Los
narcos le encontraron la cuadratura al sistema. Empezaron, hace décadas,
tirándoles migajas a los policías y
luego sobornaron a los jefes. Más tarde se hicieron amigos de presidentes
municipales y gobernadores y les sacaron todo el provecho que se pueda
imaginar. Después ellos mismos pusieron gobernadores. Ya era habitual que
decidieran quién iba a ser presidente municipal, ya no se diga síndico y
regidor. Y quiénes no, que el veto también es importante. Fieles a las reglas
de la mafia, cuando no han arreglado por las buenas sus negocios, plomo les ha
sobrado.
También
se modernizaron. En vez de matar periodistas, los compraron. Reporteros de la
calle y editores. Atrás quedó la amenaza cuando llegó el dinero. Decenas de
colegas en la nómina, las notas las decidieron ellos. Esta sí y esta no; esta
así y esta asá. La opinión pública, concluyeron, es importante.
Pero
no solo eso, también la presión social. Un día se les ocurrió presentar
denuncias en alguna oficina de derechos humanos y les funcionó. Después
llevaron a visitadores y reporteros a alguna comunidad para que levantaran
testimonios de los desmanes de las fuerzas armadas, y también les dio
resultados. Cuando eso ya no fue suficiente, bajaron por cientos de la sierra
armados de pancartas y consignas: “¡Fuera el Ejército de nuestras
comunidades!”; “¡Militares asesinos!”. En las colonias populares contrataron a
cientos de “manifestantes” que luego irían, por 500 o mil pesos, a golpear las
rejas de la Novena Zona Militar y a quemar monigotes de cartón en la III Región
Militar.
Fue
una estrategia del narco la presión social, que también les dio resultados.
Sobre todo en la época en que en la Novena Zona fue jefe el general Rolando
Eugenio Hidalgo Eddy, los narcos acudieron a todas las armas posibles para
sacarlo de aquí. Un día le tiraron en las puertas del cuartel el cuerpo de un
hombre que, según ellos, había sido utilizado por el Ejército como “dedo”.
Meses más tarde regaron en varias partes de la ciudad perros destrozados y
coronas con mensajes lapidarios para el general: “Copela o cuello”.
Unos
cárteles y otros han acudido a las armas mediáticas para denunciar o persuadir,
casi siempre el gobierno como destinatario. Cuando detuvieron al Chapo Guzmán
en Mazatlán, en febrero de 2014, cientos de jóvenes se manifestaron para protestar
ante los ojos atónitos del mundo. También aquí hubo inducción, aunque la carga
de espontaneidad fue evidente: jóvenes enajenados que querían salir en la tele
defendiendo estúpidamente a un criminal. El Chapo es, para muchos mexicanos, un
héroe.
Ahora
es la Marina Armada de México el blanco de las protestas. Su protagónico papel
en la lucha contra el narcotráfico y los desmanes cometidos en las ciudades y
en comunidades rurales y serranas, le ha ganado la animadversión de mucha
gente. Y esto está siendo aprovechado por quienes más se sienten afectados con
su presencia: los narcos. Por eso las manifestaciones en Tamazula y por eso las
dos docenas de mantas que aparecieron en varios municipios de Sinaloa, donde
denuncian estos atropellos. Lo mismo hizo el Cholo Iván cuando el Ejército
asesinó a su novia, María Susana Flores, durante una persecución: tapizó varias
ciudades con narcomantas, en un juego mediático para sacar del 42 batallón de
infantería al general Felipe Gurrola Ramírez, a quien acusó siempre de proteger
al Chapo Isidro.
La
Marina ha sustituido al Ejército en muchas de las tareas del gobierno federal
contra el narcotráfico y va por el mismo camino del desprestigio en que ahora
se encuentra éste, debido a la gran corrupción que lo envolvió y a los
atropellos cometidos a lo largo y ancho del país. Pero, al parecer, el gobierno
no tiene más opciones. Y mientras no corrija el proceder de la Marina cuando
irrumpe en pueblos y ciudades con la consigna de disparar contra lo que se
mueva, le estará dando razones a los que dice combatir para alimentar sus
armas. No las que disparan plomo y fuego, sino las que van a la conquista de la
opinión pública: algo que a los narcos les importa mucho, ya lo han demostrado.
BOLA Y CADENA
EL
DÍA QUE FUERON COLOCADAS las mantas alusivas a la Marina, la policía detuvo a
tres muchachos que fueron contratados para colgarlas en algún lugar. Se movían
en un auto robado y al parecer de ahí se agarrará la procuraduría de justicia
para consignarlos. No se conoce el contenido de las mantas que estaban en su
poder, así que no se sabe si aplica la reforma al código penal en 2013, que
castiga con hasta 15 años de prisión a “quien elabore, imprima, fabrique,
proporcione, posea, desplace, traslade, aloje, aplique o instale expresiones
impresas en lugares públicos o mensajes producidos por cualquier otro medio que
contengan advertencias o amenazas en contra de servidores públicos,
instituciones públicas y del Estado”.
SENTIDO CONTRARIO
LA
QUE AL PARECER TRAE UN TRÉBOL de cuatro hojas bajo la manga es Karla Gabriela
Peraza Zazueta, quien llega como presidenta del Instituto Estatal Electoral.
Alfil de Gerardo Vargas Landeros en el todavía Consejo Estatal Electoral desde
que fue ungida como consejera en enero de 2013, será pieza perfecta en los
planes del actual gobierno de aquí hasta que termine el sexenio. Y de Gerardo
en particular.
HUMO NEGRO
LO
MÁS RELEVANTE DE LOS CAMBIOS anunciados el pasado jueves por el gobierno
federal, son los que no se hicieron. La estrategia contra las drogas será
igual, con los mismos cuestionados elementos. Las fuerzas armadas, es la verdad
histórica, se mandan solas.
(RIODOCE/
COLUMNA “ALTARES Y SÓTANOS” DE Ismael Bojórquez/30 agosto, 2015)
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