Preocupado por los 54 casos de mexicanos sentenciados a
la pena de muerte con quienes Estados Unidos ha violado la Convención de
Viena por no informar al consulado de nuestro país sobre sus
aprehensiones cuando los arrestaron, para que, por derecho, obtuvieran
oportunamente protección diplomática, Santiago Esteinou lleva a la
pantalla grande el caso de César Roberto Fierro Reyna, quien en una
prisión de Texas ha esperado el castigo capital durante 34 años.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- En los 98 minutos del documental Los años de
Fierro, que escribió, produjo y dirigió Santiago Esteinou, se presentan
los absurdos del asunto judicial contra el mexicano César Fierro,
arrestado hace 34 años en Texas, Estados Unidos, y quien actualmente
aguarda fecha para su ejecución, con la tragedia humana del protagonista
y de sus familiares.
“La película es una buena manera de que el juicio de Fierro vuelva a
ponerse en la mesa de discusión”, subraya en entrevista el joven
realizador.
Precisamente cuando el gobierno de Texas rechazó revisar el caso de
otro mexicano, el morelense Édgar Tamayo Arias, sentenciado también a la
pena máxima con una inyección letal, programada para el miércoles 22,
el cineasta egresado del CCC espera que Los años de Fierro “sea visto
justo en la nación gringa, y ojalá lo vean personas que pueden tomar una
decisión respecto a la vida de una persona”.
En Los años de Fierro se presentan los testimonios de César Fierro
(quien fue condenado a la pena de muerte por el homicidio del taxista
Nicolás Castañón, cometido el 27 de febrero de 1979 en El Paso, Texas),
así como de varios de los abogados estadunidenses que lo han defendido
(incluso su actual jurista Sandra L. Babcock, también defensora de
Tamayo Arias), al igual que de funcionarios consulares mexicanos y de
policías e investigadores que intervinieron en el caso.
Aparece el hermano de César Fierro, Sergio (que vive en la calle y
vende dulces), recordando que él le presentó a Gerardo Olague, quien
declaró en contra del sentenciado. Sale asimismo la viuda del taxista
Castañón, Josefina García, quien revive la tragedia y rechaza la pena de
muerte.
Castañón, también de nacionalidad mexicana, falleció por un disparo
de un revolver 357 mágnum, pero Fierro siempre se ha declarado inocente.
En el filme se ve cómo las autoridades judiciales de Texas le
impusieron la sentencia de muerte sin que hubiera existido evidencia
física en su contra. La pistola utilizada en el homicidio nunca fue
encontrada ni jamás pudo comprobarse que él hubiera estado en el sitio
del crimen el día de los hechos.
Para culparlo sólo se tomó en cuenta la declaración de Olague,
entonces un adolescente. Fierro se halla en la Polunsky Unit del Texas
Department of Criminal Justice.
Pasarela al patíbulo
Esteinou cuenta que, también con Tamayo Arias, Estados Unidos está violando la Convención de Viena.
En este asunto, conocido como Avena, México demandó a Estados Unidos
porque las autoridades de ese país no respetaron el artículo 36 de la
citada convención. La abogada Babcock manifiesta en la cinta la
importancia de que Estados Unidos respete la decisión Avena de la Corte
Internacional de Justicia.
El director cuyo documental es tesis para su maestría en estudios
cinematográficos en la Universidad de Temple, Filadelfia, explica:
“No conozco a fondo el caso de Tamayo Arias. Sé que lo detuvieron el
31 de enero de 1994 y que el consulado de México no se enteró que estaba
preso y acusado de homicidio, sino hasta el 20 de septiembre del mismo
año, es decir, casi ocho meses después. La Convención de Viena sobre
Relaciones Consulares establece que cuando un extranjero es detenido,
las autoridades del país que lo está arrestando tienen la obligación de
informarle sin retraso sobre su derecho a recibir asistencia consular de
su país de origen.
“Si el consulado se entera de que hay una persona en esta
circunstancia ocho meses después del arresto, ya es demasiado tarde.
Avena se refiere a personas que no hablaban inglés, que no entendían las
leyes americanas y no tenían recursos para conseguir un buen abogado.
La asistencia consular es fundamental porque puede ser la diferencia
entre la pena de muerte u otro castigo. Por eso la Corte Internacional
de Justicia concluyó en 2004 que las sentencias de esos prisioneros
debían ser revisadas.”
Lamenta: “El problema es que el estado de Texas rechaza tener la
obligación de cumplir con decisiones internacionales, en tanto que la
Corte Suprema de Estados Unidos ha manifestado que a menos que el
Congreso estadunidense apruebe la legislación pertinente, ni siquiera el
presidente podría obligar a las autoridades de Texas a cumplir con la
ley internacional”.
Esteinou opina que tanto Texas como el Congreso estadunidense aún
están a tiempo de hacer lo correcto y garantizar que las decisiones de
la Corte Internacional de Justicia se respeten, “y las autoridades de
México deben hacer uso de sus facultades para persuadir al Congreso de
ese país de aprobar dicha legislación”.
Esteinou recuerda que deseaba trabajar un documental sobre los 54 mexicanos del caso Avena:
“Sabía que mi objetivo era muy general y difícil de producir porque,
¿cómo poner 54 testimonios en una película? Decidí concentrarme en
algunos. Fui con un abogado en Canadá, Mark Warren; él no sale en la
película pero trabajó como investigador para la demanda de México;
tuvimos una charla en un café en Ottawa y de esa plática regresé con un
resumen de cada caso.”
Entonces leyó los 54 asuntos.
