miércoles, 11 de julio de 2012

EL MÓVIL QUE EL PROCURADOR DE SINALOA QUIERE ABORDAR


Relega la PGJE el contexto político en que ocurrió el asesinato de Alfredo Cuen

Alejandro Sicairos 
Acababa de llevar a la sepultura a su hermano Jesús Alfredo —asesinado la mañana del lunes 2 de julio por sujetos armados en el Malecón Viejo de Culiacán— cuando Héctor Melesio Cuen Ojeda pidió no descartar el móvil político tras la comisión de ese crimen.



Por la tarde del martes, luego de las exequias, el exalcalde de Culiacán se reunió en privado con quienes colaboraron en su campaña como candidato al Senado por el Partido Nueva Alianza y se preguntó en voz alta: “Si se sabía que era una persona muy importante para mí, que colaboró con mucho esfuerzo en la campaña y si lo asesinan un día después de la elección, ¿podría yo descartar el móvil político?”.

Cuen Ojeda, quien la noche del domingo electoral se fue a su casa consciente de que había perdido la votación, dijo a su gente que daba por cerrado lo referente a los comicios, pero no el caso de su hermano.

“El golpe más duro es que hayan asesinado a Alfredo y esto no puede dejarse así”, expresó en referencia al reclamo de justicia que horas antes les había hecho al gobernador Mario López Valdez, al secretario de Gobierno, Gerardo Vargas Landeros y al procurador Marco Antonio Higuera Gómez.

La mañana del lunes se hallaba en su casa de la colonia Chapultepec cuando le llegó la llamada. Jesús Alfredo Cuen fue atacado por un sujeto armado que le quitó la vida en el paseo Niños Héroes, en el tramo comprendido entre las calles Sepúlveda y Guerrero.

Por hallarse su domicilio cerca del lugar, el exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa llegó al lugar en que se cometió el crimen casi junto con la Policía. Corroboró que se trataba de su hermano y permaneció ahí, junto al cadáver, hasta que el Servicio Médico Forense recogió el cuerpo.

También llegó a la escena del crimen el procurador Higuera Gómez, quien con precipitación, incluso antes de que se levantaran los primeros indicios, descartó que hubiera una motivación política. Arribaron el alcalde Aarón Rivas, el rector de la UAS, Víctor Antonio Corrales Burgueño y el secretario de Gobierno, así como funcionarios de seguridad pública.

Fue poco lo que el excandidato del Panal habló con los funcionarios estatales. “Les pido que no quede impune la muerte de mi hermano, es todo lo que les puedo plantear ahorita”.

Sin rastros ni rostros

Sin embargo, las horas siguientes corrieron a favor de la impunidad. Es como si el crimen hubiera sido cometido por nadie porque sin líneas de investigación y con prisas por descartar la motivación política, la Procuraduría General de Justicia del Estado tenía en cero la investigación sobre el asesinato de Alfredo Cuen Ojeda.

El hecho, que sacudió a Sinaloa, no tuvo el mismo efecto en la fiscalía. Más allá del trabajo forense y los peritajes en el lugar del crimen y en el vehículo en que viajaba el exdirector de Deportes de la Universidad Autónoma de Sinaloa, la PGJE vio pasar las horas posteriores al homicidio sin obtener un solo indicio sobre los autores intelectuales y materiales.

Hasta el cierre de la edición de Ríodoce las pesquisas se sustentaban en declaraciones de testigos que no aportaban para establecer datos fiables sobre la identidad del asesino. Se logró establecer que el autor material, luego de matar a Jesús Alfredo Cuen y herir a la persona que conducía la camioneta en que se transportaba el exfuncionario de la UAS, se dio a la fuga en otro vehículo (un Jetta color blanco) en donde lo esperaban otros dos cómplices.

Las cámaras de video de negocios cercanos al sitio del homicidio registraron el hecho violento, pero no los rostros de los criminales. Esto fue lo que llevó al procurador a resolver casi inmediatamente después que se trató de un ataque dirigido directamente contra el hermano del alcalde de Culiacán con licencia.

Hasta el viernes, cuatro días después del suceso trágico, el Ministerio Público resaltaba como única línea de indagación la derivación del ataque de algún problema personal que Jesús Alfredo Cuen Ojeda hubiera tenido con sus victimarios. De tajo, sin sustentarlo en alguna prueba, descartó el móvil político. De acuerdo a declaraciones de investigadores que quedaron a cargo del caso, el avance era prácticamente nulo.

