México.- La Procuraduría General de la República padece
graves problemas de organización interna, falta de coordinación,
incapacidad de colaboración, ausencia de visión estratégica,
discrecionalidad en la asignación de plazas y funcionarios que ejercen
prácticas clientelares.
Así lo revela un documento enviado al Senado por el procurador Jesús Murillo Karam, quien, por ley, debe presentar su plan de trabajo.
“La PGR da la impresión de ir siempre atrás de los problemas que debe resolver. Esta maraña de estructuras y de relaciones intra-institucionales produjo, por su parte, incentivos para que las áreas de alto nivel actuaran aisladamente unas de otras”, se indica en el documento.
“En la cultura institucional prevalece una marcada tendencia a las relaciones clientelares y de grupo. La organización se muestra lenta en sus procesos de toma de decisión y de comunicación y con una estructura que dificulta su operación y que parece tener muchas dificultades para enfrentar cambios”.
En el análisis organizacional se documentaron problemas serios en la estructura, coordinación, mando y operación de la institución; discrepancias entre las funciones sustantivas y las adjetivas, así como desvíos y fallas en los manuales de operación.
También se detectó carencia de una descripción adecuada de los perfiles de puestos; falta de actualización de la información disponible e inadecuado contenido de la normatividad administrativa.
En la operación cotidiana de la PGR, la comunicación entre las áreas de coordinación es “simplemente inexistente” tanto en los procedimientos, como en los protocolos de manejo de información.
“Dicho de otro modo, no existe capacidad institucional de establecer nexos de colaboración efectiva entre las áreas.
“Desde luego que hay ejemplos de colaboración, pero su éxito radica en la fortaleza de relaciones personales entre servidores públicos y no de la capacidad institucional para realizar la labor de procuración de justicia”, se reconoce.
En el diagnóstico se afirma que existe discrecionalidad en la disposición de plazas, lo que alimentó “el caprichoso acomodo” de los tramos de mando.
Según el documento, se generó un círculo perverso que se sumaba a los problemas operativos de otras estructuras que pretendían suplir a las existentes, lo que resultaba ineficaz y generaba desconfianza.
Así lo revela un documento enviado al Senado por el procurador Jesús Murillo Karam, quien, por ley, debe presentar su plan de trabajo.
“La PGR da la impresión de ir siempre atrás de los problemas que debe resolver. Esta maraña de estructuras y de relaciones intra-institucionales produjo, por su parte, incentivos para que las áreas de alto nivel actuaran aisladamente unas de otras”, se indica en el documento.
“En la cultura institucional prevalece una marcada tendencia a las relaciones clientelares y de grupo. La organización se muestra lenta en sus procesos de toma de decisión y de comunicación y con una estructura que dificulta su operación y que parece tener muchas dificultades para enfrentar cambios”.
En el análisis organizacional se documentaron problemas serios en la estructura, coordinación, mando y operación de la institución; discrepancias entre las funciones sustantivas y las adjetivas, así como desvíos y fallas en los manuales de operación.
También se detectó carencia de una descripción adecuada de los perfiles de puestos; falta de actualización de la información disponible e inadecuado contenido de la normatividad administrativa.
En la operación cotidiana de la PGR, la comunicación entre las áreas de coordinación es “simplemente inexistente” tanto en los procedimientos, como en los protocolos de manejo de información.
“Dicho de otro modo, no existe capacidad institucional de establecer nexos de colaboración efectiva entre las áreas.
“Desde luego que hay ejemplos de colaboración, pero su éxito radica en la fortaleza de relaciones personales entre servidores públicos y no de la capacidad institucional para realizar la labor de procuración de justicia”, se reconoce.
En el diagnóstico se afirma que existe discrecionalidad en la disposición de plazas, lo que alimentó “el caprichoso acomodo” de los tramos de mando.
Según el documento, se generó un círculo perverso que se sumaba a los problemas operativos de otras estructuras que pretendían suplir a las existentes, lo que resultaba ineficaz y generaba desconfianza.
(ZOCALO/ Reforma/ 30/04/2013 - 05:00 AM)
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