viernes, 17 de febrero de 2012

PEÑA NIETO: ACARREO Y SIMULACION

 A través de un tercero, pidió a Jorge Hank Rhon no acudir a acto masivo

El primer acto priista con su virtual candidato a la Presidencia de la República, resaltó por lo de siempre:

 Acarreo, corporativismo, caos, el discurso sin proyecto y la simulación política.

Camiones cargados de “seguidores” llegaron desde Sonora, Sinaloa y los municipios del estado.

Enrique Peña Nieto pidió no ser fotografiado con Hank, pero éste acudió a un desayuno donde el precandidato lo atendió apenas tres minutos en el besamanos empresarial.

Los camiones cargados de personas llegaron desde distintos estados del País. Los más cercanos, Sonora y Sinaloa. No hubo intento por ocultar el acarreo. Los logotipos y las placas de las unidades de transporte delataban el origen.

Transportes Guasave, láminas de otras regiones y personas con evidente acento y presencia ajena a la bajacaliforniana. Por miles, fueron acarreados hasta el Bosque de la Ciudad en Mexicali para vitorear al virtual candidato del Partido Revolucionario Institucional a la Presidencia de la República.

Los hoteles de la capital del estado también estuvieron atestados. No hubo el martes 7 de febrero habitación disponible para ejecutivo alguno con viaje de trabajo a Mexicali. Los ocuparon los líderes priistas que auxiliaron en el acarreo.

Al estilo del partido tricolor, el de siempre, para no perder la convocatoria, prefirieron invertir en la transportación masiva. La que no asegura votos, pero sí le abona a la percepción. Al irreal contexto de un partido que se alejó de los ciudadanos y recurre al acarreo.

Enrique Peña Nieto, feliz. Discursando sin decir mucho. Dejándose tocar, abrazar, tomarse una y cien fotos con sus seguidores, más féminas que varones, valga decirlo. Lejos de sopesar el riesgo del acarreo, se erige presidente de los mexicanos. No promete nada. Sólo que sus enemigos son la inseguridad, la inflación, el desempleo.

Un gentil hombre sigue de cerca a Peña Nieto. Carga un banquito. Mejor dicho, una pequeña escalera para alcanzar aquello que en la estantería está fuera del alcance. Blanca la escalerita, tiene dos escalones forrados con plástico para que su ocupante no derrape.

Cuando el candidato del PRI se baja del entarimado, el diligente hombre lo sigue. No se le despega. Y justo cuando llega al inicio de la muchedumbre, inicia su labor. Toma la escalerita, la acomoda en tierra firme y la despliega. Entonces sí, Enrique Peña la escala y aparece alto. Se distingue más allá de su emperifollado peinado y sobresale entre la multitud. Deja atrás la corta estatura para saludar a los suyos. A los priistas de Baja California mezclados con los acarreados.

La simulación del PRI
 Luis Felipe Puente fue el propio a quien Enrique Peña Nieto pidió hablar con Jorge Hank Rhon.

El mensaje que envió el candidato del PRI a la Presidencia de la República fue claro:

No quería que el ingeniero Hank acudiera a alguno de sus actos. Mucho menos al masivo, organizado en el Bosque de la Ciudad en Mexicali.

Una fuente cercana al candidato tricolor, explicó a ZETA que Luis Felipe Puente, quien por cierto fue secretario de Transporte en el gobierno mexiquense de Peña, le dio personalmente la consigna al del Hipódromo.

Peña Nieto no quiso arriesgarse a que le tomaran una fotografía con Hank, y que esa fuese la nota nacional. Tomó las precauciones por la experiencia vivida en los últimos días:

Cuando acudió en gira oficial a Puebla, al acto acudió presuroso Mario Marín, el notorio ex gobernador de aquella entidad mejor conocido como “El Gober Precioso”, luego de las conversaciones que le fueron grabadas en un escándalo que incluía la pederastia.

La imagen de Peña y Marín, fue la principal crítica a propósito de aquel encuentro político electoral. La consigna fue que no podía el candidato, relacionarse públicamente con personajes de su partido que hayan sido centro del escándalo político y judicial. Por eso sus asesores le recomendaron que se alejara de Jorge Hank.

El del Hipódromo fue detenido el 4 de junio de 2011 por elementos del Ejército Mexicano bajo el delito de acopio de armas. Más de 80 armas de uso exclusivo del Ejército fueron encontradas en el perímetro residencial de los Hank. Tres de ellas fueron utilizadas para ejecutar por lo menos a dos personas en el mismo año.

A pesar de la evidencia, del parte militar y de los esfuerzos de la fiscalía federal, una jueza dejó en libertad a Hank. Actualmente en la Procuraduría del Estado de Baja California, se le sigue investigación en los casos de los ejecutados con dichas armas, y en el expediente de la madre de uno de sus nietos, la joven María Angélica Muñoz Cervantes, quien fue brutalmente asesinada.