—¿Por qué se investiga el aspecto personal y no la connotación política como origen del homicidio?
—Es que hemos hablado con la familia, con gente que lo conocía y nadie señala elementos que le pudiesen representar un riesgo proveniente de la actividad que la víctima desempeñaba en la campaña de su hermano.

—¿Y por el lado personal, sí hay datos que apuntalen esta línea de investigación?
—No, tampoco. Pero era una persona que se desarrollaba en el ámbito profesional, que trabajaba para una institución educativa y que tenía un amplio círculo de convivencia. Por eso decidimos explorar primero ahí.

—¿Pudo tratarse de un mensaje para el hermano de la víctima, por el contexto electoral en que ocurre el homicidio?
—No. Ningún mensaje, ninguna seña en el esquema de comportamiento de los homicidas, ninguna amenaza previa, ningún temor que haya manifestado él a su familia, y ningún dato de los que han declarado abren esa posibilidad.

La Procuraduría se estancó en definir que fue un ataque directo, planeado, sin motivación política. De ahí no se movió, como nunca ha avanzado en centenas de homicidios marcados por la impunidad.

“Nada se descarta”

El viernes por la tarde, en conferencia de prensa, Héctor Melesio Cuen Ojeda reiteró lo que ya les había dicho en privado a sus colaboradores: el móvil político no se puede descartar en el asesinato de su hermano.

“Yo espero a que la justicia llegue. Dije mucho en campaña ¿quieres más de lo mismo?, pues hay que votar por los mismos. Y lo digo en buena onda, yo les dije que no podíamos nosotros seguir acostumbrándonos a la violencia que impera en Sinaloa, que estamos perdiendo la capacidad de asombro y que esa capacidad de asombro la íbamos a recuperar cuando nos mataran a un familiar. Que paradójico, a mí me mataron pronto a un familiar y no podemos estar cruzados de brazos porque a cualquiera nos puede llegar. Espero justicia, es lo único que puedo esperar y espero que los responsables de hacer justicia hagan su trabajo”, dijo.

Sobre una posible presencia de asuntos personales como incitación al crimen de Jesús Alfredo Cuen Ojeda, se sostuvo en no descartar nada “porque mientras no se solucione el caso, todo cabe”.

Negó que haya existido alguna amenaza de muerte sobre él o los integrantes de su equipo de proselitismo.

—¿Confía en la Procuraduría de Justicia y en la investigación que realiza?
—Sí confío. Nosotros no podemos hacernos justicia por nuestra propia mano.

—¿El procurador le ha presentado avances de la indagatoria?
—Para nada. No me ha dado a conocer avances.

—¿Cuántas veces se ha reunido con el procurador desde que ocurrió el homicidio?
—Una sola vez.

—Desde los primeros instantes posteriores al crimen la Procuraduría procedió a descartar el móvil político en la muerte de Alfredo Cuen, ¿usted también descarta el móvil político?
—Mientras no haya resultados nada se descarta. Le voy a dar seguimiento a los resultados que se tengan y espero que pronto los culpables paguen por este abominable crimen que cometieron.

El excandidato al Senado afirmó que cada vez es más difícil servir a la sociedad y como muestra recordó a Enrique Ávila, ex director jurídico de la UAS asesinado el 22 de junio de 2005, cuando la casa de estudios estaba perdiendo cerca de 50 millones de pesos anuales por demandas laborales arregladas. “Todo lo que pasó y lo que tuvimos que hacer para rescatar en su momento a la Universidad, donde yo me eché enemigos que los traigo pegados como sanguijuelas en la yugular. Y esa gente ahí está y la utiliza gente de más arriba”.


Melesio Cuen Ojeda: “No voy a ponerme a lloriquear”

Alcalde ya no, rector tal vez

Aunque dijo que no regresará a la Presidencia Municipal de Culiacán, a pesar de que la ley se lo permite, Héctor Melesio Cuen Ojeda dejó abierta la posibilidad de buscar por segunda ocasión la rectoría de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Pero enseguida corrigió: “No descarto una posibilidad que se pudiera presentar, aunque yo debo decirles que no comparto regresar a puestos donde ya estuve”.

Al hacer un recuento de la campaña que encabezó en busca de una curul en el Senado, Cuen Ojeda manifestó que ya le dio vuelta a esa página y sin embargo insistió que algo pasó el día de la elección porque él pensó que iba a ganar la contienda política.

“¿Que pasó? No sabría decirlo, a lo mejor López Obrador les pudiera contestar algo pero en el caso de un servidor yo no puedo saber que fue lo que pasó, lo cierto es que yo respeto a las instituciones, dije que iba a respetar los resultados y tengo que continuar mi trabajo, el que he estado desarrollando”.

