En
aras de obtener información sobre las actividades del Cártel de Sinaloa
y sus líderes, la DEA permitió a los hermanos Margarito y Pedro Flores
traficar a Estados Unidos grandes cantidades de cocaína. Según
documentos y testimonios judiciales, ambos –otrora socios del Chapo
Guzmán y actualmente testigos en el juicio contra Vicente Zambada–
lograron un acuerdo con la agencia antidrogas estadunidense que les
brindó impunidad y, en los hechos, convirtió a esa instancia
gubernamental en cómplice de la actividad a la cual está obligada a
combatir.
CHICAGO (Proceso).- El as en la manga del
gobierno de Estados Unidos en su arriesgado juicio contra Vicente
Zambada Niebla ha sido siempre el testimonio de Pedro y Margarito
Flores, los gemelos mexicanos que trasegaban hasta el corazón del
territorio estadunidense toneladas de cocaína del Cártel de Sinaloa.
Después
de todo, la fiscalía de Estados Unidos no siempre puede presentar como
evidencia la palabra de dos hermanos que estuvieron en docenas de
reuniones con Zambada y su padre, El Mayo, como confiables colaboradores del cártel.
En su primera reunión con El Mayo,
Pedro y Margarito se presentaron como importadores de Estados Unidos
que a través de intermediarios ya habían vendido para el capo alrededor
de 20 toneladas de cocaína. Muy pronto ese capo empezó a
referirse a los gemelos como “mi gente”, una designación interpretada
por Pedro ante sus socios en Estados Unidos como “clientes preferentes”
que pagaban por los embarques de cocaína el mismo precio bajo que los
más importantes miembros del cártel.
De hecho los hermanos Flores
aprovecharon su cercanía con los principales líderes del Cártel de
Sinaloa para grabar conversaciones sobre cargamentos de cocaína y
heroína, así como la compra de armamento militar. Tales grabaciones
formarían parte de las evidencias contra Zambada Niebla.
El equipo
de abogados que representa a Zambada en Chicago lleva cerca de dos años
solicitando al gobierno de Estados Unidos que revele los términos del
acuerdo con los gemelos por su valiosa colaboración con la
Administración Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en
inglés).
Uno de los abogados, Alvin Michaelson, llegó al grado de
acusar al gobierno estadunidense de retener deliberadamente información
sobre el trato que se hizo con los hermanos. La fiscalía, le dijo
Michaelson al juez Rubén Castillo, ni siquiera quiere reconocer que hubo
un trato de tal naturaleza con los gemelos. “Ellos sólo han estado
cooperando amablemente durante los últimos tres años con el gobierno sin
motivo alguno”, dijo Michaelson en un tono impasible.
Después de
la revisión de miles de actas federales, informes policiacos y
testimonios ante la corte relacionados con las operaciones de cocaína de
los Flores en Chicago, salió a la luz que los gemelos habían traficado
entre seis y ocho toneladas de la droga durante los cuatro meses en que
reunieron evidencias para una investigación de la DEA sobre los
principales líderes del Cártel de Sinaloa. A lo largo de ese mismo
periodo, entre agosto y noviembre de 2008, los hermanos también
introdujeron embarques de “muchos kilogramos” de heroína a Estados
Unidos.
Pedro Flores también entregó a la DEA las grabaciones de
las transacciones que hizo por teléfono con mayoristas de cocaína en el
área de Chicago. La DEA, a su vez, utilizó estas grabaciones para armar
casos incontrovertibles contra los clientes que aparecían en las cintas
negociando cargas y precios de grandes embarques de cocaína.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1928, ya en circulación)
/12 de octubre de 2013)
*Periodista independiente especializado en temas de narcotráfico.
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