A medida que se asienta la
polvareda que levantó la votación del primero de julio y los actores políticos
se recuperan del shock, se empiezan a procesar el mensaje de las urnas.
El masivo voto por el cambio
y a favor de la transformación del sistema político imperante hasta ese día fue
la divisa, pero paradójicamente dejó en
estado de coma a opciones como el PRI, el PAN y el PRD, cuyo pecado fue
coludirse en el Pacto por México, mientras por otro lado daba a luz a una
presidencia muy fuerte.
El Bronco, Jaime Rodríguez,
con su 5.23% de la votación superó al PANAL, PVEM, PES, Movimiento Ciudadano y
PRD.
Así de la noche a la mañana
AMLO se olvidó de “La mafia del poder” y este dejó de ser “El peligro para
México”, frase que acuño el publicista Antonio Solá en 2006 y que en 2018 se
pretendió retomar sin efecto alguno y a partir de su reunión con el presidente
Peña Nieto, empezó a desplegarse como el hombre del gran poder.
Como un fenómeno mundial
definió el Peje a su partido, que en apenas cuatro años de existencia ganó la
presidencia y encabeza la Cuarta transformación, luego de la Independencia, la
Reforma y la Revolución.
LOS ORÍGENES DE LA MAGIA: LA PRESIDENCIA LEGÍTIMA
Mucho antes de la fundación
de Morena, López Obrador, había militando en dos partidos: el PRI y el PRD,
bajo cuyas siglas obtuvo la Jefatura de Gobierno de la CDMX.
En 2006 y 2012, buscó la
presidencia con las banderas del PRD, el PT y Movimiento Ciudadano.
Luego de la derrota de 2006,
arrancó lo que se llamó la presidencia legítima, lo que sería el embrión de
Morena.
A la coalición “Juntos
haremos historia”, desde su origen se le criticó la contradicción que entrañaba
su conformación: Un nobel partido como Morena, sin fogueo en la arena nacional
y cuya base procede del desfonde del PRD, partido a quien su máximo líder auguró
quedaría el puro cascarón; un PT, creado por Raúl Salinas y regenteado por
Ricardo Anaya, rescatado de su desaparición y con múltiples señalamientos en
contra y un PES, de cuna hidalguense, con base evangelista y ubicado a la
ultraderecha del espectro político, con posiciones retrógradas y conservadoras
en materia de aborto y matrimonios igualitarios.
EL MOLE AMLISTA
En Morena, el truco consistió
en incluir a personajes de todas las corrientes ideológicas y procedencias
políticas, incluyendo a aquellos con pasado cuestionable.
Con aliados con fama de
incómodos algunos, pero casi todos ajenos a la historia de la izquierda
mexicana, procedente del Partido Comunista Mexicano, el PSUM, el PMS y el PRD,
pero diestros en la grilla y la componenda como el empresario Alfonso Romo, el
enlace del Peje con la iniciativa privada; Alfonso “Poncho” Durazo, procedente
del ala colosista del PRI y nuevo jefe político de Sonora; Manuel Bartlett
Díaz, exsecretario de Gobernación de Miguel de la Madrid, posee valiosos secretos
de la clase política priísta; Ricardo Monreal, exgobernador de Zacatecas,
procedente del tricolor; Marcelo Ebrard, virtual vicepresidente en la
administración amlista y futuro canciller, tendrá la tarea de lidiar a Donald
Trump ; Elba Esther Gordillo, jefa real del SNTE; Nestora Salgado, líder de las
policías comunitarias de Guerrero; Napito Gómez Urrutia, líder minero en el
exilio; Pablo Gómez, hombre de la izquierda partidista; Manuel Velasco,
gobernador verde de Chiapas; Manuel Espino, Germán Martínez, quien va al IMSS y
Tatiana Clouthier, quien amarró una subsecretaria en la SEGOB, los tres
expanistas y representantes de la democracia cristiana; Amalia García,
expresidenta del PRD; Cuauhtémoc Cárdenas, ex líder moral del PRD, etc., etc.
Y la duda que flota en el
aire es sobre el futuro de los hijos del Peje, Rodrigo y Andrés Manuel López
Beltrán, quienes desempeñaron un rol importante tanto en el partido, como en la
campaña triunfante de su padre, lo que le valió que se calificara a Morena como
un partido familiar (dixit Meade).
EL POLO DE LA RESISTENCIA SOCIAL
Treinta años de gobiernos
neoliberales, desde que Carlos Salinas tomó el poder en 1988, parieron un
movimiento de resistencia que fue probado en las buenas y en las malas y que
tuvo altibajos por momentos.
