Agueda Barojas Ontiveros
Cuando en un municipio los
policías, el presidente y los funcionarios salen a las calles a recoger
basura, es porque la basura no está en su lugar. Y si la basura no está
en su lugar es porque alguien no está funcionando.
Sabemos que si la basura no está en su lugar es porque la relación
del gobierno actual con la empresa que tiene la concesión del servicio
de limpia, anda mal, pero también se sabe que detrás de ese conflicto se
mueven muchos intereses.
Que en Guaymas en estos momentos estemos hablando del tema de la basura significa que estamos en pleno retroceso.
No puede ser possible que en lugar de hablar de
desarrollo, crecimiento, empleos, grandes proyectos como el teléferico
que nos prometieron o el mercado de mariscos, o la central para los
Bomberos, estemos discutiendo si debe o no irse PASA.
La basura comienza a apestar, pero no sólo la
de las calles de Guaymas, también la que se encuentra dentro de la
administración municipal.
Este gobierno se da baños de pureza y ni así deja de oler mal.
Otto “el martir” Claussen Iberri tuvo el
desatino de publicar en su red social que está haciendo algo que no le
corresponde, o sea recoger basura, cuando es una obligación
constitucional brindar ese servicio. Con concesión o sin concesión la
obligación es del municipio.
Si por el fuera se envuelve en la bandera se
tira de Palacio Municipal para salvar a los guaymenses de la
podredumbre, de los gusanos, de las ratas y cucarachas.
Intenta legitimar su lucha, su batalla, la
guerra, con doñitas aduladoras que no saben más que repetir: Gracias
Señor Presidente.
Otto Claussen tiene secuestrados los espacios radiofónicos con llamadas absurdas, para hacernos creer que el pueblo está con él.
Su “rebeldía “ aplaudida por algunos
“comunicadores” contratados para ello, es exaltada al grado de darle la
categoria de héroe de la patria.
Todos son culpables menos él. Hasta el alcalde de Empalme, Héctor Laguna resultó un rajón.
Laguna le dio permiso por una semana para tirar
basura en Empalme y cuando se le venció llamó a las radios a decir que
se le había rajado.
En las entrevistas a modo, le cuestionaban al
alcalde sí no veía la mano negra del gobernador del Estado en esa
decisión de alcalde empalmense y por supuesto que Otto Claussen dijo que
sí.
Pagó voces para que despotricaran contra el
Secretario de Salud en el Estado, Bernardo Campillo, a quien dijo, le
importa un cacahuate la salud de los guaymenses, pero sus voces
compradas no dijeron que el desprecio por la salud de los guaymenses
comenzó hace un año con Otto Claussen porque hasta la fecha, Guaymas no
tiene un director de Salud Municipal, no hay una política pública en esa
materia y sí muchos problemas de salud desde antes de que la basura
rodara por las calles de Guaymas.
Ni un solo alcalde, de los anteriores, había dejado acefála esa dependencia, ni el más “rata” que hemos tenido.
Finalmente, hasta los más “ratas” resultaron más responsables que él.
La falsa preocupación por la salud de los guaymenses es pose que sirve al alcalde para aventar culpas.
Y que no salga a decir que el doctor Núñez Soto
se encarga de esa dependencia porque ni siquiera se encarga de la suya,
es decir, de Desarrollo Social, donde lo único que saben hacer es
organizar carruseles apoyados por Claudia Márquez empleada de
Comunicación Social y prima de Eduardo Gaxiola Márquez, el Secretario
Particular.
Muy preocupado por la salud no está el doctor
Núñez Soto, quien es de todos conocido que tiene enfrentamiento a muerte
con el doctor Rogelio Martínez, quien por años ha estado trabajando en
la dirección de Salud Municipal como segundo de abordo.
El doctor Martínez le dijo cuánto es dos más dos
y delante de todo el personal. A Núñez Soto lo acusó de ser un déspota,
tirano, grosero y prepotente, nomás.
