viernes, 17 de febrero de 2012

80 AÑOS DE CÁRCEL A FEMENICIDA VERACRUZANO

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A 80 años de cárcel fue condenado Abraham Antonio Ramírez González, conocido como "El Asesino de Valle Alto", quien privó de la vida a dos mujeres. Por una de ellas le fue dictada la condena que ya estará cumpliendo en un penal del estado. 

Los terribles hechos se dieron en abril del 2011. 



Abraham Antonio Ramírez González, era empleado de la tienda The Home Depot y estranguló a dos mujeres, empleadas de farmacias, dentro casas deshabitadas del fraccionamiento Valle Alto, lo que despertó rumores de un asesino serial por los patrones que repitió en los asesinatos. 

El sujeto es responsable de la muerte de Liliana Romero Espejo, empleada de la Farmacia Unión, y la señora Sandra Vianey González, empleada de Farmacias del Ahorro. Ahora se le sentenció por la primera víctima. Lo anterior quedó fundamentado en la causa 107/2011 del Juzgado Quinto de Primera Instancia de la ciudad de Veracruz. 

El titular del juzgado Uriel Domínguez Colio encontró a este joven responsable del artero crimen y de acuerdo con el perfil psicológico, arrojó ser una persona altamente peligrosa, por lo que determinó aplicarle la pena más alta. 

Ramírez González de 24 años de edad, fue asegurado por los agentes de la AVI, al tratar de atacar a su tercera víctima, lo que generó una seria investigación por parte de los agentes de la AVI de Veracruz. 

El segundo cuerpo fue descubierto el 2 de abril del 2011, y se trataba de Liliana Romero Espejo, empleada de la farmacia Unión. 

Su cuerpo estaba en avanzado estado de descomposición y en condiciones muy similares a como encontraron el cuerpo de la primera víctima, señora Sandra Vianey González, empleada de Farmacias del Ahorro, hace cinco meses en esas mismas calles. 

Ambos homicidios tenían cosas similares, las dos mujeres fueron estranguladas y abandonadas en las casas deshabitadas de este fraccionamiento y que ambas eran empleadas de farmacias, por lo que dedujeron que debía esperarlas muy temprano a que salieran de sus casas rumbo al trabajo. 

Los agentes verificaron las pistas y comenzaron a frecuentar la parada de autobuses, en la que ambas víctimas debían esperar su camión. 

Poco a poco se fueron topando por un sujeto que siempre llevaba puestos audífonos, y caminaba con la mirada clavada en el piso, mismo que permanecía en las paradas de autobuses desde las cinco de la mañana, y no abordaba ninguno, al menos los tres primeros en pasar, para después desaparecer. 

Los agentes dieron con una mujer que denunció era acosada y vigilada por Abraham Antonio Ramírez González, lo que despertó serias sospechas de que él fuera el autor material de los dos asesinatos. 

Entonces los agentes optaron por tenderle un señuelo al asesino, en la parada de autobuses de pasaje, logrando ser señalado por una vecina de Valle Alto, como el sospechoso principal. 

Los agentes aseguraron al sospechoso y le encontraron en una maleta que traía en la espalda, películas pornográficas, y artículos de dama: una pulsera en color negro y unas pinturas de uñas, éstas últimas reconocidas por los familiares de Liliana Romero Espejo, como propiedad de la ahora occisa. 

Abraham Antonio Ramírez González terminó por aceptar y confesar, que había asesinado a las dos mujeres, que tenía problemas de inseguridad en su persona, y que le era difícil entablar una relación con una mujer. 

El sujeto dijo paso a paso lo que hacía, primero las espiaba desde una ventana de su casa del fraccionamiento Valle Alto, cuando pasaban para esperar sus autobuses de pasaje a las cinco de la mañana, pero cuando iban acompañadas o había alguien más no salía. 

Esperaba hasta que fuera el momento oportuno, salía con un cuchillo tipo sierra y las amagaba con el arma, para llevarlas por la fuerza hasta una vivienda abandonada con intención de violarlas. 

Una vez dentro de las casas deshabitadas, les ordenaba que se desnudaran, pero como no lo hacían, comenzaban a llorar y a gritar, el homicida se ponía nervioso y molesto. 

Entonces las estrangulaba con sus propias manos, pero en la segunda víctima utilizó un pedazo de venda, y luego regresaba a su vida normal, dejando los cadáveres, que días después fueron encontrados. 

Los agentes de la AVI revisaron la vivienda del asesino y encontraron más material pornográfico, pastillas eróticas, y una venda a la cual le hacía falta el pedazo, que Medicina Forense encontró enredado en el cuello del cadáver de Liliana Romero Espejo, la segunda víctima. 

La señora Sandra Vianey González tenía 32 años de edad, con domicilio en Valle Alto, fue asesinada el pasado 11 de octubre del 2010, dentro de una casa abandonada en calle Flamingo 241, cuando su marido no pudo acompañarla a la parada del camión. 

Cinco meses después, el 30 de marzo del 2011, asesinó a Liliana Romero Espejo, quien contaba con 26 años, y su cuerpo apareció el sábado 2 de abril, dentro de una residencia deshabitada en la calle Flamingo 251 del mismo fraccionamiento Valle Alto.

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