TLAPA DE COMONFORT, Gro. (apro).- La secretaria de Desarrollo
Social, Rosario Robles Berlanga, fue severamente criticada por la
tardía reacción gubernamental para atender el desastre provocado por la
tormenta Manuel en la región de la Montaña y Costa Chica.
“En la Cruzada contra el Hambre estaban todos los militares metidos
en las comunidades y, cuando llegó el desastre, no había alguna
autoridad gubernamental” expresó la antropóloga na savi (mixteca)
Edith Herrera Martínez, originaria de la comunidad de Zitlaltepec,
municipio de Metlatonoc, la zona más pobre del país.
La joven profesionista calificó de indignante la actitud de las
autoridades que se preocuparon más por evacuar vía aérea a turistas que
quedaron varados en el puerto de Acapulco que por atender a los
indígenas, uno de los sectores más desprotegidos y que habitan en zonas
vulnerables.
Mientras el gobierno rescataba a los turistas, en la Montaña, hasta
el momento, los indígenas siguen atrapados en varios pueblos que
quedaron incomunicados.
Ante la falta de ayuda oficial, dijo que los damnificados de esta
zona han tenido que caminar varias horas y días para conseguir víveres y
buscar refugio en los cerros para salvar sus vidas.
Lo anterior se denunció durante una reunión convocada por el recién
conformado Consejo de Comunidades Damnificadas, integrado por
autoridades locales y pobladores de 47 pueblos indígenas me’ phaa y na’ savi de las regiones Costa Chica y Montaña.
A la reunión organizada este mediodía por el Centro de Derechos
Humanos de la Montaña-Tlachinollan, en el albergue instalado en la Casa
Católica de la ciudad de Tlapa de Comonfort, acudió la titular de
Sedesol, quien arribó a este lugar considerado como El corazón de la
Montaña.
Robles Berlanga, acompañada por la directora de la Comisión para el
Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), Nubia Mayagoitia, fue
recibida con pancartas, mantas y discursos donde los montañeros
sintetizaron la indignación ante la falta de ayuda gubernamental.
“No necesitamos bendiciones, necesitamos apoyos”; “Exigimos al
gobierno que apoye a la región de la Montaña, no sólo Acapulco sino todo
el estado de Guerrero”; “A los turistas los evacuan en aviones y a los
pueblos originarios, no”; “Montaña alta destrozada, pueblos enteros
sepultados”, se advertía en los mensajes escritos en cartulinas.
Al percatarse de la protesta, la funcionaria federal montó en cólera y
pidió al director del Centro Tlachinollan, Abel Barrera, que el
encuentro fuera privado y se retirara a los reporteros que cubrían el
encuentro.
No obstante, la solicitud de Robles Berlanga no prosperó y enseguida
participaron habitantes y autoridades comunitarias que soltaron un
“alud” de reclamos en contra de las autoridades gubernamentales.
Al respecto, la joven me’pah (tlapaneca) Martha Ramírez advirtió que en el municipio de Tlacoapa la gente literalmente se está muriendo de hambre.
Enseguida, denunció que el alcalde perredista de Tlacoapa, Efrén
Merino Sierra, está entregando de manera selectiva las despensas: “Sólo a
las personas que votaron por él”.
Por su parte, Tlachinollan presentó un muestreo preliminar de las
afectaciones documentadas en 55 comunidades de los municipios de
Atlamajalcingo del Monte, Cochoapa el Grande, Copanatoyac, Malinaltepec,
Metlatónoc, San Luis Acatlán, Tlacoapa y Tlapa.
El informe refiere que en esta franja se registraron al menos 18 muertos y 45 lesionados.
Además, al menos 3 mil 381 viviendas fueron afectadas por
cuarteaduras, inundaciones y deslaves; y resultaron destruidas 5 mil 303
parcelas de maíz, platanar y cafetales.
El ciento por ciento de las comunidades reportó afectaciones en
tramos carreteros, en la red de distribución de agua potable y energía
eléctrica, se indica en el documento de Tlachinollan integrado con
reportes de las autoridades comunitarias.
Hasta el momento no se tiene información de las comunidades ubicadas
en las zonas más alejadas de los municipios de Acatepec, Cochoapa el
grande y Metlatónoc.
Al respecto, el Consejo de Comunidades Afectadas planteó como prioritarios los siguientes puntos:
El abastecimiento urgente de alimento y medicamento a las comunidades
incomunicadas y a los campamentos de desplazados, así como la
rehabilitación de los tramos carreteros afectados, viviendas destrozadas
y redes de distribución de agua potable.
También demandó interlocución directa con las autoridades federales
porque hasta el momento éstas sólo han establecido contacto con el
gobierno estatal y municipal, marginando a las autoridades comunitarias
en la integración del recuento de daños y el diseño de las acciones
requeridas ante la emergencia.
Por ello, alertaron sobre el riesgo de que los apoyos emergentes no
lleguen a las comunidades y sean cooptados con intereses políticos.
En respuesta, Rosario Robles rechazó que el gobierno federal haya
abandonado a la región de la Montaña porque, aseguró, se han enviado
despensas y brigadas médicas a las zonas de desastre.
También justificó la inoperancia oficial al argumentar que sólo
cuentan con 20 aeronaves y que no se dan abasto en las labores de
rescate de víctimas.
La titular de la Sedesol reiteró que no han tenido acceso a los
municipios de Metlatónoc y Cochoapa el Grande, y se retiró del lugar
molesta para dirigirse a la unidad deportiva donde la aguardaba personal
de un helicóptero de la Fuerza Aérea, que la trasladó al puerto de
Acapulco, donde desde hace una semana se encuentra instalado el centro
de operaciones del gobierno federal y estatal.
/23 de septiembre de 2013)
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