martes, 4 de julio de 2017

¿EXISTE UNA AGENDA CIUDADANA PARA GUAYMAS?

No tardan, como cada tres años, en que hay elección para llenar los diferentes cargos públicos, saltar a la palestra personajes, que después serán candidatos y sus partidos a anunciar la buena nueva y a hablar de promesas, plataformas y programas.

Votar se ha convertido por azahares o perversión -como el caro lector lo quiera ver-- de nuestra singular democracia en la única participación efectiva del ciudadano-elector en relación con quienes elige. Sin contar mapacherías, compra y coacción del voto, cooptación de opositores y otras formas de adulteración de la voluntad popular, como esas desplegadas a plena luz del día el pasado 4 de junio en el estado de México y en Coahuila, ante el disimulo de la autoridad electoral.

Fuera del sufragio, los elegidos ejercerán un poder sin control, con total impunidad y sin trasparencia.

Y después de pasada la euforia preelectoral y electoral, una vez enquistados en los cargos, tales promesas de campaña y todo lo ofrecido durante los meses que estas duran, pasarán al olvido o al baúl de los recuerdos.

Algunas tan descabelladas como la de poner un teleférico de cerro El Vigía al centro de Otto Claussen o como la de Damián Zepeda en Hermosillo de igual calado, han llamado a risa entre los electores, por la tomadura de pelo.

SORPRESAS TE DA LA VIDA

Otros candidatos, ya en el puesto, se han dedicado a hacer lo que nunca prometieron: Florentino López Tapia, estuvo copado por la Banda de Sinaloa; Edmundo Chávez Méndez, gobernó para su Happy Family; Sara Valle a instalar un gobierno regido por asambleas populares fuera de la ley; Bernardino Cruz Rivas, a patrullar disfrazado de policía por las noches; Carlos Zataraín, a echarse un clavado surrealista a la Bahía para demostrar que estaba descontaminada o a barrer calles inundadas de tierra y basura; Antonio Astiazarán, a privatizar el servicio de limpia; César Lizárraga, a arrendar luminarias y Otto Claussen, a endeudar a la comuna.

Y Lorenzo de Cima va por un proyecto de alumbrado público aunque le falta convencer a los regidores como en su momento lo hicieron los anteriores. Puro convencimiento, claro.

Cada alcalde que ha pasado por el ayuntamiento ha puesto su toque de locura y ocurrencia a su gestión.

Pero, lo cierto, es que la agenda ciudadana que todo gobierno debe tener ha quedado olvidada o rezagada, en el mejor de los casos y así lo demuestran asuntos como el gasolinazo de principios de año o el aumento de las tarifas de agua y actualmente del transporte.

Lo anterior sin mencionar temas tan peliagudos como la corrupción que corroe todo el aparato gubernamental, el estancamiento del crecimiento en un 2.2% anual a pesar de las reformas estructurales neoliberales, la rampante pobreza, la violencia que ha dañado el tejido social, la debilidad del Estado de Derecho y la simulación democrática, pues desde 1997, México, ha sido gobernado por minorías, lo que hace complicado imponer una plataforma política única.

El Pacto por México, implicó la concurrencia de fuerzas como el PRI, PAN y PRD.

Esa dislocación entre agenda política y necesidades ciudadanas, tienen al borde del colapso a regiones enteras del país.

EL ÁNIMO CIVIL: ¿DEBATIR O REBATIR?

Dice el periodista Braulio Peralta, que a los mexicanos no se les da el debate de ideas, sino la adhesión inmediata, por eso el conflicto y la división son las divisas imperantes en la vida pública.
Para el autor de “La jaula de cristal”, no hemos aprendido a discutir sin pleito, con ánimo civil.

Detecta una enorme ausencia de pensamiento crítico, de confrontación de ideas y de reflexiones para el debate público, con sus dinámicas a favor de la discusión. Propone buscar puntos de unión en vez de fragmentar, para armar el rompecabezas de lo que es México.

Lo anterior, tiene mucho que ver con la fiebre frentista que asola a clase política y cuyo antecedente es el Frente Democrático Nacional conformado por el PMS, PARM, PPS y PFCRN, que postuló a Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 y ya se habla de gobiernos de coalición, segundas vueltas, conformación de frentes electorales y demás conceptos que nada dicen al ciudadano común.

En Guaymas, luego de la insurgencia electoral de 1991, cuando el PAN quebró el espinazo del control político priísta en el municipio e inauguró la alternancia en el ayuntamiento, cuando la plaza jugó un rol importante como expresión genuina del ejercicio de derecho de reunión y manifestación ante el discurso unilateral del partido otrora hegemónico, se pensaba que la ciudadanía había alcanzado su mayoría de edad.

Sin embargo, la historia ha demostrado lo contrario. El pobre debate que sesión tras sesión han protagonizado los representantes populares en cabildo y la aprobación de propuestas contrarias al interés ciudadano, es la mejor prueba de esa deplorable realidad.

De otra manera no se explicaría la privatización a favor de PASA, la cual apoyó el entonces edil del PT Rodolfo Lizárraga y el de Movimiento Ciudadano José Ordaz; la ganga de terrenos de la Inmobiliaria con Iván Romano en la administración del Toño Astiazarán; la aprobación del contrato de MIFEL, a quien se adeuda 8 mil millones de pesos o el crédito con Bansi de 365 millones de pesos, avalado por ediles panistas como Luis Felipe Valenzuela y José Javier Peralta, por órdenes directas de Roberto Romero, entonces número dos del padrecismo.