Por estas razones, los asesores de Peña Nieto recomendaron alejarse del ex alcalde y derrotado candidato al gobierno del estado. Indican que serían estos hechos, más el reciente conflicto judicial, luego que en el avión rentado por Jorge Hank Rhon y en el que se transportaba también su esposa y doce familiares más, fueron trasladadas, sin permisos al momento del aterrizaje y sin identificadores de su legal origen, 24 especies avícolas, tres de las cuales cuentan con protección especial; situación que habría influido para que su esposa, María Elvia de Hank, no fuese nominada en la fórmula al Senado de la República.

Pero Jorge Hank no cumplió a Peña Nieto.
Si bien es cierto -y evidente porque no hay gráfica- que Jorge Hank acató la orden de no asistir al acto masivo, sí acudió a un desayuno que en privado, celebró Peña Nieto con empresarios de la región. Envió al encargado de relaciones públicas de su clan, Miguel Ángel Badiola, con el organizador del desayuno, el empresario Nezahualcóyotl Pérez Román, como avanzada.

La madrugada de un día antes, Hank llegó a la capital y temprano se apersonó en la tempranera comilona, que otros sí invitados ya atendían. Entre ellos Cuauhtémoc Pérez Román, hermano del anfitrión y presidente del consejo de Grupo Urbi; Federico Cota Trenti, Ricardo Arjona, Don Hugo Torres Chabert, José Baraquiel Fimbres, Pedro Romero Torres Torrija, Jorge Kuri, José Galicot (quien se refirió a Peña Nieto como el próximo Presidente de la República), Salomón Cohen, Raymundo Arnaiz, Francisco Rubio, Ignacio Fimbres, José Kabande, Jaime Roberts, “El Negro” Martínez Palomera, Juan Ignacio Guajardo, Salvador Jiménez, Mario García Franco, Federico Díaz y Aurelio Flores Peña, entre otros.

Quien también acudió aún en horario y día hábil, fue el alcalde de Tijuana, Carlos Bustamante Anchondo, quien supone se deshizo de su investidura de alcalde para acudir presuntamente en su calidad de empresario, aunque cayó en una franca falta electoral.

Explicaron a ZETA los presentes que, cuando Enrique Peña Nieto divisó en la salutación la corpulenta figura de Jorge Hank, sólo atinó a saludarlo como a uno más. “Si le dedicó tres minutos es demasiado, y parecía que el tema era que a María Elvia no le habían dado la candidatura”, comentó la fuente.

Después de eso, nada. No sostuvo encuentro exclusivo y en privado con el empresario de las casas de juego. No fuera a ser que le tomaran una foto. De hecho cuando Peña Nieto hubo de quedarse en Tijuana para la grabación de propaganda política en el bordo, en las locaciones de Playas y Otay, decidió no hospedarse en el hotel de Jorge Hank. Tampoco lo hizo en el de Carlos Bustamante. Prefirió el Camino Real, para evitar ligas con los mencionados.

Acarreo político-sindical
 Desde las nueve de la mañana empezaron a llegar camiones cargados de todos los municipios: Tecate, Ensenada, Playas de Rosarito y Tijuana. También del estado de Sonora y hasta de las cercanías de Sinaloa. Las unidades tardaron en arribar ante el aumento en la seguridad en los retenes militares.

Cercano a las instalaciones del Bosque de la Ciudad, un vehículo transitaba por las calles con un altavoz, anunciando la llegada del virtual candidato tricolor a la entidad. De la misma manera ofrecía servicio de taxi para quienes quisieran acudir, para que “no batallaran”.

A las diez de la mañana todo se convirtió en caos, la mala organización fue la vertiente en que se desarrolló el evento, pese a que elementos de la Dirección de Seguridad Pública Municipal de Mexicali cerraron calles e implementaron un operativo para evitar el desorden. La mala logística y el desbordamiento de los acarreados terminaron por vencer.

Aunado a ello, por motivos de seguridad del candidato, se instalaron detectores de metal en los únicos dos accesos a la ciudadanía, los cuales eran revisados minuciosamente para evitar el ingreso de alguna naranja, sándwich o producto que pudiera convertirse en proyectil contra el virtual candidato; ésa fue la instrucción.

Esta situación molestó sobre todo a las personas que fueron traídas de otras partes del estado y de fuera del mismo, ya que viajaron desde temprano en ayunas, y su aperitivo les fue recogido. Ya en el evento, sólo les dieron agua, pese a que el mitin terminó casi a la una de la tarde.