“Escogí el caso de César Fierro por los años que lleva preso, el
aislamiento en el que lo tienen y los problemas de salud mental o
psiquiátricos que tenía en ese momento. ¡Lleva en prisión más tiempo que
yo tengo de vida! Me tardé dos años en investigar el caso. El juicio de
Fierro me lo sé muy bien. Fuimos a la Corte a ver qué quedaba en las
evidencias, en fin.
“Nos tardamos dos años porque no soy abogado y me costó trabajo
explicar toda la situación de Fierro en ocho páginas, las cuales fueron
el corazón de la carpeta que enviamos al Instituto Mexicano de
Cinematografía, donde nos dieron el Fondo para la Producción
Cinematográfica de Calidad (Foprocine) y empezamos a filmar.”
A Esteinou le llamó mucho la atención el tema de la tortura de la familia de Fierro:
“La mamá del sentenciado fue apresada para hacerlo firmar la
confesión. Fierro se encuentra aislado en un cuarto de cinco por cinco
metros. ¿Cómo logra una persona sobrevivir a eso? Y además tenía el
componente de todas las irregularidades legales que en el documental se
explican.”
–Se entrevista usted con el hermano de Fierro, ¿cómo lo encontró?
–Pensé que mi documental con sólo el testimonio de César Fierro iba a
resultar pesadísimo, por lo cual necesitaba ver qué quedaba de él en su
lugar de origen y no sabía que existía su hermano. Le hablé a Cindy, la
hija de Fierro, y le expliqué que quería realizar un documental sobre
su papá. Ella me dijo que sí, que fuera a verla a Ciudad Juárez.
Cuando llegó, ella cambió de opinión.
“Decidió no participar en el filme. Todo el equipo, con una
fotografía en mano del hermano, preguntamos por todo el centro de Ciudad
Juárez si lo conocían, hasta que fuimos a dar con una prostituta, quien
nos informó la esquina donde estaba. Acudimos al lugar y de ahí nos
mandaron a otra esquina, y lo hallamos. Es un ladrón retirado.”
–Impresiona el comandante Palacios, quien niega que se haya torturado
a la mamá de Fierro pero no parece muy creíble su declaración.
–Según él, no torturó a la mamá y lo único que hizo fue ayudar a los
estadunidenses a encontrar a Fierro. En los periódicos de la época
notamos muchas diferencias entre lo que se dijo en la Corte y lo que
narra el comandante Palacios. Él cuenta que nunca fue a Estados Unidos a
hablar con Fierro y existe un recorte de un periódico en el que este
policía relata que “tuvo el honor de ser invitado a interrogar al
sospechoso”.
“En aquella época había varios crímenes de taxistas que no se habían
resuelto en México, y cuando vi a Fierro la primera vez, me contó que
cuando lo fueron a entrevistar, llegó Palacios y le dijo que firmara más
crímenes de taxistas…
“La prensa de entonces narra que Gerardo Olague estaba detenido
cuando acusó a Fierro, y lo busqué. Fui a una casa registrada como
propiedad suya; ahí un hombre, de la edad que tendría Olague, me dijo
que en ese lugar no vivía Olague. Su mamá y su hermana, a quienes les
hablé por teléfono, nos lo negaron.”
Vida entre tinieblas
Esteinou y su equipo vieron seis veces a César Fierro:
“Íbamos con él cada tres meses a la cárcel la fotógrafa María Secco,
un sonidista y yo. Eso ayudó a que, de algún modo, evolucionara un poco
el trato con él y se fuera estableciendo una relación de confianza.”
–¿Le platicó Fierro sobre su temperamento errático?
–Se siente avergonzado de que ese periodo, cuando no estaba bien
mentalmente, saliera a la luz. Una alemana, quien le escribe cartas, le
mandó un recorte de periódico en el que salen comentarios de cómo había
enloquecido y cómo había perdido peso, en fin. Él sintió que su
intimidad había sido violada, argumenta que estaba muy confundido porque
no lo trataban bien, no lo dejaban dormir ni comer y se enojaba con los
guardias. Estuvo a punto de morir por un episodio depresivo severo.
–¿Le gustó que se hiciera un documental sobre él?
–Sí. Al principio era difícil porque no recibía a nadie. Le afectó
mucho la muerte de su mamá y los siguientes 10 años fueron los más
oscuros de su vida. La primera vez que fui a verlo no me dejaron entrar a
la cárcel, inventaron que mi permiso “venía mal”. Entonces me llegó una
primera carta de Fierro, que decía: “No le puedo ayudar a que usted
entre, pero la próxima vez que quiera venir, aquí lo espero”. Volví y le
gustó la idea, eso le ayudó.
“La prisión es muy difícil… Por ejemplo, me llegó otra carta suya en
la que me dice que ya me estaba esperando para la siguiente visita. Yo
había enviado todos mis papeles a la prisión, donde me aseguraron que le
iban a preguntar al preso si me quería ver, pero luego respondieron que
no me había querido ver. Yo les dije que él acababa de enviarme una
carta en la cual decía que me estaba esperando. Noté algo raro ahí.
Vinieron del consulado mexicano, le llamé a Fierro y entonces me expresó
que si no firmaba que no me quería ver, los carceleros no le darían de
comer.”
Los años de Fierro, invitado al Festival Internacional de Tesalónica,
Grecia, que se efectuará a finales de este año, aún no tiene fecha de
estreno en México.
En el documental participan también Alejandro Durán como productor,
Javier Campos con la edición, Axel Pedraza en fotografía, y en sonido
Milagros Vargas y Axel Muños.
Aunque el mexicano César Fierro no pueda ver en prisión Los años de Fierro, el realizador concluye con optimismo:
“No permiten pasar computadoras a la cárcel, pero yo le enviaré por
escrito los diálogos de todo lo que se dice en el filme y algunos
fotogramas.”
/ 17 de enero de 2014)
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