Lo verdadero, es que muchos de los políticos han antepuesto la grilla y sus intereses a la capacidad creativa y constructiva.

GOBIERNO CIUDADANO: MERA DEMAGOGIA

Todo político busca legitimar su gestión en nombre del pueblo. Sara Valle, bautizó al suyo como “Gobierno de Ciudadanos”, pero solo quedó en el nombre, cuando la ingobernabilidad lo arrasó.

En otros momentos, se ha impulsado la conformación de Comités de Barrio, para agilizar las gestiones o para agrupar a las clientelas políticas.

El PRI dentro de su estructura contempla los seccionales, figura que utiliza para tener presencia territorial permanente en barrios y colonias.

Y no han faltado quienes, sin mínima imaginación se han volcado a tareas típicamente clientelares para justificar su accionar aprovechándose de paso de las necesidades de ciertos sectores vulnerables o con apremios sociales.

El Barzón, que presidió Sara Valle, aglutinó a los deudores de la banca; Antorcha Campesina, en un momento agrupó a un sector de precaristas y gente con problemas con el consumo del servicio eléctrico y las diversas federaciones de cooperativas, presididas por Gonzalo Rodríguez Cacho, “El Vitrinas”, Raúl Sánchez Fourcade y el “Molico” Juan Manuel Félix Espinoza, a los vestigios del cooperativismo pesquero.
En últimas fechas el Movimiento No al Gasolinazo, enarboló la defensa de los consumidores –todo mundo— de los energéticos cuyo precio fue liberado a principios de 2017. No pasó mucho tiempo para que quienes lo encabezaban lo dejaran al garete al imponerse los intereses partidistas y electoreros.

Así, Rodolfo Lizárraga, Porfirio Villa Brito, Víctor Marín y Roberto Palafox, dejaron la lucha social y partieron sin recato en busca de derroteros más gananciosos. Y ahora, pretenden unificar a la izquierda local, en aras del sueño guajiro de hacerse del poder total, incluyendo obviamente sus beneficios. Es que de ver, dan ganas.


ALTERNANCIA A NINGUNA PARTE

Si a nivel nacional la agenta política para el 2018 está más que clara y según el historiador Héctor Aguilar Camín comprende cinco puntos obligados: 1) Corrupción; 2) Prosperidad y empleo; 3) Seguridad pública; 4) Estado de Bienestar y 5) Estado de Derecho; a nivel municipal el rezago impone retos más terrenales: servicios públicos de calidad y a costos accesibles, suministro de agua potable, pavimentación, seguridad, vivienda, medio ambiente sano, generación de empleos, salario digno, alumbrado, desarrollo urbano, áreas verdes, desburocratización y cese de la tramitología, cultura, deporte, esparcimiento, entre las más sentidas.

Si alguien –candidato, organización de la sociedad civil o grupo de poder-- se atreviera a armar o a estructurar una agenda seria para intentar sacar del bache al puerto, saldría abultada y cargadita.

Es más, hasta para la izquierda, en sus múltiples acepciones –tomatera, cafecera, verdulera como el PT con Rodolfo Lizárraga y su gurú “El Pipas” Palafox, despensera como Movimiento Ciudadano, reforzada con “El Chino” Cinco y demás— esquematizar dicha agenda sería un talachón.

Lo cierto, es que las políticas neoliberales han dado al traste con el Estado de Bienestar y no se ha podido articular una propuesta alternativa para salir de ese atolladero. PRI y PAN, comparten dicho proyecto y el PRD, ni otras fuerzas de tinte diverso en donde han sido y son gobierno, no han implementados políticas que hagan la diferencia.

La Ciudad de México gobernada por el PRD desde 1997 y otros estados gobernados por alianzas partidistas como Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Nayarit y Chiapas, entre otras, no han marcado grandes diferencias, tal como sucede con Nuevo León, gobernada por un expriista “independiente” como “El Bronco” Jaime Rodríguez Calderón.

Que el PAN gobernara Sonora de 2009 a 2015, no representó grandes avances en comparación del priato de antaño. Hasta eso que el Memo Padrés, dio cabida a priístas desencantados con el boursismo y su PRI-Sonora, como fueron el caso de gentes cercanas a Ernesto “Borrego” Gándara, quien trabajó en giras presidenciales con Vicente Fox apoyado por su amigo Alfonso “Poncho” Durazo y a Carlos “Bebo” Zataraín. Manuel Villegas, se pegó a Roberto Romero, a quien coordino su oficina de gobierno.

Igual acontece a nivel municipal, en donde la constante alternancia de partidos en el ayunta, no ha significado gran cosa. Los grupos de poder económico y político de alcance local y con intereses y ramificaciones a nivel nacional y estatal, permanecen intocados ante los vaivenes de la grilla.
Quizá las únicas tres ocasiones en que tomaron como un desafío a su poder cimentado en años de hegemonía y dominio, fueron la presidencia municipal de Florentino López Tapia, de 1988 a 1991, por su extracción popular; la candidatura de “El Flaco” José Ramón Uribe Maytorena en 1991 por el PAN y la alocada presidencia de la entonces perredista Sara Valle Dessens de 1997 a 1999.

Por esa sencilla razón, todo Plan de Desarrollo Municipal, que pasa por cabildo cada tres años es letra muerta.

¿Más clarito o le seguimos?


(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ 03 Julio 2017)

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