A su padre lo mataron en
Sinaloa. Tiroteado en 1976. Dejó viuda a Doña Irma Heredia. Su hijo es Arturo
Villarreal Heredia. No como le conocíamos en Tijuana, Arturo Villarreal
Albarrán, “El Nalgón”. Todavía lo identificó así la Procuraduría General de la
República (PGR) en agosto 4 de este año. Cuando detuvieron a Ray del Villar. El
joven que andaba acompañado de dos camaradas y un par de damitas. Parrandeaban
y traían una camioneta lujosa: Cadillac último modelo. Provocaron recelo entre
los policías cuando los vieron. Atajados inmediatamente. Apresados. Directo a
las bartolinas. Fue cuando alguien soltó torpe versión: “Es el asesino del
editor de ZETA, Licenciado Ortiz Franco”. Se hizo la escandalera.
Rápidamente, la Procuraduría
General de Justicia del Estado (PGJE) los acarreó con los federales. Se
deshicieron de ellos como si fueran papas calientes. Y el señor Delegado de la
PGR recibió indicación superior: Enviar a los jóvenes directito a la Ciudad de
México. Pero allá descubrieron la verdad: Ray no fue el asesino. Ni siquiera
tenía pizca de liga con el Cártel Arellano Félix. Así quedó claro. La famosa
versión en Tijuana resultó falsa. Por eso les abrieron la celda a los
acompañantes de Ray. “Váyanse”, pero el joven se quedó arraigado. Se le
investiga no por el crimen del Licenciado Ortiz Franco, sino por sus relaciones
con el crimen organizado.
Aclarado que es Villarreal
Heredia y no Villarreal Albarrán, eso no hace cambiar las hipótesis de la PGR y
ZETA. Éstas continúan y firmes. Este hombre ordenó el asesinato de nuestro
editor. Los motivos se mantienen claros: Ortiz Franco, igual que numerosos
reporteros, vio las fotografías publicitadas por la agencia antinarcóticos
norteamericana (Drug Enforcement Administration-DEA). Aparecían docenas. Los
detectives estadounidenses les identificaron e informaron: “Todos pertenecen al
Cártel Arellano Félix”.
Aparte, el editor de ZETA
recibió información confidencial: Entre los crapulosos fotografiados, había un
grupo con notable casualidad. Todos compraron en 40 mil dólares, credenciales
de la Procuraduría General de Justicia del Estado. Así podrían tener más
facilidades para andar de perversos. El Licenciado Ortiz confirmó con otras
fuentes esa información. Luego de comprobada, la publicó. Hasta entró en
detalles. Todos se fotografiaron con iguales saco, camisa y corbata. Muy bien
peinaditos.
Esto fue lo que aparentemente
disgustó a Villarreal Heredia y no Albarrán. Ahora se supo. Corrió la voz entre
los policías ministeriales. Secreteándose: “‘El Nalgón’ anda muy enojado”. Y
como acostumbran los mafiosos matones, primero debieron seguir al periodista en
todos sus movimientos diarios. Por eso se dieron cuenta de que estaba
consultando un terapeuta. Y que iba a mediodía. Las investigaciones de ZETA por
un lado, y la PGR por el otro coinciden: Por lo menos dos agentes de la Policía
Ministerial en Tijuana, acompañaron a Eduardo Ronquillo “El Niño”. Estaban
vigilando entrada y salida del periodista desde las mesas del restaurante Big
Boy en la colonia Revolución. Lo vieron abandonar el consultorio. Salieron para
informar a José Briceño “El Cholo” y Heriberto Lazcano “El Lazca”, mientras
Ortiz Franco iba camino a su automóvil acompañado de sus hijos. Los matones le
siguieron en camioneta. Ahora se sabe que el agente de la Policía Municipal,
Rafael Zárate Vélez, uniformado y en servicio, detuvo el tráfico. Eso facilitó
que los malvados llegaran y ejecutaran al periodista. Luego huyeron rumbo al
Este. Cuadras adelante, se bajaron de la camioneta. Treparon en otro carro para
huir. Más tarde se supo: Una mujer era dueña del vehículo abandonado. Lo
reportó como robado para cobrar el seguro, pero los mafiosos lo usaron para
asesinar.
Hasta ahí las investigaciones
desde hace cinco años y tres meses. La PGR no ha logrado ningún avance. Hay
algo muy significativo. Están perfectamente identificados. Debe saberse dónde
merodean. Recientemente, una versión los ubicó en discotecas de Tijuana.
“Gruperos” les dedicaban corridos a Villarreal Heredia y Briceño. Otra
referencia la hizo el semanario Expediente Público: Hirieron a “El Cholo”
durante las fiestas patrias. Pero las policías no saben nada. Aparte, hay una
situación especial. El revoloteo sobre la investigación casi borró un detalle.
Policías ministeriales nunca averiguaron quién fue la persona que les vendió
credenciales a los mafiosos. Ese eslabón jamás fue sumado al del espinoso caso.
Desde cuando fue publicada la versión de Ortiz Franco, la PGJE jamás desmintió
o corrigió. Su silencio fue harto expresivo. Como mil palabras claramente
dichas o escritas. Lo más notable: Ni a los policías federales o estatales les
ha dado por averiguar este punto. Claro que no cambiarían el motivo ni el fin
del crimen, pero sí pondrían en claro quién de esa Procuraduría está o estaba
ligado con los Arellano Félix.
