viernes, 24 de junio de 2016

DEBE REGRESAR RAFAEL PAVLOVICH PREDIO AL EJIDO EL BAJÍO


Orden del Tribunal Agrario:

Durante tres meses “El Tío incómodo” usufructuó ilegalmente  para su peculio cerca de mil 800 hectáreas donde se ubicaba la mina La Herradura, de Caborca, embargada a favor de  los ejidatarios mediante juicio de amparo. Durante ese tiempo fueron evidentes los actos de saqueo de oro y plata suspendidos en una solución cianurada y que en el mercado de metales pudiera alcanzar un precio superior al millón de dólares.

Mientras, seis ejidatarios aún permanecen privados de su libertad por una demanda de despojo y robo que enderezó en su contra Rafael Pavlovich Durazo, aun cuando se comprobó que usurpó la figura de depositario de los terrenos ganados a la mina La Herradura, sin tener personalidad jurídica ni los derechos ejidales para ello, pero le cobijó el brazo benévolo de la Procuraduría para pretender despojar al ejido de una parte de sus terrenos, justo donde aún hay residuos de metales preciosos dejados por la minera gringa que perdió el pleito ante el núcleo agrario y que duro varios años.

El Tribunal  Unitario Agrario del Distrito 28 con sede en Hermosillo, Sonora emplazó al ciudadano Rafael Pavlovich Durazo para que de manera inmediata deje de ocupar las tierras del ejido El Bajío, de Caborca, y se abstenga de custodiarlas, retenerlas o hacer uso y goce de ellas en la explotación de mineral y dejarlas libremente a disposición de sus legítimos dueños pertenecientes al núcleo agrario.

En juicio agrario promovido por los ejidatarios de El Bajío, Carmen, Jacinto  y José Concepción, todos de apellidos Cruz Pérez, así como los hermanos Abel y Erasmo Cruz López,  denunciaron hace tres meses  a  Pavlovich Durazo por el  ilegal apoderamiento de mil 824 hectáreas de tierras de uso común del ejido El Bajío, sobre las cuales demuestran tener derechos plenos.

La intentona de apoderarse del predio sobrevino cuando el denunciado fuera nombrado depositario de los bienes ejidales, no obstante carecer de personalidad jurídica y no ser derechoso del usufructo de dichas tierras, que por años el ejido El Bajío disputó su propiedad -y finalmente la ganó- en  un largo  litigio contra una empresa minera gringa, conocida en la región como mina La Herradura, dedicada a la extracción de oro y plata en tierras ejidales.

El Tribunal Agrario determinó que hubo irregularidades durante la ejecutoria  de una sentencia de amparo emitida por el primer Tribunal Colegiado en Materia Penal  y Administrativa del Quinto Circuito,  en favor de los derechos de propiedad de mil 824 hectáreas y que ilegalmente usufrutuaba la minera Penmont  S. de R.L de C.V, (La Herradura) en perjuicio de los ejidatarios.

Por inexplicable razón, y de manera ilegal, el actuario judicial que desahogo aquella diligencia de restitución del bien ejidal a sus legítimos propietarios, de nombre Arnoldo Vázquez Quintero  incluyó al citado Rafael Pavlovich Durazo como “socio” del ejido y  depositario de los bienes que se reintegraban a la familia Cruz, justamente mediante dicha diligencia judicial.

Fue el 14 de marzo del año en curso cuando el acusado quedó en calidad depositario de los bienes ejidales en disputa; su primera reacción fue demandar por la vía penal el desalojo de los propios dueños del predio que ilícitamente explotó  la mina por años.

El 28 de marzo pasado el usurpador de la depositaría ejidal enderezó una denuncia penal  contra los ejidatarios por presunta comisión del delito de despojo ante el MP DE Caborca; Increíblemente,  dos semanas después la averiguación quedaba integrada y el representante social ejercitaba la acción penal contra los ejidatarios, quienes, por un plumazo del Procurador, de víctimas pasarían a victimarios.

