En marzo de 2014, Dámaso
López Núñez se empezó a reunir con los hijos de Guzmán Loera, Ovidio, Alfredo,
Iván y Joaquín, para coordinar su fuga del Altiplano el 11 de julio de 2015.
Ésa sería la primera de varias reuniones, en las que Emma Coronel Aispuro
llevaba los mensajes del Chapo para coordinar los planes.
“Mi comadre me comentó que me
mandaba decir mi compadre que estaba planeando arriesgarse—fugarse del penal. Y
quería saber si podía colaborar”, dijo López Núñez en la corte federal de Nueva
York el 23 de enero de 2019 en el segundo día de su interrogatorio dirigido por
la fiscal Amanda Liscumm.
Los hijos estarían a cargo de
comprar un terreno cerca del penal y López Núñez tenía que conseguir “una
bodega cerca del Altiplano para que le consiguiera unas armas, una pick-up
blindada”. Otro de los encargos era enviar un reloj con una aplicación de GPS
que diera las coordenadas del lugar. El mensaje que traía Coronel Aispuro era
que le hicieran llegar el reloj a la celda para ver las coordenadas exactas.
Para la primera reunión de
2015, el mensaje que traía la esposa del acusado era que ya se oían los ruidos
de la construcción del túnel debajo de penal. “El plan de mi compadre era que
fuera un fin de semana, sábado o domingo, porque no había funcionarios del
penal”, dijo López Núñez.
Una semana después de la fuga
del 11 de julio de 2015, López Núñez se reunió con el Chapo en La Tuna junto
con Pedrito Loaiza, un narcotraficante de Belice. “Ahí me comentó que tenía
meses que el ruido se oía pero que el concreto estaba muy duro y muy difícil de
romper y causaba muchos ruidos y molestaba a los otros internos, los que se
quejaban”, narró el testigo.
El siguiente año, en enero de
2016, después de la tercera captura de Guzmán Loera (ésta vez en la carretera
entre Los Mochis y Guasave), Emma Coronel Aispuro citó a López Núñez a otra
reunión. Que se planeaba fugar otra vez, que si podía colaborar. El testigo
dijo que accedió, pero no tenía dinero.
Un mes después, la esposa de
Guzmán Loera le hizo llegar 100 mil dólares para la compra de un terreno cerca
del Altiplano. A los dos meses, el acusado fue transferido al penal de Ciudad
Juárez. En una tercera reunión coordinada por Coronel Aispuro, ella explicó que
le habían pagado 2 millones de dólares al Director de Penales federales para
que regresaran a Guzmán Loera al Altiplano. El plan falló.
En sus cartas desde el penal
del Altiplano, el Chapo también coordinaba tráfico de armas y drogas, con un
inventario detallado sobre quiénes tenían qué cantidades.
El testimonio de López Núñez
continúa.
(RIODOCE/ ALEJANDRA IBARRA CHAOUL/NUEVA YORK/ 23
ENERO, 2019)
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