“No voy a repetir lo que dijo López Obrador de todo lo que se repartió, de los tráileres con despensas que llegaron, todas las tarjetas de prepago, los monederos electrónicos. Sin embargo me siento contento porque cuando a uno le pasan cosas es porque no tuvimos la capacidad de evitarlas”, señaló.

Opinó que el Instituto Federal Electoral hizo bien su trabajo, “pero hay cosas que se le salieron de las manos”.

Cuestionado sobre el papel que jugó el Partido Nueva Alianza en la parte definitoria del proceso electoral, aceptó que tiene dudas al respecto, porque “lo que sí es cierto es que hasta el interior de una familia hay desavenencias”.

Dio a conocer que seguirá trabajando en vez de ponerse a lloriquear. Que regresará a su plaza de investigador de tiempo completo en la UAS y continuará con la asociación civil Cuenta conmigo por un Sinaloa mejor.

Respecto a la decisión de no retomar la alcaldía de Culiacán, expuso que “yo no concibo un candidato que vaya y busque otro espacio con la finalidad de regresar de nueva cuenta a su puesto anterior”.

Dijo que el actual alcalde de Culiacán hizo el compromiso de continuar con el Plan Municipal de Desarrollo y trabajar correctamente. “Lo está haciendo bien”, avaló.

Hizo la aclaración, puntualizó, para no debilitar el mandato de Aarón Rivas y porque Culiacán merece estar en estabilidad.


Barbarie en el campus

La indignación tomó por asalto a la Universidad Autónoma de Sinaloa. “El Gobierno debe poner un alto a esta enfermedad violenta que nos está carcomiendo como sociedad”, dijo el rector Víctor Antonio Corrales Burgueño ante el cadáver de Jesús Alfredo Cuen Ojeda, llevado al Polideportivo Universitario para un homenaje póstumo.

Se refirió a los más de cuarenta crímenes que han ocurrido contra universitarios durante los meses recientes.

El mismo día del homicidio el rector convocó a una conferencia de prensa para protestar “porque la violencia ha tocado reiterativamente la puerta de la UAS. No nos cansaremos para insistir ante el presidente Felipe Calderón y sus secretarios de Gobernación y Seguridad Pública, así como ante las autoridades estatales, para que este oprobio que hoy lastima e indigna a la casa rosalina, no quede impune”.

Conmocionado por el asesinato de Cuen Ojeda, el rector externó que “queremos vivir en paz y con seguridad y esto solo se logrará si estamos dispuestos a no perder el espacio público empeñando el mejor de nuestros esfuerzos en la recomposición del tejido social”.

Dijo que la UAS no olvidará a sus miembros que han sido víctimas de la violencia e insistirá en que se haga justicia como condición para que el Gobierno recupere la confianza y la seguridad de la sociedad.

Algunos de los hechos de universitarios atacados o asesinados, que continúan impunes, son los siguientes:

José Luis Peñuelas Leyva. Profesor de la Unidad Académica de Ciencias Económicas y Administrativas. Ultimado en Guasave el 14 de marzo de 2011.

Bernardo Romero. Estudiante de Sociología atacado a balazos dentro del aula, frente a otros alumnos, el 11 de febrero de 2011.

Bladimir López Reyes. Alumno de Agronomía de la UAS en Juan José Ríos que fue asesinado el 14 de abril de 2011.

Ethel Murillo Murillo. Estudiante de la Facultad de Medicina cuyo cadáver fue localizado en una narcofosa del poblado Plan de San Luis, Ahome, el 15 de abril de 2011.

Álvaro Rendón Moreno. Profesor de Filosofía y Letras que fue encontrado asesinado en las inmediaciones del poblado de Caitime, Salvador Alvarado, el 24 de abril de 2011.

Sonia Marlén Fernández. Herida con arma de fuego, disparada por un estudiante, mientras recibía clases el 13 de marzo de 2012 en la preparatoria de la UAS en Escuinapa.

Raúl Carvajal Valdez. Catedrático de las materias en informática y biología, ultimado en Mazatlán el 14 de mayo de 2012.

Perla Lizbeth Vega Medina. Maestra de la Facultad de Estudios Internacionales, asesinada en Culiacán el 27 de mayo de 2012.

Jorge Delgado Cansdales. Maestro de Educación Física, asesinado en Culiacán el 14 de junio de 2012.

Jesús Alfredo Cuen Ojeda. Exdirector de Deportes de la UAS, asesinado en Culiacán el 2 de julio de 2012.

 

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