Lejos del escrutinio público,
la política económica de Andrés Manuel López Obrador, que este sábado asume la
Presidencia de la República, está hecha un caos. La destitución de quien iba a
ser subsecretario de Egresos y fue su principal asesor económico durante la
campaña presidencial, Gerardo Esquivel, no ha sido suficientemente calibrada,
pero se puede argumentar que refleja las tensiones internas en el equipo de
transición. Esquivel fue removido en vísperas de entregar el presupuesto, lo
que es inaudito, y esconde una serie de errores críticos que cometió el equipo
económico en la elaboración del documento que propició el dramático desenlace.
La crisis comenzó el viernes pasado.
Personas dentro del equipo de
transición narraron aspectos generales de una reunión de gabinete que tuvo
López Obrador, a donde no fue convocado Esquivel, en donde hubo fuertes
reclamos de un buen número de futuros secretarios de Estado en contra del equipo
hacendario porque, describieron, era un desastre la asignación de las partidas
presupuestales. El área más afectada era la Secretaría de Agricultura, en donde
el próximo presidente quiere impulsar para regresarle vigor al campo, que tuvo
recortes estimados entre 40 y 50 mil millones de pesos. La segunda que mayor
impacto tuvo fue Educación Pública, donde el recorte superó los 39 mil millones
de pesos.
López Obrador, según las
personas que narraron el encuentro, se molestó con el equipo económico y regañó
públicamente al próximo secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, ordenándole que
“comenzara de cero” en materia presupuestal y quien, con la cabeza gacha,
apechugó la reprimenda. Las quejas que se han generado no sólo provienen de los
futuros secretarios de Estado, sino también de las áreas económicas del
Congreso, que han expresado al equipo de transición que los números que les han
dado para el presupuesto son incorrectos y no había forma de poder acomodarlos
manteniendo la disciplina fiscal.
La responsabilidad primaria
de esas equivocaciones ha sido puesta en Esquivel, quien desde la campaña
calculó mal los recursos disponibles para el gobierno equivocando incluso, la
metodología para realizar algunas de las estimaciones. La primera reunión que
sostuvo el equipo de transición en la Secretaría de Hacienda fue una sorpresa
para los representantes de López Obrador, que no sabían cómo se estructuraba y
asignaba del presupuesto, y sólo preguntaban si eso que les mostraban, era todo
el dinero disponible.
En otras reuniones los
técnicos de Hacienda cuestionaron los números de Esquivel, quien decía que el
error era de los hacendarios no de él, hasta que exhibido cuando le demostraron
que al calcular el IVA en la frontera, lo había hecho a partir de las ciudades,
cuando debía haberlo hecho sobre la recaudación en los municipios. La
diferencia en las estimaciones era de 30 mil millones de pesos. Esa promesa de
campaña, tuvo que ser pospuesta y no estará incorporada en el presupuesto.
Qué tanto influyeron los
errores de Esquivel en su remoción, no está claro todavía, pero la revolución
interna en el equipo económico de López Obrador llevó a reuniones urgentes,
incluso el lunes por la noche, para poder armar todo el equipo que estará a
cargo de la política económica en Hacienda y en la Presidencia de la República,
bajo la dirección de Urzúa y del próximo jefe de Oficina, Alfonso Romo. Pero
enviar a Esquivel al Banco de México para ocupar el puesto de subgobernador de
Roberto del Cueto, quien adelantó su renuncia a diciembre, tampoco es una buena
señal para los mercados, que están reaccionando con mucho nerviosismo por la
incertidumbre y un incremento en el riesgo país, y que verán esa designación
como una pérdida en la autonomía del banco central.
A decir de los expertos, la
designación de Esquivel muestra el desconocimiento de López Obrador y su equipo
económico de la hipersensibilidad de los mercados, que reaccionan e interpretan
instantáneamente ese tipo de decisiones, en particular con López Obrador, que
les provocó una alta dosis de incertidumbre tras la cancelación del aeropuerto
en Texcoco mediante una consulta ciudadana. A diferencia de la designación de
un Jonathan Heath, con un perfil altamente autonómico, que reemplazará a Manuel
Ramos Francia como subgobernador del Banco de México, López Obrador compensó a
Esquivel con otra subgubernatura, quien será percibido invariablemente como
subordinado del próximo presidente.
Esa es una sola razón por la
que lo verán negativamente. Esquivel es un economista bien preparado en
términos académicos, pero heterodoxo. Esta característica se suma a que al ser
una extensión de López Obrador en el Banco de México y apuntado a sustituir a
Alejandro Díaz de León como gobernador de la institución, es altamente probable
que la política monetaria sea más flexible y actúe en concordancia con la
Secretaría de Hacienda, donde el jefe real será López Obrador. “La Junta (de
gobierno del banco) va a funcionar peor”, dijo un manejador de fondos en
Estados Unidos que conoce el Banco de México, Hacienda y a los protagonistas
del actual y próximo gobierno. “Es un co-piloto que va a mandar sobre el
piloto”. Los presagios no son alentadores.
Se anticipa un Banco de
México más desordenado, que es lo que menos le interesaría a López Obrador en
este momento, y un mar de incertidumbre por el bajo nivel, estimaron analistas,
de la próxima subsecretaria de Egresos, Victoria Rodríguez. Esta crisis
inconclusa en el equipo económico del presidente electo, llegó en el peor
momento y en las peores condiciones, donde hay altas expectativas para que
cumpla todas sus promesas de campaña, pero no hay dinero suficiente ni, por
ahora, un presupuesto claro y definitivo que entregar al Congreso.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
(EJE CENTRAL/ ESTRICTAMENTE PERSONAL RAYMUNDO RIVA
PALACIO//28 DE NOVIEMBRE DE 2018)
No hay comentarios:
Publicar un comentario