VOORBURG,
HOLANDA (apro).- “Nos acostumbramos a vivir con la tristeza de la
muerte de nuestra hija Hester. Es la realidad, no la podemos traer de
regreso. Pero además, después de tanto tiempo, francamente pensábamos
que encontrar a su asesino sería un milagro”, confía Arsène Van Nierop,
sentada junto a su esposo Roeland en el comedor de su casa a las afueras
de La Haya.
“Estamos felices de que hayan agarrado al asesino”,
explica Arsène, quien tras un profundo respiro afirma, con una sobria
sonrisa: “¡Eso te da una nueva fuerza!”
La entrevista tiene lugar
cuatro días después de la noticia que hizo brindar a Arsene con su
familia. El viernes 24, la Procuraduría General de la República (PGR)
informó que elementos de la Oficina de Operaciones de Aplicación de la
Ley y Expulsión del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de
Estados Unidos habían entregado ese mismo día a las autoridades
mexicanas, en el puente fronterizo Stanton, al presunto asesino de la
ciudadana holandesa Hester Van Nierop, Ramiro Adame López, alias Roberto
Flores.
Adame López es acusado de haber violado y estrangulado a
la holandesa de 28 años en una habitación del hotel Plaza de Ciudad
Juárez, Chihuahua, el 19 de septiembre de 1998. Empleados del
establecimiento lo reconocen como la persona que, acompañada de Hester,
rentó el cuarto 121 bajo el nombre de Roberto Flores, para una hora
después salir del sitio ya sin ella, quien fue encontrada muerta al día
siguiente por una encargada de la limpieza.
La joven europea se
dirigía a Estados Unidos para continuar con sus estudios de
arquitectura, luego de pasar unos días de vacaciones con su hermana y
sus padres en México. Las autoridades mexicanas, tanto federales como
las del estado de Chihuahua, tomaron más de 15 años para detener al
sospechoso, a pesar de que desde diciembre de 1998 ya conocían su
nombre, domicilio y señas particulares, y de que existía una orden de
aprehensión en su contra girada por un juez desde 2004 (Proceso 1494).
Arsène
comenta a este semanario que en octubre pasado recibió una llamada de
Ellen Beijers, la primera secretaria de la embajada de Holanda en
México, quien le avisó que las autoridades de México les habían
comunicado que un sospechoso había sido localizado en una prisión de
Mississippi, Estados Unidos.
Pensando que se trataba de un engaño
más de la justicia mexicana –que había encontrado un chivo expiatorio–,
Arsène confiesa que la noticia sólo la tomó con seriedad hasta que, tres
días después, la llamó por teléfono una agente de la agregaduría en
Washington de la policía holandesa, corporación que desde 2008 sigue las
investigaciones del caso.
Arsène narra que la agente le dijo:
“Estoy segura en 95% que es la persona que buscamos”, y le explicó que
el sujeto había sido hallado por la policía mexicana gracias a una
página de Facebook en la que aparecían fotos de él mostrando el tatuaje
en un brazo de una mujer desnuda rodeada de flores, así como la oreja
derecha desfigurada, rasgos físicos que correspondían con los del
presunto criminal.
Secreto
Pocos
días después, los Van Nierop viajaron a México. El 2 de noviembre,
acompañados por su representante legal, la abogada Luz Castro, se
entrevistaron en Juárez con Jorge González Nicolás, fiscal general del
estado de Chihuahua. Castro le reclamó al funcionario estatal que las
autoridades mexicanas no le hubieran informado de la localización del
sospechoso y que fuera la embajada holandesa la que la enteró de los
hechos.
“Luz se quejó de que él no le hubiera contestado ninguno
de los correos que le había enviado para preguntarle sobre el caso. El
procurador se comprometió a mantenernos informados. Pero eso no ha
ocurrido hasta ahora”, acusa Arsène, agregando que ni la PGR ni la
fiscalía especializada al mando de Jáuregui notificaron a su abogada del
proceso de deportación de Adame López.
Días después, Arsene,
Roeland y Castro sostuvieron reuniones en la Ciudad de México, entre
otras con Juan Carlos Gutiérrez Contreras, titular de la Unidad para la
Defensa de los Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación (Segob),
en la que también estuvo presente el embajador holandés en México, Dolf
Hogewoning.
“Ahí se nos dijo que (Adame López) sería liberado el
14 de enero porque estaba acusado de un delito menor. La deportación
tuvo lugar el 24, por lo que fueron 10 días de terrible tensión para
nosotros”, refiere Arsene quien, preocupada de que algo no saliera bien,
se comunicó en varias ocasiones con la policía holandesa en Washington,
que le contestaban que estuviera tranquila, que uno de sus agentes
acompañaría al hombre hasta la frontera con México, y así ocurrió.
El
viernes 24, a las 18:12, hora de Holanda, Arsene fue avisada por la
policía de su país que la deportación del presunto criminal había
transcurrido correctamente unos minutos antes.
