A la familia
de Consuelo Ramos, desplazada por la violencia en dos ocasiones de su pueblo La
Mesa, en la sierra de Sinaloa de Leyva, no se le ha acercado alguna autoridad
para apoyarlos
CULIACÁN.- En un cuarto de menos de 5 metros cuadrados
habita una familia de 30 miembros. Al menos 18 son menores de edad que no están
en el Registro Civil, no van a la escuela y no saben leer.
Es la familia de
Consuelo Ramos, desplazada por la violencia en dos ocasiones de su pueblo La
Mesa, en la sierra de Sinaloa de Leyva, y que apenas vive en la Colonia Lázaro
Cárdenas desde hace siete meses sin que a la fecha alguna autoridad se haya
acercado. Pero tampoco recibieron ayuda allá, arriba, en su pueblo.
Macaria de 67 años,
la matriarca de la familia, cuenta que antes de venirse para Culiacán les
llegaban comentarios de que en los pueblos de abajo, cerca de Sinaloa de Leyva,
entregaban despensas y apoyos, pero nunca subían a La Mesa y ranchos de los alrededores.
"Sí
escuchábamos que la despensa, que el apoyo, pero en los ranchos que están a una
hora ahí nomás de Sinaloa, nosotros vivíamos cuatro horas arriba en la sierra,
pegados ya casi a Chihuahua, oiga, para allá nunca llegó la ayuda", dice.
Abandonaron su
pueblo natal por vez primera en 2012, cuando la violencia empezaba a
recrudecer. Llegaron
a Culiacán, pero
unos meses después decidieron regresar, pues la situación no mejoró en la
ciudad.
"Eso fue en
noviembre del 2012 y fuimos y pasamos otra vez y nos bajamos en junio el año
pasado", dice Consuelo.
"Los últimos
meses que estuvimos allá arriba casi nos la vivíamos en el monte, con los
chiquillos llorando por el hambre y muriéndose de sed, no podamos ni bajar pa'
las casas porque estaba muy feo".
(Con
información de Nancy López)
(NOROESTE/REDACCIÓN
/16-01-2014)
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