Ese combativo polo estuvo
conformado por diversas organizaciones de la sociedad civil –de la de a
deveras, no de fachada --; gremiales como la CNTE y la Asamblea Magisterial
sonorense, que dieron la pelea en contra de la Reforma Educativa; defensoras de
derechos humanos; que se foguearon luchando en contra del crimen organizado
como las llamadas autodefensas y policías comunitarias; las de la defensa de
los derechos de género; las de búsqueda de desaparecidos; la de periodistas;
las de los pueblos originarios en resistencia permanente en defensa de su
territorio y aguas; ejidatarios y campesinos; las de los pequeños y medianos
empresarios; el Movimiento No al Gasolinazo del 2017; rescatistas y
damnificados del sismo del año pasado; las ONG´s que impulsaron la batalla
contra la corrupción y a favor de fiscalías autónomas, etc, etc.
De esas luchas se nutrió la
inconformidad y el hartazgo que capitalizó en las urnas Morena, el partido del
Peje.
EL MOVIMIENTO ASOCIATIVO METE PRESIÓN
Por lo pronto el movimiento
asociativo que dio la cara por al sociedad durante el peñato y desde antes,
ajeno a cualquier fachada alimentada por los grupos de presión como las
organizaciones empresariales o políticas, como las que usaba antaño el Yunque,
que penetró al Pan en la época foxista, libra su primera batalla por el
nombramiento de un Fiscal General autónomo de verdad, a lo que se opone AMLO.
La red UnaFiscalíaQueSirva,
que aglutina a 300 organizaciones civiles presionan para reformar el artículo
102 Constitucional para que el fiscal elegido nada tenga que ver con el titular
del poder ejecutivo, es decir que sea independiente, desde su designación, para
combatir la impunidad y la corrupción.
La medición de fuerzas y el
juego de las vencidas, va.
EL NUEVO PARTIDO HEGEMÓNICO
A diferencia de los partidos
únicos, como los que existieron en los regímenes totalitarios del socialismo
real como el estalinista PCUS de la URSS o actuales como el Partido Comunista
de Cuba, que permitió el encumbramiento presidencial de un personaje ajeno al
apellido Castro, pero bajo la tutela de Raúl o el Partido Comunista Chino que
controla con gran concentración de poder el “emperador” Xi Jinping, Morena es
ubicado como un partido hegemónico, como lo era el PRI, antes de la elección de
1988, cuando el mote de “La aplanadora”, lo definía.
Identificado como un partido
de corte personalista o caudillista, su corta vida gira en torno a la del líder
carismático. Esa es una de las debilidades estructurales de Morena.
En su momento el PRD, fue
reconocido como la formación partidista más grande de América Latina, el cual
al ser vaciado por Morena, solo en escombros quedó.
Otras formaciones de
izquierda de renombre en el continente fueron el Partido de los Trabajadores de
Lula, quien desde la cárcel encabeza las preferencias presidenciales en Brasil
y el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en Nicaragua, de origen
guerrillero que transitó a constituirse en un partido político legal y
actualmente Daniel Ortega, su líder enfrenta serios cuestionamientos por un
movimiento cívico que cuestiona su permanencia en la presidencia del país
centroamericano, al que se han sumado la Iglesia Católica, organismos
defensores de derechos humanos y un sector del empresariado.
En esa nación la iniciativa
priva ha sido señalada por haber tenido componendas con el comandante Ortega,
líder indiscutible del FSLN, que le permitieron mantenerse en el poder. El
mensaje para México, viene al dedillo.
¿LACAYOS O REPRESENTANTES POPULARES?
Esfumada la fuerza de los
Zepedas, Corderos, Gil, Zambranos –el Tragabalas no alcanzó posición pluri--,
Ortegas, Gamboa o Beltrones y demás brokers, los nuevos operadores
parlamentarios en las Cámaras ante la mayoría morenista y de sus aliados que se
proyecta y unidos a las mayorías obtenidas en los Congresos estatales, amén de
las gubernaturas ganadas, tendrán gran margen de reformar el marco legal y
sacar avante el programa del Peje.
Ante el advenimiento de una
presidencia todopoderosa, cuyos contrapesos deberán ubicarse en las propias instituciones
y la sociedad civil organizada, quien llegarán al poder legislativo habrán de
definir si se convierten en lacayos del jefe político en turno o ejercer como
representantes populares, al margen de colores y consignas.
El padre Alfredo Solalinde, asesor
amlista, convertido en vocero pejista, le mandó el recadito al subcomandante
Marcos, ante la renuencia del guerrillero quien expresó que podrán cambiar de
capataces y mayordomos, pero el finquero sigue siendo el mismo: “ Treinta
millones de ciudadanos no pueden estar equivocados”.
Aristóteles, desconfiaba de
la democracia como forma de gobierno porque “once tontos, pueden más que diez
sabios”.
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ LA VIÑA DEL SEÑOR/ 11 JULIO
2018)
No hay comentarios:
Publicar un comentario