A 80 años de cárcel fue condenado Abraham Antonio Ramírez González, conocido como "El Asesino de Valle Alto", quien privó de la vida a dos mujeres. Por una de ellas le fue dictada la condena que ya estará cumpliendo en un penal del estado.
Los terribles hechos se dieron en abril del 2011.
Abraham
Antonio Ramírez González, era empleado de la tienda The Home Depot y estranguló
a dos mujeres, empleadas de farmacias, dentro casas deshabitadas del
fraccionamiento Valle Alto, lo que despertó rumores de un asesino serial por los
patrones que repitió en los asesinatos.
El sujeto es responsable de la
muerte de Liliana Romero Espejo, empleada de la Farmacia Unión, y la señora
Sandra Vianey González, empleada de Farmacias del Ahorro. Ahora se le sentenció
por la primera víctima. Lo anterior quedó fundamentado en la causa 107/2011 del
Juzgado Quinto de Primera Instancia de la ciudad de Veracruz.
El titular
del juzgado Uriel Domínguez Colio encontró a este joven responsable del artero
crimen y de acuerdo con el perfil psicológico, arrojó ser una persona altamente
peligrosa, por lo que determinó aplicarle la pena más alta.
Ramírez
González de 24 años de edad, fue asegurado por los agentes de la AVI, al tratar
de atacar a su tercera víctima, lo que generó una seria investigación por parte
de los agentes de la AVI de Veracruz.
El segundo cuerpo fue descubierto
el 2 de abril del 2011, y se trataba de Liliana Romero Espejo, empleada de la
farmacia Unión.
Su cuerpo estaba en avanzado estado de descomposición y
en condiciones muy similares a como encontraron el cuerpo de la primera víctima,
señora Sandra Vianey González, empleada de Farmacias del Ahorro, hace cinco
meses en esas mismas calles.
Ambos homicidios tenían cosas similares,
las dos mujeres fueron estranguladas y abandonadas en las casas deshabitadas de
este fraccionamiento y que ambas eran empleadas de farmacias, por lo que
dedujeron que debía esperarlas muy temprano a que salieran de sus casas rumbo al
trabajo.
Los agentes verificaron las pistas y comenzaron a frecuentar la
parada de autobuses, en la que ambas víctimas debían esperar su camión.
Poco a poco se fueron topando por un sujeto que siempre llevaba puestos
audífonos, y caminaba con la mirada clavada en el piso, mismo que permanecía en
las paradas de autobuses desde las cinco de la mañana, y no abordaba ninguno, al
menos los tres primeros en pasar, para después desaparecer.
Los agentes
dieron con una mujer que denunció era acosada y vigilada por Abraham Antonio
Ramírez González, lo que despertó serias sospechas de que él fuera el autor
material de los dos asesinatos.
Entonces los agentes optaron por
tenderle un señuelo al asesino, en la parada de autobuses de pasaje, logrando
ser señalado por una vecina de Valle Alto, como el sospechoso principal.
Los agentes aseguraron al sospechoso y le encontraron en una maleta que
traía en la espalda, películas pornográficas, y artículos de dama: una pulsera
en color negro y unas pinturas de uñas, éstas últimas reconocidas por los
familiares de Liliana Romero Espejo, como propiedad de la ahora occisa.
Abraham Antonio Ramírez González terminó por aceptar y confesar, que
había asesinado a las dos mujeres, que tenía problemas de inseguridad en su
persona, y que le era difícil entablar una relación con una mujer.
El
sujeto dijo paso a paso lo que hacía, primero las espiaba desde una ventana de
su casa del fraccionamiento Valle Alto, cuando pasaban para esperar sus
autobuses de pasaje a las cinco de la mañana, pero cuando iban acompañadas o
había alguien más no salía.
Esperaba hasta que fuera el momento
oportuno, salía con un cuchillo tipo sierra y las amagaba con el arma, para
llevarlas por la fuerza hasta una vivienda abandonada con intención de
violarlas.
Una vez dentro de las casas deshabitadas, les ordenaba que se
desnudaran, pero como no lo hacían, comenzaban a llorar y a gritar, el homicida
se ponía nervioso y molesto.
Entonces las estrangulaba con sus propias
manos, pero en la segunda víctima utilizó un pedazo de venda, y luego regresaba
a su vida normal, dejando los cadáveres, que días después fueron encontrados.
Los agentes de la AVI revisaron la vivienda del asesino y encontraron
más material pornográfico, pastillas eróticas, y una venda a la cual le hacía
falta el pedazo, que Medicina Forense encontró enredado en el cuello del cadáver
de Liliana Romero Espejo, la segunda víctima.
La señora Sandra Vianey
González tenía 32 años de edad, con domicilio en Valle Alto, fue asesinada el
pasado 11 de octubre del 2010, dentro de una casa abandonada en calle Flamingo
241, cuando su marido no pudo acompañarla a la parada del camión.
Cinco
meses después, el 30 de marzo del 2011, asesinó a Liliana Romero Espejo, quien
contaba con 26 años, y su cuerpo apareció el sábado 2 de abril, dentro de una
residencia deshabitada en la calle Flamingo 251 del mismo fraccionamiento Valle
Alto.
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