El caso fue considerado por los ejidatarios de El Bajío como una clara muestra del tráfico de influencias y abuso de poder en que incurrió la  Procuraduría de Justicia del Estado, al violentándola seguridad jurídica de los acusados de un delito al negarles el derecho a la declaración ministerial, además de que al actual con suma diligencia y prontitud la Procuraduría dejaba claro su intención de proteger los intereses antijurídicos perseguidos por Pavlovich Durazo, a saber, tío de la Gobernadora,  Claudia Pavlovich Arellano.

El procedimiento ministerial incluyó ejercitar ordenes de aprehensión contra los ejidatarios que se oponían a que el espurio depositario los despojara de sus tierras y el 12 de abril acudieron a El Bajío 24 patrullas de la Policía Estatal de Sonora y al menos tres de la Policía Municipal de Caborca, además de diversos civiles, para desalojar a los campesinos y despojarlos de lo que son legítimos dueños: sus tierras en el ejido El Bajío.

El acto fue considerado de barbarie y de transgresión al estado de derecho por la defensa legal de los ejidatarios y denunciaron públicamente a la Procuraduría de Justicia por haberse excedió en sus atribuciones, particularmente al ejercer la acción penal y privar de la libertad a los campesinos Erasmo Santiago Santiago, Simón Santiago Morales, Pedro Santiago Morales, Bartolo Pacheco Santiago y Salvador Ibarra Morales.

Los ejidatarios hasta el cierre de esta edición continuaban privados de su libertad en el Centro de Readaptación Social de Caborca, acusados de un delito que no cometieron.

Los legítimos dueños de las tierras ejidales se dieron cuenta de la forma en que Pavlovich Durazo manipuló la diligencia del actuario judicial para usurpar la figura de depositario de las mil 800 hectáreas de terreno y los bienes muebles embargados a la empresa minera como medio de pago indemnizatorio a los ejidatarios.

El proceder rapaz del denunciado dejó claro que previamente había pactado con la firma minera gringa a efecto de proseguir con la extracción de mineral en beneficio de ambos y en perjuicio del ejido El Bajío, a quien por orden judicial se le adjudicaba la legal posesión de todos los bienes localizados dentro del ejido.

Los ejidatarios calculan que durante los tres meses que Pavlovich usufructuó ilegalmente la mina en calidad de depositario -sin serlo-,  apoyado siempre por  maquinaria y equipamiento facilitado por la minera, y resguardado el saqueo por la propia fuerza pública del estado y el municipio de Caborca, Pavlovich usufructuó para su peculio y de terceros confabulados, grandes  cantidades de oro y plata sustraídos ilícitamente.

La cantidad en volumen no ha sido cuantificada por los perjudicados ni el precio que alcanzo el metal hurtado en un eventual mercado, pero es de suponer  que fácil alcanza una renta de cientos de miles de dólares.-

Ante ello, los ejidatarios demandaron la inmediata libertad de los seis ejidatarios privados de su libertad en el Cereso de Caborca al quedar desvanecidos las pruebas en su contra, toda vez que ha quedado claro en la sentencia del Tribunal Unitario Agrario que  Pavlovich Durazo  jamás tuvo la personalidad legal para representar el ejido y, peor aún,  cuando la Procuraduría actuó con dolo y lo consideró como víctima de un delito cuando en realidad su proceder configuró una acto delictivo y doloso que la autoridad debió perseguir y no lo hizo.

Por otro lado, los perjudicados adelantaron que buscarán por los medios legales les sea restituido el usufructo de lo hurtado durante el periodo en que los terrenos quedaron en ilegal depositaría de Rafael Pavlovich, pues en el juicio de amparo principal, la justicia de la Unión les garantiza la propiedad sobre las tierras y cualquier  usufructo del material que en ella se haya localizado en cualquier forma en el ocurso del litigio.


(DOSSIER POLITICO/ Fernando Gutiérrez R. / 2016-06-24)

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