LA RUANA, MICH.
(Proceso).- Hipólito Mora, fundador de las autodefensas de esta demarcación, y
Luis Antonio Torres, El Americano, comandante de las fuerzas rurales de Buena
Vista Tomatlán, señalan al comisionado Alfredo Castillo Cervantes como el
principal responsable del enfrentamiento del martes 16.
No es la primera
vez, dicen, que se exacerban los ánimos. Ya el 29 de julio pasado hubo un
diferendo en el cual hubo por lo menos 14 muertos y Castillo no actuó, pese a
que fue advertido con antelación, comenta Mora.
–¿Usted lo alertó?
–se le pregunta.
–Desde hace muchos
meses. Incluso tengo como testigos a muchos periodistas. Le supliqué que
pusiera atención sobre todo al Americano.
Mora afirma que la
Gendarmería ya había abandonado la comunidad cuando su gente fue atacada por
los seguidores de aquél.
Luego de la
confrontación del martes 16 en la que murió su hijo Manolo Mora Moreno, El
Americano dijo que todo se inició cuando la Gendarmería abrió fuego contra su
grupo.
Y no obstante que
hay una grabación donde se escucha cuando ordena el ataque, reitera que él sólo
respondió al fuego de los aliados de Mora. “No sabemos qué pasó, qué arreglo
tenían los de la Gendarmería con el grupo de Hipólito”, comenta.
Relata que cuando él
y su grupo fueron atacados transitaban por la avenida principal de la
comunidad, e incluso muestra los impactos de bala que recibió la camioneta en
la que viajaba: “Una persona de Hipólito o de las mías no puede dejar impactos
de una M60. Tenemos audios y ahí se escucha cómo detonan sus carrilleras. Esas
son armas de la Gendarmería”.
El Americano dio su
testimonio ante el subprocurador de Apatzingán, Victorino Porcayo, y el
subprocurador de Lázaro Cárdenas, José Juan Monroy, horas después que Mora,
quien asegura en entrevista que el culpable de todo es el comisionado y aclara
que el enfrentamiento no se debió a enconos personales entre él y El Americano.
Cuando el
corresponsal le pregunta sobre las fallas en la estrategia del gobierno
federal, Mora responde: “Yo no quiero venganza, sino justicia; quiero saber qué
pasó y dónde queda el acuerdo (para pacificar la región). Siempre he pedido al
gobierno seguridad en la localidad. Si hay un pueblo con alto riesgo de enfrentamiento,
ese es La Ruana”.
–Ya le tomaron su
declaración. ¿Qué les dijo?
–Ya les explique
cómo pasaron los hechos. Les dije a los dos que me la tomaron: “Chingo a mi
madre si va una mentira”.
–¿Le preguntaron si
disparó?
–Sí.
–¿Qué les contesto?
–La verdad: sí
disparé. Lo hice para defenderme. Estoy seguro que no le pegué a nadie… Siempre
he aceptado las cosas como son. No me gustan las mentiras.
“Siempre voy a decir
la verdad”
Le preocupa, dice
Hipólito Mora, que le vayan a inventar delitos e intenten encarcelarlo de nueva
cuenta.
–¿Quiénes?
–Alfredo Castillo.
–¿Le tiene miedo por
su familia?
–No, no. Ahí está mi
familia. Me mataron a mi hijo.
Pese a ello,
confirma que seguirá participando sin dejar las armas. “Ni uniforme ni una
gorra van a cambiar mi forma de pensar. Yo voy a seguir siendo Hipólito Mora;
esté donde esté, siempre con los mismos pensamientos”.
–¿Ha tenido más
amenazas del otro grupo?
–No. Ya consiguieron
lo que querían: matar a mi hijo.
Con la voz
entrecortada relata que solían decirle a sus seguidores: “Prepárense porque
está cerca su final”. Yo les decía a los muchachos que no les contestaran.
Pensaba que el gobierno se encargaría de detener a los agresores, pero fue
inútil.
–El comisionado
Castillo insiste en que el del martes 16 no fue un pleito entre autodefensas y
fuerzas rurales, sino entre usted y El Americano…
–Yo nunca he
discutido con El Americano; nunca le he dicho una mala palabra ni él a mí, a
pesar que es la persona que más odio en la tierra. Él también me agarró mucho
coraje desde que descubrí que estaba dejando entrar a su grupo a personas
cercanas al Chayo, a La Tuta. Él mismo lo ha declarado: hay muchos
“arrepentidos” por aquí.
–¿Ha crecido la
delincuencia desde que llegó Castillo?
–Ustedes lo están
viendo. Todos lo estamos viendo, no sólo quienes vivimos en Michoacán. Todos
los días hay decapitados, secuestrados, asesinados. Ahí está el caso de la
joven enfermera de Uruapan, quien fue degollada; también las extorsiones, los
secuestros, el ocultamiento de la verdad.
“La situación ha
empeorado, pésele a quien le pese. Yo siempre voy a decir la verdad, por eso me
pasó lo que me pasó. Castillo faltó en su deber de pacificador.”
–¿Cree que él
intente fabricarle alguna responsabilidad por el enfrentamiento del martes 16?
–Ojalá no lo haga.
Ya estuve dos meses, 65 días en la cárcel injustamente. En esta ocasión lo
único que hice fue defenderme.
–¿Identifica por
nombre o apodo a quienes iniciaron el ataque?
–No. Era mucha
gente, unos 400. No voy a dar ningún nombre para que lo metan a la cárcel. No
lo voy a hacer. Hay mucha gente a la que no conozco.
–¿Qué tipo de
armamento traía la gente del Americano?
–Lanzagranadas,
armas de calibre 50, cuernos de chivo, R-15; AR-15. Hay evidencias. Vinieron
los peritos y vieron los impactos.
–¿Fue la Gendarmería
la que inició el tiroteo, como dice El Americano?
–No, es mentira.
Estos muchachos están haciendo bien su trabajo.
–¿La falta de
interés del comisionado ocasionó eso?
–Es posible.
Quisiera que no pasara otra vez. Quisiera que el dolor que estoy sintiendo
ahorita no lo tuvieran los padres, hijos y amigos de los otros 10 muchachos.
(PROCESO/
FRANCISCO CASTELLANOS J./23 DE DICIEMBRE DE 2014)
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