Un reportaje
de la revista Proceso que entrevistó a tres ex agentes federales de Estados
Unidos, aseguró ayer que la Agencia Central de Inteligencia, CIA, habría
ordenado ejecutar al ex agente de la DEA, Enrique Camarena en 1985.
La CIA rechazó las
aseveraciones. “Es ridículo”, dijo un portavoz a la cadena de televisión FOX,
según Excélsior, quien ayer retomó la entrevista que dieron los tres ex agentes
a la cadena de televisión estadounidense y al semanario mexicano.
El reporte de FOX,
apuntó Excélsior, fue motivado por la indignación causada en EU por la reciente
liberación de Caro Quintero, que cumplió 28 años de una condena de 40, debido a
lo que se considera como un tecnicismo legal.
Las autoridades
mexicanas pidieron una revisión del fallo, pero ahora se ignora el paradero de
Caro Quintero, reclamado, además, por las autoridades del vecino país del
norte.
A continuación se
reproduce el reportaje que aparece en la edición de este fin de semana en
Proceso ‘A Camarena lo ejecutó la CIA, no Caro Quintero’, escrito por los
reporteros Luis Chaparro y J. Jesús Esquivel, que está fechado en Washington.
Tres exagentes
federales estadunidenses decidieron acabar con un silencio de 28 años y
confiaron simultáneamente al semanario Proceso y a la cadena estadunidense Fox
News una información “bomba”: Enrique Kiki Camarena no habría sido asesinado
por Rafael Caro Quintero –capo que purgó una sentencia por ese crimen– sino por
un agente de la CIA. La razón: el integrante de la DEA descubrió que su propio
gobierno colaboraba con el narco mexicano en su negocio ilícito.
En entrevistas con
Proceso Phil Jordan, exdirector del Centro de Inteligencia de El Paso (EPIC);
Héctor Berrellez, exagente de la administración antidrogas de Estados Unidos
(DEA), y Tosh Plumlee, expiloto de la Agencia Central de Inteligencia (CIA),
aseguran tener las pruebas de que el propio gobierno estadunidense ordenó la
ejecución de Kiki Camarena en 1985, y además señalan al siniestro personaje
cubano Félix Ismael Rodríguez como el asesino.
“Fui yo quien
dirigió la investigación de la muerte de Camarena”, dice Berrellez y agrega:
“Durante esta investigación descubrimos que algunos efectivos de una agencia de
inteligencia de Estados Unidos, infiltrados en la DFS (la mexicana Dirección
Federal de Seguridad), participaron también en el secuestro de Camarena. Dos
testigos identificaron a Félix Ismael Rodríguez. Ellos eran de la DFS y nos
dijeron que incluso él (Rodríguez) se había identificado como ‘inteligencia
norteamericana’”.
La historia oficial
y la versión que sigue sosteniendo la DEA es que a Kiki Camarena lo secuestró,
torturó y asesinó Caro Quintero en febrero de 1985 en venganza porque el
estadunidense había descubierto sus enormes sembradíos de mariguana y su centro
de procesamiento en el famoso rancho El Búfalo.
Félix Ismael
Rodríguez, El Gato, tiene uno de los historiales más turbios de la intervención
de Estados Unidos en Centroamérica, principalmente en Nicaragua. A este cubano
–quien participó en la frustrada invasión a Bahía de Cochinos y luego en la
Guerra de Vietnam– se le atribuye la captura y por ende el asesinato del Che
Guevara en Bolivia el 9 de octubre de 1967.
FACILIDADES AL CAPO
En entrevistas por
separado Jordan, Berrellez y Plumlee coinciden en muchos de los detalles de la
reconstrucción de los hechos que habrían llevado a la CIA a decidir la
eliminación de Camarena.
La historia que
describen los tres exagentes se inicia con el señalamiento de que El Gato
Rodríguez, además de estar infiltrado en la DFS llevó a México a un hondureño
llamado Juan Matta Ballesteros, figura conocida por los narcotraficantes
colombianos.
En México, según los
entrevistados, la misión de Matta era conseguir droga en Colombia para el
Cártel de Guadalajara, dirigido por Caro Quintero en los ochenta. Al
narcotraficante mexicano el gobierno estadunidense le daba facilidades para
vender cocaína, mariguana y otros estupefacientes donde quisiera. A Washington
le convenía, porque participaba de las ganancias.