O sea que por la dirección de Salud Municipal, el director de Desarrollo Social, ni se para.
Y ahora resulta que de todo esto es culpable, César Lizárraga, Guillermo Padrés, Héctor Laguna y hasta el Secretario de Salud.
Otto Claussen no menciona ni por error el nombre
de Antonio Astiazarán Gutiérrez, quien debe estar encabritado por el
berrinche que el alcalde está haciendo y que a la larga le va a costar a
Guaymas más de lo que ya se le debe a PASA y más de lo que ya nos costó
a los guaymenses cuando el hoy diputado federal y sus regidores
tuvieron la ocurrencia de llevarnos al primer mundo con la concesión del
servicio de limpia.
Otto Claussen no es un héroe, es un
irresponsable.. Ni a Susana Corella, ni a César Lizárraga ni a Mónica
Marín que ya es mucho decir, se le fue el problema de las manos.
Y no puede alegar que no encontró ni plumas en
el palacio cuando llegó, porque César Lizárraga tampoco encontró
bonanza, la diferencia es que no se la pasó chillando, se la pasó
tranzando, pero no chillando.
Aquí tal parece que están haciendo las dos cosas
y lo dicen los mismos funcionarios del Ayuntamiento, quienes ven como
los foráneos se están comiendo todo el pastel.
Saben que Gerardo Mass, el que finge y cobra como Oficial Mayor es el que reparte el pastel y ya hasta se indigestó.
Lo mismo organiza bailes con el Coyote, hace
negocios con las convenciones de Aesmac, que renta equipo de su
propiedad al municipio, que contrata y a un precio muy elevado por
cierto, las luces del mes patrio que adorna el palacio municipal.
Para ganar 20 mil pesos mensuales, Gerardo Mass, no dejó Ciudad Obregón, donde por cierto, no goza de buena fama.
Su siguiente objetivo es el Carnaval. Al tiempo.
Las mismas triquiñuelas se están haciendo en
Servicios Públicos, donde el primo del alcalde Juan Carlos Bellot, parte
y no comparte.
Pero lo que faltaba era que hasta con la basura se pretendiera hacer negocio.
Son muy fuertes los comentarios no sólo en redes
sociales sino en programas radiofónicos, sobre la participación del
hermano del alcalde en el negocio de la basura.
A pesar de que el alcalde pretende controlar la
opinión pública en Guaymas a través de los y las aduladoras a sueldo, le
cuesta trabajo hacerlo.
No puede evitar que se filtren comentarios que
en nada le favorecen como el señalamiento contra su hermano Gustavo,
quien es propietario de una empresa recolectora de basura en Hermosillo,
desde donde llegaron, por cierto, los contenedores.
Los comentarios señalan que el problema de la basura se dejó crecer a propósito.
Cada día son más los guaymenses que se preguntan si no saldrá más caro el caldo que las albóndigas.
Cada día más guaymenses reclaman información.
Cuánto está costando la renta de los dompes, a quiénes se los están
rentando, cuánto están gastando en combustible, en pago a operadores, a
quién le rentaron los contenedores, cuántos cuestan, a cambió de qué el
regidor del PRI, Jesús Fajardo Valenzuela permitió, violando todas las
leyes del equilibrio ecológico, que su parcela se convirtiera en un
basurero.
Muchas preguntas y no hay respuestas, solo
lloriqueos, manipulación y derroche de dinero para comprar conciencias,
ofensas y descalificaciones para quienes se atreven a cuestionar.
La basura es negocio. PASA es el mejor ejemplo.
La empresa no vino a hacer obras de caridad,
vino a hacer negocio y aún cuando se fuera, ya ganó y ganaron otros y de
ver dan ganas, dice el dicho.
La basura todavía es negocio de unos 40 millones de pesos, los siguientes dos años. De ese tamaño el berrinche.
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ Agueda Barojas Ontiveros /Martes, 24 de Septiembre de 2013 22:26)
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