En
el gabinete, la convención generalizada es que el Presidente Enrique Peña Nieto
tiene listas las cartas de dos colaboradores para la candidatura presidencial.
Arriba, el Secretario de Educación, Aurelio Nuño, de quien mejor se expresa de
todo el gabinete, y luego el Secretario de Hacienda, José Antonio Meade. Están
tan lejos de todos en el ánimo presidencial, particularmente Nuño, que hay
aspirantes como Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación, que
admite en privado que no hay mucho qué hacer ya, aunque no por ello deja de
buscar que sea él a quien designe el Presidente y unja el PRI. La Asamblea
Nacional del PRI que comenzó este miércoles y terminará el sábado, quiere darle
a Peña Nieto todos los instrumentos para que sus deseos se cumplan y elimine
los obstáculos que puedan al elegir a su sucesor.
La
Asamblea pretende limar todas las aristas para facilitar la eventual
candidatura de Nuño o Meade. De ahí viene la relevancia que se le ha asignado a
la Mesa de Estatutos en Campeche, donde si bien el candado de fidelidad
partidista que obliga una militancia de cuando menos 10 años a quien aspire la
candidatura presidencial no afecta a Nuño, cuyo carnet priista data de 2004, se
ha vuelto un condicionamiento casi de veto para Meade. El Secretario de
Hacienda podría contender por la Presidencia con los colores del PRI, siempre y
cuando vaya en alianza con otro partido, y que fuera propuesto por ese partido
al cual se sumaría el PRI. Aunque esto ya se vio en Chiapas, con el Gobernador
Manuel Velasco del Partido Verde, se ve difícil que el PRI procese a Meade como
su candidato presidencial, al tener que ceder el partido tendría la candidatura
a otra franquicia.
Nuño
y Meade son vistos dentro del gabinete y en otros círculos políticos, como los
alfiles de Peña Nieto. Nuño, que llegó al Gobierno peñista empujado por el
Secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, se fue ganando la
confianza del Presidente por los resultados que le dio y un enorme cariño, al
ver reflejado en él su camino hacia la cima del poder, explicaron personas que
los conocen. Meade, el único miembro del gabinete al que le tiene respeto
profesional Videgaray, fue conquistando gradualmente la confianza del
Presidente, por su trabajo y convertirse en uno de los pocos funcionarios en su
entorno que le aportan la información y la cosmogonía de la que el Presidente,
un mexiquense típico, carece.
Los
dos precandidatos del Presidente tienen a un solo rival de peligro, el
Secretario Osorio Chong, mañoso y perverso, buen conocedor de las plomerías de
la política mexicana, como experimentaron Nuño con el conflicto magisterial
hace poco más de dos años, cuando lo excluyó toscamente de las negociaciones, y
el propio Meade en diciembre y enero, cuando lo dejó lidiando en solitario con
las consecuencias políticas y sociales del gasolinazo. Osorio Chong, sin
embargo, es el priista mejor colocado en las encuestas donde se evalúan a los
aspirantes. La última pública, levantada en la penúltima semana por De las
Heras Demotecnia, la casa encuestadora de cabecera del PRI, publicada en Uno
TV, coloca al Secretario de Gobernación como el priista al que mejor le iría en
la elección presidencial, bajo cualquier escenario.
Por
ejemplo, en una competencia con la panista Margarita Zavala, y contra el
morenista Andrés Manuel López Obrador, Osorio Chong se quedaría un punto debajo
de ellos, con 25 por ciento del voto, que están empatados con 26 por ciento.
Meade alcanzaría en esa misma fórmula 21 por ciento del voto, contra 27 por
ciento de Zavala y López Obrador. Nuño, en cambio, es el que tiene el peor
comportamiento de los siete aspirantes priistas medidos, al obtener 20 por
ciento del voto, siete puntos debajo de sus rivales. Si la variable panista
cambia a Ricardo Anaya como candidato, Osorio Chong quedaría en segundo lugar
con 25 por ciento, debajo de López Obrador con 28 por ciento del voto, pero
arriba cuatro puntos de Anaya. Meade, que se desplomaría al sexto lugar entre
los priistas, empataría con Anaya con 22 por ciento del voto, pero se quedaría
a nueve puntos de López Obrador. Nuño, una vez más en el último escalafón
priista, alcanzaría 18 por ciento del voto, contra 20 por ciento de Anaya y 28
por ciento de López Obrador.
En
todos los careos realizados, Nuño apareció en el último lugar de los priistas,
mientras que Meade sólo sale del sótano cuando aparece en la boleta Miguel
Ángel Mancera, por la alianza PRD-PAN, con quien empata en 22 por ciento del voto,
pero quedando ambos a ocho puntos de López Obrador. Los alfiles de Peña Nieto
están cojos, pero ni siquiera con Osorio Chong el PRI tiene un candidato
ganador, según esta última encuesta. De hecho, si sólo se mide la preferencia
partidista, el PRI pierde en cualquier escenario. Estos datos, paradójicamente,
no favorecen al Secretario de Gobernación. Si aun con él no hay posibilidades
reales de victoria, entonces Peña Nieto puede optar por cualquiera de sus
alfiles, y jugar la apuesta de construir un candidato ganador.
No
obstante, para poder hacerlo y tener una candidatura cohesionada, necesita el
apoyo de todo el PRI que lo respalde. Con el PRI es difícil que mantenga la
Presidencia, pero sin él, definitivamente no hay posibilidad alguna de entrar
siquiera en competencia. La Asamblea Nacional del partido, entonces, tiene un
significado diferente bajo este prisma, la necesidad de Peña Nieto de legitimar
la decisión, cualquiera que sea, sobre su sucesor, para luchar por mantener el
poder.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter:
@rivapa
(NOROESTE/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/
RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 10/08/2017 | 01:00 AM)
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