La parte del dinero
que recibía la CIA –representada en México por Rodríguez a través de Matta– se
hacía llegar a los contrarrevolucionarios de Nicaragua, La Contra, en forma de
armas y otros equipos militares. Así Estados Unidos financiaba la lucha irregular
contra el régimen sandinista, encabezado entonces por el actual presidente del
país centroamericano, Daniel Ortega.
En sus
investigaciones sobre el tráfico de drogas que dirigía Caro Quintero, Camarena
descubrió el papel del gobierno de su propio país en el negocio ilícito para
financiar a La Contra. Y esto, desde el punto de vista de los entrevistados,
fue su sentencia de muerte.
“La CIA mandó
levantar y torturar a Kiki Camarena, y cuando lo mataron nos hicieron creer que
fue Caro Quintero para así tapar todas las cosas ilegales que estaban haciendo
(con el narcotráfico) en México”, subraya Jordan. Añade: “La DEA es la única
(dependencia federal) con capacidad de autorizar el tráfico de drogas a Estados
Unidos como parte de una operación encubierta”.
El exjefe de la
EPIC, el centro de espionaje más grande de Estados Unidos dedicado a vigilar lo
que pasa en México y la frontera común, y quien fuera también agente de la DEA
y jefe de Camarena cuando éste fue asesinado, resume en una cita lo que significó
para la CIA ser descubierta en su involucramiento en el narcotráfico mexicano:
“Lo de El Búfalo no
era nada comparado con el dinero de la cocaína que se vendía para comprar armas
de la CIA”.
Sin embargo, Kiki
Camarena no fue el único ni el primero en descubrir el triángulo perverso
CIA-Caro Quintero-contras.
EL JUDICIAL MEXICANO
Berrellez y Jordan
aseguran que el primero en avisar de esta increíble operación encubierta del
espionaje estadunidense a principios de los ochenta fue Guillermo González Calderoni,
entonces comandante de la Policía Judicial Federal de México.
González Calderoni
huyó de México en 1993; estaba acusado de colaborar con el Cártel de Juárez y
se refugió en Estados Unidos, donde la DEA lo convirtió en testigo protegido.
En 2003 el excomandante mexicano fue asesinado en McCallen, Texas.
–Lo ayudé, mandé un
jet y lo traje a California. Acá, ya protegido por la DEA, se volvió informante
y nos fue de mucha ayuda. El gobierno mexicano lo quería extraditar pero hice
lo que pude para evitarlo porque sabía que lo iban a matar allá. Luego fue
acusado de corrupción y tráfico de influencias y esas cosas, pero le digo: no
es cierto –cuenta Berrellez.
–¿Y así fue como le
dijo lo de la CIA? –se le pregunta.
–Sí. Me dijo:
‘Héctor, salte de ese tema porque te van a chingar. Está involucrada la CIA en
lo de Kiki. Es muy peligroso que andes en eso. Me dio nombres, entre ellos el
de Félix, y detalles y todo, pero cuando mis jefes se enteraron me retiraron de
la investigación y me enviaron a Washington.
El giro de la
historia sobre el secuestro, tortura y asesinato de Kiki Camarena en voz de
Jordan “es una bomba”. Lo que no está claro es por qué estos tres exagentes
estadunidenses esperaron 28 años para darla a conocer. Rechazan explicarlo.
Plumlee, aunque
habla poco, cuenta que a principios de los ochenta pilotó una avioneta C-130
para llevar en ella a gente de La Contra a recibir entrenamiento en un rancho
que tenía Caro Quintero en Veracruz.
–Yo volé drogas en
aviones de la CIA y conocí al piloto estadunidense que sacó a Caro Quintero del
país cuando era perseguido por el gobierno.
–¿Usted conoció a
Kiki Camarena? –se le pregunta a Plumlee.
–Él voló, antes de
ser secuestrado, de Guadalajara a California a informar de las operaciones de
la CIA en México con los narcos y La Contra nicaragüense y yo me acuerdo que le
dije: “Estamos en el mismo equipo. No te metas en lo que yo hago”.
–¿Qué otras cosas
hacía la CIA en aquel entonces?
–El gobierno de los
Estados Unidos estaba en todo. Traficábamos drogas, armas, usábamos el dinero
para financiar la operación en Nicaragua.
–¿Cómo era su
contrato en todo esto?
–Siempre fuimos
subcontratados; por eso la CIA ahora dice que no teníamos dichas operaciones.
Pero ahí está todo…
(Staff/El
Diario, con información de Proceso y Excélsior)
(El Diario/ Staff / 2013-10-12 | 23:35)
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