Agueda Barojas Ontiveros
Han transcurrido 20 días del 2014 y la descomposición social y política que muestra nuestra ciudad es alarmante.
El año 2013 no fue un buen año. Guaymas no registró progreso, sino todo lo contrario.
Vivimos en medio del escándalo, de la perversidad y de la complicidad.
Se dedicaron a gobernar a través de los medios, ante la falta de acciones.
Muchos pensaron que el 2014 sería mejor y por la víspera se saca el día.
No
será con calles pavimentadas, ni programas asistenciales, ni con un
gobernante muy envalentonado como la ciudad va a progresar.
No serán los 300 millones de pesos en obras, ni un Mercado de Mariscos, lo que harán que este año a Guaymas le vaya bien.
Eso ya quedó rebasado para una sociedad que perdió lo único valioso que tenía: la tranquilidad.
Ahora
no sólo no hay grandes obras, ni eficiente recolección de basura, ni
buenos funcionarios, ni transparencia en el ejercicio público, ahora
tampoco tenemos paz.
Pero
lo más lamentable del caso es, que desde el gobierno municipal se
desata la violencia a través de las redes sociales y otras acciones
contra quienes osamos cuestionarlos.
Es a través del gobierno municipal donde se tejen las peores historias que Guaymas ha vivido.
Cómo
pedir pues, a un gobierno que combata la violencia cuando en las cuatro
paredes de sus oficinas acuerdan encargarse de quienes son o somos un
estorbo.
Prueba
de ello es la intolerancia que refleja el actual gobierno en contra de
los manifestantes, a quienes levantan con lujo de violencia en las
calles.
Extraño al Guaymas de ayer y no han pasado muchos años, unos cuántos nomás desde que perdimos la paz.
Algo
raro sucede en Guaymas, algo que nunca había ocurrido. El ambiente está
enrarecido por la violencia y lo más preocupante es que se promueve
desde adentro, no sólo desde afuera.
Esperé
20 días para escribir la columna obligada, la de todos los años, la que
tiene que ver con las expectativas del inicio de un nuevo año.
Tardé, lo sé, tardé esperando encontrar elementos que permitieran escribir con entusiasmo, con esperanza. No los encontré.
Podrán
decirnos que el 2014 será el año para Guaymas, podrán aterrizar, con
dinero prestado, los grandes proyectos prometidos, pero la principal
demanda que tiene hoy en día la ciudad es la seguridad.
La
realidad contrasta con el discurso de quienes nos gobiernan y mientras
unos niegan los hechos violentos y otros se justifican diciendo que
Empalme nos contamina, en ninguno de estos dos municipios la gene vive
tranquila.
De
qué les servirá a los alcaldes de estos dos municipios hacer grandes
obras cuando la gente no quiere salir de sus casas los fines de semana.
Los primeros días de este año han sido días violentos para ambas ciudades y el 2013 no fue distinto.
Guaymas y Empalme registraron en el 2013 el mayor número de ejecuciones y muertes violentas en toda su historia.
Desafortunada
fue sin duda la declaración del presidente de Guaymas sobre el blindaje
a nuestro municipio para evitar que Empalme lo contamine con la
violencia.
Muchas criticas recibió en redes sociales y en programas de noticias.
El municipio de Guaymas tiene igual, sino es que más, muertes violentas que Empalme, en lo que va de esta administración.
La
diferencia es que el mayor número de ejecuciones se han dado en Vícam,
pero las comunidades yaquis pertenecen al municipio y por lo tanto es
responsabilidad de este gobierno brindar seguridad a los habitantes de
ese lugar.
Pero más rápido la realidad nos recordó que nadie puede darse baños de pureza.
Este fin de semana Guaymas vivió hechos violentos mientras el director de Seguridad Pública goza de sus vacaciones.
Primero en el Rastro hombres encapuchados y armados golpearon a unos hombres y luego el asalto al Campo Guadalupe.
No
cabe duda que por algo no hay que mirar la paja en el ojo ajeno. Tuvo
que acudir la policía de Empalme al llamado del campo del empresario
Marco Antonio Llano Zaragoza porque en el valle de Guaymas no hay
patrullas.
Ni Ortiz, ni La Misa tenía patrullas. Inconcebible.
Pero ese no es un hecho aislado, también en San José y Santa Clara se quejan los vecinos de que no tienen una sola patrulla.
Y
pensar que en los primeros días de enero el alcalde Otto Claussen
declaró que el 2013 había sido el año de la seguridad pública en
Guaymas.
Ni el Estado, ni la Federación, ni el Municipio engañan a los ciudadanos. La inseguridad se respira todos los días.
Y todavía nos dicen que es el municipio más seguro de Sonora, menos mal que nadie lo cree.
Se respira tristeza al ver en lo que unos cuantos han convertido a Guaymas, lo bueno es que nada es para siempre. Ya falta poco.
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