Anteriormente, en
la reunión de principios de noviembre en el Distrito Federal, la
Secretaría de Gobernación (Segob) solicitó a la familia que mantuviera
en secreto la noticia de la localización de Adame López, lo cual no fue
respetado por el propio gobierno.
El 20 de noviembre último, la
Fundación Hester –creada por Arsene en 2006 para darle visibilidad
internacional a los feminicidios y apoyar a mujeres víctimas de la
violencia en Juárez a través de Casa Amiga— organizó en la Biblioteca
Pública de Ámsterdam una conferencia en torno a los feminicidios en
México. En ella participó el ministro de Relaciones Exteriores de
Holanda, Frans Timmermans, además de periodistas, académicos y otros
políticos. Había un público de más de 200 personas.
“Hablamos de
la terrible situación que prevalece en México, pero jamás dimos la
noticia de la identificación del sospechoso. Habíamos invitado al
embajador mexicano en Holanda, Eduardo Ibarrola Nicolín, pero no pudo
estar y envió en su representación a Lourdes Suinaga (la responsable de
asuntos económicos y derechos humanos de la embajada)”, relata Arsene.
Casi
al finalizar el evento –prosigue–, Suinaga pidió la palabra para decir
que la situación mejoraba en México y que se están resolviendo 64% de
los casos de feminicidios, y también reveló que el sospechoso del
asesinato de Hester estaba localizado, pero que había que esperar un
poco para divulgarlo.
“Le escribí después un correo diciéndole que
agradecía su presencia en el evento, pero que debíamos hablar sobre la
manera en que difundió la información del sospechoso, por lo que le pedí
una cita”, explica Arsene.
Como Suinaga no respondía, unos días
más tarde la llamó: “Finalmente aceptó verme, pero siempre hay que
empujar y empujar, y gastar mucha energía para obtener la atención de
las autoridades mexicanas”, lamenta.
Activismo incómodo
–Después
de 15 años de batallar sin éxito para que las autoridades mexicanas
capturaran y enjuiciaran al hombre que asesinó a su hija, ¿a qué
atribuye la sorpresiva localización de Adame López? –se le pregunta a
Arsene.
–Creo que las autoridades mexicanas nunca se imaginaron
que el caso de Hester atraería tanta atención internacional. Le dieron
el mismo trato que a cualquier feminicidio ocurrido en Juárez o en
México. Al principio nosotros ni siquiera sabíamos que era necesario
tener un abogado que presionara la solución del crimen, pues en Holanda
ese es el trabajo de la policía, así que depositamos toda nuestra
confianza en la policía mexicana.
Actualmente, continúa Arsene,
“el ministerio de Exteriores de Holanda siempre pone en la mesa (de sus
relaciones con México) el caso de Hester; cuando la reina Beatriz estuvo
en México (en noviembre de 2009) uno de los temas que tocó fue el de mi
hija; y luego, en septiembre de 2011, llevamos el caso a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el cual sigue su curso. Todo
eso incomoda al gobierno mexicano” (Proceso 1786).
El
crimen de Hester prescribía este año, pero en noviembre las autoridades
mexicanas le informaron que el plazo se había extendido hasta 2033, ya
que, dijeron a Arsene, las investigaciones habían comenzado muy tarde.
Meses antes, en mayo, el embajador Ibarrola había fijado esa fecha en
2018.
Arsene evoca dos ocasiones en que funcionarios mexicanos
quisieron acallar su activismo. En su primera visita a Juárez, en 2004,
la entonces fiscal federal para la investigación de homicidios de
mujeres, María López Urbina, les dijo que no debían hablar del caso con
la prensa pues, argumentó, el asesino podría modificar su rostro.
El
otro intento ocurrió en febrero de 2006, luego de que el entonces
secretario de Relaciones Exteriores del gobierno de Vicente Fox, Luis
Ernesto Derbez, se negara a sostener un encuentro con los Van Nierop
durante su gira en La Haya. Posteriormente, cuenta Arsene, Sandra
Fuentes-Beráin, quien era la embajadora mexicana en Holanda, los invitó a
almorzar sólo para reclamarles que hubieran aceptado hablar con Proceso –cuya agencia Apro
publicó un artículo sobre el tema– y para advertirles que la diplomacia
de un país pequeño como Holanda no se comparaba con la de uno grande
como México.
“Pero nosotros nunca nos callamos”, expresa Arsene,
quien en abril presentará en Juárez, la ciudad de Chihuahua y en el
Distrito Federal la versión en español de su libro Gritos de socorro en Juárez, el cual fue publicado en holandés en 2010.
Más
tarde será también presentado en el Parlamento Europeo, entre otros,
por el eurodiputado Raúl Romeva, quien es entrevistado por José Zepeda,
el exdirector del departamento latinoamericano de Radio Nederland, en un
capítulo que aborda los acontecimientos más recientes del caso de
Hester y que será añadido a esta edición, la cual saldrá publicada por
la editorial Random House Mondadori.
/ 31 de enero de 2014)
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