lunes, 23 de diciembre de 2013

¿SUSPENSIÓN O AHORCAMIENTO?

Óscar Adrián Osuna. Justicia narca.
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Aparece colgado en “penal de la muerte” detenido en balacera de Zona Dorada

“Hay veces en que una vez cometido un crimen, tratan de ocultarlo recurriendo a la ‘suspensión’ para aparentar un suicidio (solo en este caso debe emplearse la palabra ‘suspensión’ y no ‘ahorcamiento’, porque se suspende a un cadáver y no a una persona que va a sufrir el mecanismo del ahorcamiento)”, ilustra el doctor Salvador Martínez Murillo en su libro Medicina Legal.

“Para hacer la diferenciación, prosigue el médico forense, hay necesidad de examinar con cuidado las lesiones locales a la autopsia; si no ha muerto por asfixia, no se encuentran las manchas de Tardiau en el suspendido”.

Lo anterior viene a cuento porque Ríodoce preguntó al jefe del Departamento Médico del penal de Mazatlán si había practicado el examen de las lesiones del joven que apareció colgado en su barraca el martes 17 de diciembre, a lo que respondió que no, porque sus facultades solo le permiten verificar si la persona en cuestión todavía presentaba signos vitales.

“La Agencia del Ministerio Público se encarga de lo demás”, dijo.

Habían transcurrido nueve días de que fue detenido —el martes 16 de diciembre— cuando Óscar Adrián Osuna García apareció colgado en su carraca del Centro de Ejecución de las Consecuencias Jurídicas del Delito (Cecjude), en Mazatlán. Fue aprehendido junto con tres cómplices en una casa de seguridad ubicada en las calles Pulpo y Langosta, en el fraccionamiento Sábalo Country de la Zona Dorada, por elementos de las corporaciones policiacas y militares, después de protagonizar una balacera.

El rumor de que había muerto un interno en el penal de Mazatlán salió desde la mañana del martes 17 de diciembre de una funeraria en turno y llegó a algunos reporteros de la fuente policiaca que acudieron al Cecjude en busca de ganar la nota. Pero lo que ganaron fue la frustración, porque se toparon con el hermetismo penitenciario camuflado de que había sido una “falsa alarma”.

Serían aproximadamente las 14:00 horas cuando la supuesta falsa alarma dejó de serlo, para cobrar forma de fuente extraoficial que aseguraba que dentro de la cárcel habían matado a uno de los detenidos de la balacera ocurrida el 7 de diciembre en el mero corazón de la Zona Dorada del puerto.

Después se sabría que el finado, Óscar Adrián Osuna García, de 25 años de edad, había sido hallado colgado dentro de su carraca 3 del módulo 11.

El hermetismo entre en el tiempo transcurrido del rumor salido de la funeraria y el aviso de la muerte del reo, tiene un tufillo de misterio y sospecha.

El día que fueron detenidos Miguel Ángel Castillo Dueñas, de 19 años, habitante de la colonia Francisco Villa; Geovanni Ignacio Vega Alvarado, de 22 años, de la colonia El Conchi; Jesús Alfredo Cruz Ramírez, de 23 años, oriundo de Huatabampo, Sonora, junto con el hoy fallecido, varios policías opinaban que los capturados destinados al penal se dirigían inevitablemente a la muerte.

“Los van a matar, como a los cuatro sicarios (presuntos integrantes del cártel de los hermanos Beltrán Leyva) que detuvo el Ejército en Palmillas, Escuinapa, en abril de 2010”, aseguraban.

La muerte de Óscar Adrián Osuna García fue vista como señal de la confirmación de la tesis de los policías que sostenían que los detenidos pertenecen al bando contrario al grupo delictivo que controla el penal del puerto.

“¿Suicidio u homicidio?”, se les preguntó a algunos celadores del penal de Mazatlán, cuya memoria tiene archivada muchas muertes similares.

“Pregúntele al Ministerio Público que a güevo va a responder ‘suicidio’, porque tanto las autoridades del penal como el MP se tapan con la misma cobija”, criticaron.

El jueves 19, la Procuraduría General de la República dictó auto de formal de prisión contra Geovanni Ignacio Vega Alvarado, Jesús Alfredo Cruz Ramírez y Miguel Ángel Dueñas Castillo, por los presuntos delitos contra la salud y por la violación a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, en su modalidad de portación de arma de fuego de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas.

Óscar Adrián Osuna García, quien aparentemente comandaba la célula detenida en el Sábalo Country no había sobrevivido para escuchar el veredicto de la PGR, porque dos días antes, la muerte se había adelantado en su barraca.

¿Homicidio o suicidio?
 
— La tarde del 7 de diciembre del año en curso, son detenidos los cuatro jóvenes después de protagonizar una balacera desde una casa de seguridad ubicada en el fraccionamiento Sábalo Country, en la Zona Dorada de Mazatlán.

— 8 de diciembre, entre policías municipales surge la polémica que planteaba la hipótesis de que si los detenidos pertenecían al bando contrario de los que controlan el penal donde serían ingresados les esperaba un destino mortal.

— El 9 de diciembre, los cuatro presuntos secuestradores son llevados a declarar al Juzgado Décimo, ubicado a un costado de la Unidad Administrativa.

— El 17 de diciembre encuentran colgado en su barraca a Óscar Adrián Osuna García.


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