Vecinos denuncian parrandas y abuso
En estado de ebriedad, Maximino Fernández Ávila comenzó a disparar armas de fuego en su domicilio particular de la Manzana 3 y Lote 11, en un exclusivo fraccionamiento de Cabo San Lucas. Pese a la denuncia no fue detenido, y mucho menos consignado.
Gerardo Zúñiga Pacheco
Cabo San Lucas, Baja California Sur. Los líderes del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) no terminan de salir de un problema cuando ya están metidos en otro. Apenas el 7 de noviembre, Jorge Emilio González Torres, mejor conocido como “El Niño Verde”, estuvo involucrado en la investigación del crimen de la joven búlgara Galina Chankova Chaneva, cuando en medio de una fiesta, supuestamente la mujer se aventó por la ventana de un departamento, propiedad del líder de ese instituto político, en pleno Bulevar Kukulcan en Cancún, Quintana Roo.
Ahora, después de ese extraño caso, surge el de Máximo Fernández Ávila, líder del PVEM en Baja California Sur, quien, en completo estado de ebriedad, comenzó a disparar armas de fuego en su domicilio particular de la Manzana 3 y Lote 11, en un exclusivo fraccionamiento de Cabo San Lucas, donde la mayoría de los propietarios son familias mexicanas acaudaladas o extranjeros.
Datos entregados a ZETA exponen que la madrugada del 29 de noviembre -para amanecer el 30- se escucharon dos denotaciones de arma de fuego en el interior del fraccionamiento, por lo que muy alarmados, los vecinos se levantaron pensando que se trataba de un asalto a mano armada o un homicidio.
De inmediato se comunicaron a la caseta de seguridad del residencial para saber lo que sucedía, por lo que los guardias explicaron que los disparos habían provenido de la casa del líder del PVEM, y que en su interior “habían observado entrar a dos personas: Hugo Sedano, chofer de Fernández, y Juan Garibaldo Aguilar Romero, representante del PVEM en el Instituto Federal Electoral”.
Los guardias de seguridad llamaron a los teléfonos de emergencia de la Dirección de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de Los Cabos, quienes en cuestión de minutos llegaron al lugar, bajo el cargo del Comandante Juan Carlos Quiroz.
Los residentes salieron de sus casas y se reunieron afuera de la vivienda del “Líder Verde” para ver qué había pasado, ya que temían que hubiera sucedido lo peor, por lo que observaron que los policías se bajaron de las unidades y rodearon la residencia también conocida o identificada como “Casa Águila”. Una vez acordonada la vivienda, comenzaron a gritar para que los que ahí se encontraran, salieran con las manos en alto porque la tenían rodeada.
Así, después de varias advertencias, el primero en salir fue Maximino Fernández Ávila, el líder del PVEM, enseguida su chofer Hugo Sedano y posteriormente el representante del partido en el IFE, Juan Garibaldo Aguilar Romero.
Dirigidos por el Comandante Quiroz, los policías preguntaron si había más personas en el interior, a lo que respondieron que no, procediendo a retenerlos, en tanto un grupo de agentes revisaba el interior de la casa, por lo que al salir llevaban dos pistolas 9 milímetros y una escopeta.
Ya en el interrogatorio y según la versión de los policías, el líder del PVEM terminó por aceptar que habían hecho dos disparos porque después de tomarse unas copitas “andaban muy alegres”.
Los dejan libres
Sin embargo, Maximino Fernández Ávila, Hugo Sedano y Juan Garibaldo Aguilar Romero no fueron detenidos ni tampoco consignados como presuntos responsables de alterar el orden público y disparar las armas de fuego.
Para sorpresa de todos los vecinos, los presuntos responsables regresaron al interior de su domicilio a seguir la borrachera, en tanto los policías se llevaban las armas incautadas. La explicación que el Comandante dio a los residentes, fue que no se los llevarían porque “Maximino era regidor y dueño del (mercado) Chedraui”, según expuso en su propio estado etílico el líder del PVEM, cuando la realidad -según los vecinos- es que lo fue en la administración pasada del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y tampoco es socio, ni mucho menos dueño de esa cadena comercial.
Lo único que hizo el funcionario policiaco fue retirar las armas e identificaciones personales de todos los involucrados, las cuales no serían entregadas hasta no rendir declaración en torno a los hechos.
En un escrito enviado a ZETA, los vecinos dijeron que esta situación “nos deja con la incertidumbre de qué fue realmente lo que sucedió y por qué no se lo llevaron detenido, cuando lo sorprendieron en flagrancia”, ya que viven con inquietud y temor.
De hecho, Fernández Ávila es considerado una persona non grata en el exclusivo fraccionamiento, porque últimamente ha tenido comportamientos abusivos. Los quejosos aportaron más datos:
1. El líder del PVEM tiene conflictos serios con los vecinos porque mete su mascota a bañar a la alberca común de los residentes, y cuando ha recibido reclamos, siempre contesta que “si dejaban meter niños”, su mascota también entraría a nadar, ya que no causaba ningún disturbio, atentando de esa manera con la salubridad y violentando los lineamientos internos de la Asamblea de Condominios.
2. En otra ocasión, Maximino Fernández Ávila golpeó al guardia de seguridad, Anselmo Joyeño Tecuapa, porque se negó a prender la caldera de la alberca de uso común, ya que tenía varios meses de no cubrir la cuota de mantenimiento y se tomaron medidas de presión para que el regidor se regularizara con sus pagos. Eso bastó para que, molesto, comenzara a golpear al guardia, y cuando éste corrió a resguardarse en la caseta, empezó aventar cosas como herramientas y lo que encontraba a su paso. El guardia de seguridad se percató de que el líder del PVEM andaba en completo estado de ebriedad.
ZETA solicitó una entrevista con Maximino Fernández Ávila, pero al cierre de esta edición no había sido concedida porque “estaba en México”.
Hoy se sabe que estaba cabildeando la posibilidad de postular como candidato a senador de ese instituto al indiciado ex gobernador de Baja California Sur, Narciso Agúndez Montaño.
Ve al ex gobernante como su “carta más fuerte” a la candidatura al Senado de la República, a pesar de que el 6 de diciembre fue inhabilitado por la Contraloría General del Estado para no ocupar un cargo público en los próximos seis años, y actualmente es sujeto de un proceso penal por la venta irregular de siete bienes inmuebles en un exclusivo fraccionamiento de Cabo San Lucas.
En su primera reacción sobre la inhabilitación de Narciso Agúndez Montaño, el líder quiso minimizar la decisión de la Contraloría, argumentando que era “sólo el inicio de un proceso”, por lo que no necesariamente inhabilitaba la posible candidatura del ex gobernador como senador.
Asimismo, consideró que la decisión apenas se había tomado, por lo que el ex gobernante del PRD tenía derecho de réplica y tiempo suficiente para recurrir a otras instancias y pelear jurídicamente, lo cual podría tomar el tiempo de la actual administración de Marcos Covarrubias Villaseñor.
En cuanto a su compañero de parranda, Juan Garibaldo Aguilar Romero -también inhabilitado por Contraloría General del Estado-, dijo que él tenía un puesto de buena fe, y si “en su momento, de plano ocupamos relevarlo, se puede hacerlo, pero sería bajo una decisión interna del PVEM”.
Por lo pronto, el ex oficial mayor del gobierno del PRD sigue como representante del IFE del PVEM, y el 6 de diciembre no estuvo presente en la reunión del consejo porque “estábamos en la Ciudad de México, viendo la lista de candidatos”.
Y fue más allá: Tenía hasta el 10 de diciembre para presentar la lista de probables candidatos a diputados federales y senadores en la Ciudad de México, en la que se incluye el nombre del ex gobernador Narciso Agúndez Montaño.
A decir de Maximino Fernández, las elecciones “tienen una estructura y votos que pueden hacer ganar al partido”, y desde su punto de vista muy personal, “hizo buen trabajo, el cual se refleja en las últimas encuestas que se hicieron, aunque la decisión de las candidaturas recaerá finalmente en el consejo político nacional y no en lo personal o de la dirigencia del PVEM en el estado”.
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