“En el PRI todos son influyentes”, decía un reportero a un funcionario municipal que acudió luego de haber pedido el día sin goce de sueldo. Y es que una puerta contigua fue instalada para que los elegidos no tuvieran que pasar por las molestas revisiones. Por ahí los líderes sindicales priistas pudieron ingresar con su gente, todo mundo conocía a alguien y todo mundo quería entrar primero. El caos reinó de nuevo, incluso los accesos no estaban preparados para las personas que asistían en sillas de rueda, que ante el tumulto, no lograban ingresar.

Desde primeras horas, la instrucción por parte del equipo de Enrique Peña Nieto fue que ningún funcionario de primer nivel acudiera al evento para no politizarlo; únicamente el tesorero del Ayuntamiento, Francisco Fimbres Gallego, desobedeció la orden directa.

Incluso el alcalde de Mexicali, Francisco Pérez Tejada Padilla, pidió el día para poder asistir, pero desistió y sólo acompañó al candidato en una reunión a puerta cerrada en un fraccionamiento privado, donde estuvo con la clase empresarial.

Otro de los desobedientes fue el síndico del Ayuntamiento, César Alfredo Ascolani. La gravedad del asunto fue la presencia de burócratas de toda la entidad, los cuales se tomaron el mega puente, debido a que el lunes no fue día hábil.

Casualmente, el Congreso del Estado pospuso desde tiempo atrás la sesión, que regularmente es el martes, para el miércoles, con lo cual los diputados del PRI,  así como del Partido Verde Ecologista  de México (PVEM), pudieron asistir a la visita de Peña Nieto.

Desde el megáfono, una voz de mujer avisaba a los asistentes que se había perdido una niña de 4 años, otra masculina pedía a los asistentes buscar lugares hasta atrás porque la parte de adelante se había llenado y no permitía el paso al candidato.

El tiempo trascurría y el ánimo decaía, fue hasta las 11:30 de la mañana cuando Enrique Peña Nieto llegó al evento. Saludó, besó y se tomó fotos todo lo que pudo, algunos se decepcionaron al no ver a su esposa, Angélica Rivera “La Gaviota”, como se había anunciado, pero igual le pedían la foto del recuerdo.

“¡Te amo!”, gritó una señora. “¡Te quiero más que ‘La Gaviota’!”, espetó otra. Una más le prometía cosas que no le podía ofrecer la actriz de Televisa., “Estás bien guapo” le dijeron. Una más, líder de colonia, le exigía a los del Estado Mayor Presidencial: “Traigan al candidato, si no le quiero hacer daño, lo quiero abrazar”. Otras pedían llevárselo a su casa.

Peña Nieto tardó cerca de 45 minutos en llegar al presídium, en parte porque tenía que subir y bajar un pequeño escalón que su equipo colocaba y, por su baja estatura, no alcanzaba a superar la valla de seguridad.

Discurso: Muchos temas, cero propuestas
 El discurso del precandidato a la Presidencia de la República fue breve y conciso, sin mucho fondo. Primero tomó protesta a las estructuras territoriales, mero trámite. Luego se postró ante el micrófono, comprometiéndose a hacer promesas de campaña una vez que sea candidato.

“De manera muy especial quiero saludar a quienes sin duda son el mayor orgullo del partido, a quienes hoy tuve oportunidad en un primer encuentro en trayecto a una reunión a un grupo que representaban a este sector; a la fortaleza, orgullo y mayor vitalidad que tiene el partido. Saludo a lo más bello de todo México y esta tierra, a las mujeres de Baja California”, dijo en un tono de cortejo más que ideológico.

Se refirió al tema de las tarifas eléctricas y la inseguridad, pero sin prometer solución: “Hoy el partido en el poder, el gobierno federal, alguna vez llegó justamente a esta tierra de Baja California, y hoy aplaudo lo que Ariana (una de las oradoras) vino a señalar, por aquí llegaron y yo espero que por Baja California también se vaya”.

El precandidato respondió al posicionamiento de Josefina Vázquez Mota, virtual candidata del PAN a la Presidencia de la República, y al contrario de tacharlo a él como el enemigo a vencer, dijo que el enemigo está afuera de la política.

“Se equivocan aquellos que suponen que para el PRI los enemigos de nuestro partido están en la oposición, en el PAN o el PRD, se equivocan. Para el PRI sus principales enemigos están en los enemigos que México entero tiene, en la violencia, en el desempleo, en la frustración que nuestros jóvenes viven cuando, saliendo de sus estudios de preparatoria o de universidad, no encuentran una opción de trabajo. Los enemigos del PRI están en aquellos que generan violencia sobre la sociedad”.

Nuevamente, como ha sido la constante en su discurso en toda la “pre” campaña, Peña Nieto habló del nuevo PRI, del que se preocupa por el empleo, la economía y la oferta educativa; temas que, a su consideración, ha demostrado saber manejar por su experiencia en el pasado.

El abanderado tricolor insistió que la campaña será de acercamiento con la gente, igual retomó el tema migratorio, el potencial geográfico de la región y la falta de eficiencia de los gobiernos panistas en la entidad. Incluso al inicio del discurso habló sobre el temblor ocurrido en la región en 2010.

