produce a su vez un litro de
morfina.
En 2015, la Comisión Global
de Política de Drogas señaló en su estudio “El Impacto Negativo del Control de
Drogas en la Salud Pública: la Crisis Global de Dolor Evitable”, que un
estimado 5.5 mil millones de personas –más del 75 por ciento de la población
global– cuenta con escaso o nulo acceso a analgésicos opioides, siendo
consumidos por tan sólo 17 por ciento de la población global
Incluso el extitular de Sedena,
Salvador Cienfuegos Zepeda, llegó a pronunciarse a favor de la legalización de
la amapola, cuando el 5 de octubre de 2018 comentó: “Ya está en la mesa. Creo
que puede ser una salida al problema. Aquí lo único que habría que estar
tratando de ver es cómo se atendería la seguridad de los campesinos que ya no
les van a vender a los delincuentes, sino que le van a vender al gobierno para
hacer la morfina”.
(REPORTE INDIGO/
LUIS HERRERA/ ENE 23, 2019)
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