El apodado “Nalgón” ha sido
astuto. No se le conoce en fotografía o, por lo menos, son raras las gráficas
existentes. Llegó a Tijuana en los años noventa. Fue invitado a Tijuana por los
hermanos Beltrán Murillo. Para más señas, Carlos “El Fitas”. Por cierto, casado
con una hermana de “El Nalgón”. Y Julio, que también está en Tijuana. A Manuel
“El Tuturrutas” lo mataron en Chiapas. Era compadre de Ramón Arellano Félix. Lo
servía al momento que lo ejecutaron. Y aparte está Crescencio, quien pocas
veces se la pasa en Baja California, pero muchas en el poblado Chacala, perteneciente
a Tamazula en el Estado de Durango. La mera sierra. Más cerquita de Sinaloa.
Allí está Manuel, hijo del difuntito. Le dicen “El Panillo”. Tiene un grupo
armado. Hace pareja con un primo, Julio Beltrán Quintero, quien como cadena
interminable, tenía un hermano, Adolfo “El Sinaloa”. Lo mataron mientras estaba
en el restaurante “Los Gavilanes” en Guadalajara.
EL NALGÓN
Originalmente, a “El Nalgón”
lo invitaron los Beltrán Murillo a Tijuana. Sólo para secuestrar. Pero ya
estando en la frontera fueron vistos por asociados del Cártel Arellano Félix.
Les invitaron. Posiblemente fue Aureliano Félix, “El Macumba”, antiguo policía
ministerial de Tijuana, quien les llamó. Era experto en reclutar para el cártel
y fue así como Arturo Villarreal Heredia se puso a las órdenes de Efraín Pérez
Pazuengo, “El Efra”, entonces el hombre fuerte de los hermanos en Tijuana. Pero
el año pasado la PGR descubrió el escondite de estos malandros. Fueron enviados
a la Ciudad de México y de allí a “La Palma”, donde todavía están.
Ya sin “El Efra” como carta
fuerte del Cártel Arellano Félix, nombraron a Villarreal Heredia “El Nalgón”
para encargarse de los pistoleros. Lo primero que hizo fue asociarse muy de
cerca con José Briceño “El Cholo”. No existe una referencia clara, pero sí la
posibilidad de que su acercamiento se debió al temor de perder el liderato.
Luego hubo una época, en 2004, cuando Osiel Cárdenas Guillén y Benjamín
Arellano hicieron amistad estando prisioneros en “La Palma”. Por eso “Los
Zetas” de Tamaulipas ayudaron a los hermanos en Tijuana. Participaron en la
ejecución del Subprocurador de Justicia, Licenciado Rogelio Delgado Neri. Luego
prepararon la fuga del penal “La Mesa” y auxiliaron para asesinar al Licenciado
Ortiz Franco. La historia de estos asesinos está clara. Por lo menos las
procuradurías y menos los narcos, han desmentido tal información. Solamente
falta que los capturen.
NOMBRES, FECHAS Y LUGARES
2004
JUNIO 22.- El
Licenciado Francisco J. Ortiz Franco, editor de ZETA, fue ejecutado de dos
balazos en la colonia Revolución, cuando se disponía a conducir su auto
acompañado de sus hijos.
Ese mismo día fue encontrada
la camioneta usada por los asesinos.
JUNIO Y JULIO
El caso fue investigado por
la Procuraduría de Justicia del Estado.
AGOSTO
La Procuraduría General de la
República atrajo el caso.
2005
Agosto
Ray del Villar fue detenido
en Tijuana. No hubo acusación, pero una versión periodística que resultó falsa,
lo ubicó como asesino del Licenciado Ortiz Franco.
Resultados: Ninguno.
PROTAGONISTAS
* Arturo Villarreal Heredia
“El Nalgón” Detenido
Heriberto Lazcano “El Lazca”
Prófugo
* José Briceño “El Cholo” Prófugo
Carlos Beltrán Murillo Prófugo
Julio Beltrán Murillo Prófugo
Crescencio Beltrán Murillo Prófugo
Eduardo Ronquillo “El Niño” Ejecutado
Rafael Zárate (policía
cómplice) Ejecutado
Dos ministeriales cómplices No identificados
Ray del Villar
Arraigado
* José Briceño “El Cholo”, en
las corporaciones policiacas de Baja California lo ubicaron como muerto en una
disputa por el poder, cuando de suyo padecía una enfermedad terminal. Un
testigo de la PGR “informó” que en efecto había muerto. Ninguna versión ha sido
confirmada por la autoridad.
* Arturo Villarreal Heredia
fue detenido en agosto de 2006. Está preso en Estados Unidos donde cumple una
sentencia de 30 años, impuesta por asociación criminal, tráfico de drogas y
homicidios. No ha sido juzgado por el crimen contra el periodista.
Escrito tomado de la colección “Dobleplana” de Jesús
Bancornelas y publicado por última vez en julio de 2011.
(SEMANARIO ZETA/ DOBLEPLANA /JESÚS BLANCORNELAS/ LUNES, 22 OCTUBRE, 2018
12:00 PM)
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