CIUDAD DE MÉXICO (apro).-
Después de un par de horas de negociación entre la empresa Demos Desarrollo de
Medios SA de CV y el Sindicato Independiente de Trabajadores de La Jornada
(Sitrajor), alrededor de las 5:30 de la madrugada, con la mediación de la Junta
Local de Conciliación y Arbitraje (JLCA) de la Ciudad de México, se acordó
levantar la huelga al mediodía de este martes 4 de julio.
El Sitrajor y la empresa
acordaron el compromiso de que no haya despidos y el desistimiento del amparo
sobre la legalidad de la huelga para reiniciar las negociaciones sobre la
crisis económica de la empresa y evitar la quiebra, pero siguen el amparo por
el conflicto de naturaleza económica.
El secretario general de
Asuntos Colectivos de la Junta, Pablo Franco, informó a Proceso que convocará a
una reunión entre las partes en dos semanas porque será el conciliador en este
conflicto y “buscará la avenencia de las partes con un diálogo constante”.
Resaltó que han tenido
alrededor de veinte reuniones entre las partes desde el 8 de febrero “y lo
importante es que se pudo evitar el uso de la fuerza pública” para desalojar a
los huelguistas “para reanudar labores y seguir la conciliación”.
EL ACUERDO
A pesar de que se declaró
“inexistente e ilegal” la huelga que estalló el pasado viernes 30, ésta seguía
hasta la madrugada del martes, pues el Sitrajor había conseguido la suspensión
provisional a la declaración de inexistencia de la huelga.
Ante eso, alrededor de las
11:30 de la noche, el actuario Ismael Rosas, acudió a la guardia de huelguistas
afuera de la sede del periódico a notificarles que el juzgado había resuelto
que el proceso judicial seguía su camino, pero debían abrir las instalaciones
para aquellos que quisieran regresar a laborar, como indicaba la resolución de
la noche del domingo, elaborada por la JLCA.
La secretaria general del
Sitrajor, Judith Calderón Gómez, le dijo al actuario que no podían acatar esa
resolución porque consiguieron la suspensión provisional, por lo que seguían en
huelga, pero el actuario insistió en que eso era distinto a la resolución que
les obligaba a abrir la sede del periódico o, además de ser despedidos, podrían
ser desalojados por la fuerza pública.
Los huelguistas se pusieron
nerviosos ante la presencia de un grupo de trabajadores de confianza que se
apostaron del lado contrario a las oficinas del periódico y que, supuestamente,
pretendían entrar junto con la fuerza púbica. Eso no sucedió porque acordaron
con los responsables de la Junta que una comisión encabezada por Calderón Gómez
iría a las oficinas para tratar de dialogar una solución al conflicto.
El abogado Víctor Calderón
informó a los huelguistas sobre la petición del diálogo y les preguntó si
aceptaban que fueran a la reunión. Ellos aceptaron con algunas condiciones como
el que no se despidiera a nadie que hubiera participado en el movimiento, lo
cual no había sido aceptado por la empresa.
“A ustedes no los está
derrotando la lucha, los está derrotando el poder. De fondo ustedes ya ganaron
pero hay que saber cuándo hay que dar un paso atrás, pero unidos. Los derrotó,
no la empresa, sino el poder porque no hay justificación jurídica para
derrotarlos”, les explicó Contreras.
“Si se va a levantar, será
unidos, adoloridos pero unidos. No van a dejar de querer aplastarnos. Esa es su
naturaleza. Respecto a las represalias no queremos ningún despido y que quede
abierta la negociación” indicó Contreras.
Un trabajador solicitó que se
abra “una mesa de reconciliación y unidad y que se publique en el periódico que
hay negociaciones”, a lo que el resto asintió.
El abogado les pidió que se
agruparan, que no dejaran solas las carpas ni abran o dejen que nadie abra las
instalaciones “hasta que termine la negociación”.
Calderón Gómez consideró que
la empresa no puede actuar de esa manera, condicionando a la gente a regresar a
laborar mientras sigue el proceso legal de la huelga en los tribunales.
“Necesitamos un clima de
armonía, que la empresa dé garantías y que no va haber despidos ni que los
policías sean quienes rompan la huelga. Todos salimos y todos entramos”,
reiteró, ante el grito de esta consigna por parte de un trabajador.
Mientras se organizaban para
ir a la Junta, un grupo de trabajadores de confianza pidió que saliera el
editor Josetxo Zaldúa porque estaba enfermo y “grave”. Primero entró una
supuesta doctora y su esposo para valorarlo. Alrededor de las tres de la mañana
lo sacaron caminando y con el rostro cubierto, apoyándolo de los brazos por dos
personas. Se prohibió que se sacaran fotos y lo trasladaron “a emergencias” en
un automóvil color negro.
Alrededor de las 2 de la
mañana, se dirigieron a la Junta para negociar una solución pacífica para
evitar una represión policiaca contra los huelguistas o un enfrentamiento entre
trabajadores sindicalizados y de confianza.
Finalmente, después de un par
de horas de negociación entre la empresa y el Sitrajor, en la Junta se acordó
levantar la huelga al mediodía de este martes 4 de julio.
Proceso ha buscado a la
empresa para saber su versión de los hechos, pero no se ha obtenido una
respuesta.
(PROCESO/ ROSALÍA VERGARA/ 4 JULIO,
2017)
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