“Mañana, cuando regrese ya en campaña, en lo que va a ser mi compromiso con México y con los bajacalifornianos, voy a hacer una campaña de compromisos, voy a hacer una campaña que deje muy en claro cual es la oferta y a qué me comprometo llevar a cabo en Baja California y en todo México”, pronunció.

En un acercamiento con los medios que se reunieron a esperarlo a la salida, sentenció que no quería incumplir con la legislación electoral al ser cuestionado sobre su propuesta en el tema de las tarifas eléctricas, sin embargo, expuso:

“Es un tema del que voy a hacer un compromiso iniciada la campaña, me queda muy claro que la gente de Baja California, y en especial de Mexicali y Tijuana, tienen tarifas no competitivas, más elevadas que en el resto del País, y evidentemente por el clima que se vive en esta zona, lo que tiene que lograr una familia por el consumo de energía eléctrica, está muy por encima del promedio de las familias mexicanas”.

Día de las mujeres con Peña Nieto
 “¡Papacito, estás mejor que lo que tengo en casa, ven para acá, yo te trato mejor que ‘La Gaviota’!”, gritaba parada sobre la silla una joven mujer, regordeta y caderona, recargada sobre la valla metálica que separaba al público del pasillo donde se desplazaba el precandidato priista a la Presidencia de la República, quien sonreía de lejos ante los múltiples gritos.

Otra mujer tuvo mejor suerte, pues los gritos y piropos los acompañaba con una pancarta que levantaba a dos brazos con un “Te amo” inscrito. Ante la insistencia, el político dio medio vuelta y, como pudo, alcanzó a estirar el brazo para saludarla de mano.

Fue día de las mujeres que esperaron horas para ver, aunque fuera de lejos, a su candidato. Jóvenes, no tan jóvenes, mujeres pegadas a la valla, sobre las sillas plegables y hasta en silla de ruedas, buscaban acercarse al ex gobernador del Estado de México para apapacharlo, besarlo y tomarse una foto con él en su visita a Mexicali, ahí en pleno Bosque de la Ciudad.

Una señora en silla de ruedas espero paciente durante horas pegada a la valla humana formada donde cruzaría Peña Nieto en su entrada el lugar, pero aguantó estoica a un lado de jóvenes priistas que hacían bulla, se tomaban fotos entre ellas, brincaban y bailaban sobre las sillas, mientras esperaban la llegada del precandidato. De repente una mujer, como pudo, llegó hasta el frente de la valla y a gritos suplicaba un lugar al frente para la señora discapacitada, aunque nadie le hacía caso.

Y es que Enrique Peña Nieto ya había llegado al evento, pero tardó más de media hora en cruzar la valla, saludando, besando, dejándose abrazar y -sobre todo- dejándose querer por su fans, que a como diera lugar, buscaban una imagen a su lado. En la multitud de repente apareció el enjambre de fotógrafos, guaruras y auxiliares que rodeaban a Peña Nieto, quien de repente se alzaba medio metro entre el grupo y, sonriente, saludaba.

Recorría otro par de metros y de nuevo sobresalía entre la multitud. Cuando llegó hasta donde estaba la mujer en silla de ruedas –ya instalada sobre el perímetro de la bamboleante valla humana-, la dama que acompañaba a la discapacitada lo jaló hacia ella y, displicente, Peña se acercó para abrazarla y recibir un beso en la mejilla de la desvalida mujer.

Otra media hora de apapachos, besos y más fotos. Finalmente Peña Nieto llegó hasta el presídium, donde lo esperaba la clase política priista -diputados locales, federales, senador- y los ahora precandidatos a diputados federales y el Senado. Luego vino la faramalla de la “toma de protesta” a los comités seccionales y el discurso.

Ya en la despedida, Peña Nieto aprovechó para una nueva racha de saludos y más besos de quienes se arremolinaban ya sin mucho control en torno a él, y hasta alcanzó a contestar algunas preguntas de los reporteros que lo esperaban tras la valla del lado oriente.

 Eso sí, nunca se le despegó un joven de lentes y con chamarra roja que cargaba la pequeña escalerilla que usaba cada metro y medio para alzarse entre sus fans. Después vino el caos, el atolladero para salir, para buscar el sándwich y la soda, los camiones y el largo embotellamiento para salir del Bulevar Río Nuevo.

“A ver con quien me regresó, ya no me va a querer mi esposo”, dijo al final del mitin, ya desanimada, la mujer que le gritaba a Peña Nieto desde la valla, ya con la hormona más asentada  y sin haber podido acercarse al político mexiquense.

Colaboraron en esta información: Adela Navarro Bello, Sergio Haro Cordero y Cristian Torres Cruz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario