El sinaloense Francisco
Labastida Ochoa, uno de los priistas con mayor influencia en la clase política
moderna, admite que el PRI tiene ante sí la posibilidad de refundarse o morir,
pero teme que los grupos que quieren el poder por el poder o que lo utilizaron
para hacer negocios privados, se apropien de él y terminen por aniquilarlo.
Cuando se le pregunta sobre
el destino del Grupo Atlacomulco y las familias Baz, Del Mazo, Montiel, Hank,
Chuayffet, Beteta, Pichardo, Peña, responde con suma cautela: “Si hablamos de
un cambio profundo tiene que haber una renovación de fondo. La medicina tiene
que ser en función del daño”.
Asegura que la pulverización
del PRI se inicia al entrar el PAN a gobernar el país: “No quiero decir algo de
lo cual no estoy seguro. Pero una de las expresiones que le dieron un golpe
duro al PRI es cuando se entrega el poder al PAN y el poder presidencial se
debilita con el surgimiento de esa casta de virreyes llamados gobernadores, que
empezaron a tener sus feudos y a reforzar sus cacicazgos en todo el país. Y eso
se dio durante los sexenios en que el PAN mantuvo la Presidencia. Ahí es donde
empieza a soltar el poder el PRI”.
En una conversación
telefónica, el ex Gobernador de Sinaloa se muestra reacio a explayarse sobre la
agonía del PRI. Se reserva comentarios para un libro donde narra sus memorias
sobre lo que se veía venir, pero que el Partido y su dirigencia se negaron a
atender, como la inconformidad social de un amplio número de mexicanos.
—¿Cómo explica el colapso del PRI o del régimen
político?
—A ver, yo creo que como
todos los fenómenos sociales y políticos de gran envergadura, son
multifactoriales las causas, no hay una sola. Y tal vez las más significativas
es el deterioro terrible que sufrió la seguridad pública en el país; el
crecimiento de la corrupción y los efectos correspondientes a la imagen del
PRI. Obviamente el problema de corrupción no es un asunto de partidos, es un
problema de personas y en todos los partidos hay personas indebidas como también
gente que vale la pena.
—¿Entonces es con Ernesto Zedillo que decide negociar
con el PAN la sucesión presidencial, cuando se exhibe esa gran fractura del
Partido?
—Bueno, es que previo a esas
elecciones donde yo fui el candidato del PRI, el dirigente del partido José
Antonio González y yo nos opusimos férreamente a una imposición de Zedillo para
instalar 66 mil casillas electorales que obligó a quebrar las finanzas del PRI,
obligándole a desplomar su candidatura a la Presidencia frente a Vicente Fox
del PAN.
—Pero esto de entregarle la Presidencia al PAN ya
estaba pactado desde antes ¿no?
—Solo puedo suponerlo, no sé.
Hay versiones de que se convino con Estados Unidos a cambio de un préstamo a
México por 4 mil millones de dólares… Otra es que Zedillo lo hizo para pasar a
la historia como el gran demócrata.
—Y de todas estas versiones ¿con cuál se quedó usted?
—Estoy escribiendo mis
memorias y ahí planteo seis hipótesis que no se saben.
—¿Estas memorias las escribió a propósito de esta
crisis del PRI?
—No, me propuse escribirlas
desde el año pasado. Ahí escribo una parte importante del PRI y del país,
describo anécdotas y reflexiones sobre lo que nos falló como PRI. Espero que
para el fin de año ya esté la edición en circulación.
—¿Nos puede adelantar algo?
—No, noooo, noooooo.
—¿O su opinión sobre lo que pasará con el PRI ?
—Lo que va a pasar no lo puedo decir, soy economista no
brujo. Pero sí le puedo hablar sobre los riesgos que veo: La primera opción
—tal vez la menos deseable— es que los grupos que quieren el poder por el
poder, o que lo quieren para hacer negocio, se quedan con el Partido (PRI). Y
es la opción más riesgosa y menos deseable.
“Otra opción es que el
Partido logre defenderse con una buena dirigencia conformada con un grupo
respetable que dirija el Partido, que cambie los estatutos y muchas tantas
cosas para que surja una renovación. Y la tercera opción es que el PRI decida
renovarse o morir. Eso va a depender de lo que hagamos los priistas”.
—Y en esta renovación ¿qué pasará con esos grupos como
el de Atlacomulco que influyeron en la crisis que vive ahora el PRI?
—Desde luego que viene una
recomposición de los grupos, eso forma parte de los cambios que se prevén. Tiene
que haber un cambio profundo. Se requiere de un diagnóstico y una medicina
efectiva del tamaño del problema que se vive. Al PRI no le queda otra
alternativa. Se renueva o se muere. Lo peor que le puede pasar es que quede en
manos de unos traficantes del poder.
—Hay muchos de esos en el PRI ¿no?
—Sí claro, no será una
batalla fácil. Yo me inclino por la renovación.
—¿Y está en condiciones de dar ese gran paso?
—Ahhh, eso debe responderlo
René Juárez, el presidente nacional del PRI.
—Pero por dónde empezar, si perdieron el principal
bastión priista del país, el control de las cámaras estatales y las federales…
¿de dónde tomarán dinero para costear los gastos de nómina, mantenimiento de
edificios y demás? ¿Tendrán presupuestos para eso?
—Mira, el Partido tiene
prerrogativas. Y explica: El conjunto de los partidos políticos recibe un
promedio de 6 mil 600 millones de pesos en prerrogativas. El INE cuesta 16 mil
y pico de millones de pesos con funcionarios que ganan sueldos de 400 mil y más
pesos libres de impuestos, una nómina excesivamente cara, pagándole a 24 mil
empleados que trabajan solamente tres meses cada tres años. Vale dos veces y
medio lo que cuestan todos los partidos.
“Esos 6 mil 600 millones se
reparten entre todos los partidos en función de los votos que sacan. Si el PRI
tuvo el 20 por ciento de los votos va a tener mil y tantos millones de pesos,
que son suficientes para trabajar”.
—Pero no alcanzó el 20 por ciento…
—El candidato tuvo 16 por
ciento, pero entre candidatos a diputados, senadores y demás ajustan el
porcentaje. Pero además si no alcanza la prerrogativa tendrá que ajustarse a la
realizad y reducir la nómina. Tendrá que adaptarse a las condiciones.
—¿Qué le augura al PRI operando como un Partido
marginal y posicionado como la tercera fuerza política?
—Bueno, ya veremos los
próximos tres años, aunque deseo que le vaya bien al país porque está primero
el país que los Partidos. Pero el PRI en su esencia y su política —sin hacer
escarnio de los errores que se cometieron— fue el creador de las grandes
instituciones del país y fue el único en América Latina que le dio paz y
tranquilidad a México.
“Además fuimos el único
milagro económico en América Latina porque durante 25 años tuvimos un
crecimiento de arriba del seis por ciento anual y una inflación de abajo del
tres por ciento, con un crecimiento del salario de tres puntos arriba de la
inflación cada año y sin tomar deuda.
—Pero la factura nos costó muy cara ¿no?
—Pero no fue contra eso, fue
contra los gobiernos que rompieron la disciplina. Una regla elemental en una familia, empresa o
gobierno es que no debe gastarse más de lo que no se tiene.
—¿Y aquí quién gastó de más?
—Aquí cometimos el error de
convertir el patrimonio en gasto corriente, y eso fue lo que ocurrió en el
Gobierno de López Portillo.
—¿Ahí empieza la debacle que ahora vive el PRI?
—Ahí empieza la debacle. La
abundancia del petróleo fue como aquel que hipoteca la casa para irse de
vacaciones. Ahí es donde empieza a fallar el país y la instrumentación de los
programas.
—Si nos basamos en el resultado electoral ¿cómo
interpreta que César Camacho no haya alcanzado una Senaduría? Eso tiene una
lectura muy fuerte para el PRI.
—Digamos que en la vorágine
del Partido hubo voces de alerta que no se escucharon de esto que venía. Se
advirtió sobre el derrumbe.
—¿Y qué se advertía sobre este derrumbe?
—Esa parte no se la puedo
adelantar. Ni un adelanto porque violaría confidencialidad. Yo las hice pero
las publicaré en mis memorias que saldrán al final del año.
—¿Usted hizo estos pronósticos al PRI?
—Sí, y así sucedió. Se los
hice hace unos cinco meses.
Artículo publicado el 08 de julio de 2018 en la
edición 806 del semanario Ríodoce.
(RIODOCE/ FRANCISCO SARABIA/CIUDAD DE MÉXICO/ 10 JULIO, 2018)
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