lunes, 24 de abril de 2017

LA PLAGA DE LOS SALONES DE FIESTA


FOTOS: Enrique Botello

La autoridad ha detectado alrededor de 200 de estos establecimientos, el 30% de los cuales se han instalado en zonas residenciales sin permiso. “Dentro de estas zonas habitacionales no se respetó el buen vivir, por eso los vecinos se quejan”, dice a ZETA Rebeca Mungaray Lagarda, titular de la Dirección de Alcoholes y Espectáculos Públicos

Residentes de la ciudad de Ensenada durante años han sufrido por tener “vecinos incómodos”.  Lo mismo en colonias populares que en zonas residenciales, han padecido del ruido a deshoras, la falta de estacionamiento, y hasta pleitos ajenos al compartir la calle con salones de fiesta que pareciera que brotaron al vapor.

Se estima que de aproximadamente 200 salones de fiesta detectados por la autoridad –aunque podrían ser más–, el 30 por ciento se ubica en zonas residenciales, muchos de ellos no deberían de operar.

No solamente eso, sino que la mayoría de estos establecimientos nunca han pagado derechos para su funcionamiento, ni cuentan con el permiso correspondiente al ser aperturados.

Al inicio del actual gobierno municipal encabezado por Marco Antonio Novelo Osuna, según los registros oficiales, solamente existían en el puerto 43 salones. Pero en realidad eran muchos más.

“Nuestro primer indicador fue cuando la gente venía a contratar un evento, lo hacían ya con toda naturalidad, venían a tramitar un evento y el salón no estaba registrado. Así fue como los fuimos detectando”, narra Rebeca Mungaray Lagarda, titular de la Dirección de Alcoholes y Espectáculos Públicos.

Ya en la revisión de campo por toda la ciudad, la lista va en más de 200 salones, la mayoría irregulares.

A pesar de que no estaban formalmente registrados, el Ayuntamiento sí les exigía el trámite para realizar el evento.

Se presume que esta práctica se arraigó sobre todo en los dos últimos trienios, los de Enrique Pelayo Torres y Gilberto Hirata Chico.

Aunque hay salones que llevaban hasta 20 años operando ilegalmente.

Ahora la administración municipal está “invitando” a sus propietarios a que se regularicen, apoyándose incluso en dependencias como Sindicatura, Desarrollo Urbano y Catastro, pues muchos de ellos están dentro de complejos del INFONAVIT, “donde en condiciones normales no se les permitiría ponerse ahí, son lugares pequeños y obviamente son salones muy concurridos porque nadie cuenta con patios ahorita, y se puso de moda hacer salones chiquitos, para 50 personas”, detalla Mungaray.

“Dentro de estas zonas habitacionales no se respetó el buen vivir, por eso los vecinos se quejan, no cuentan con los estacionamientos correctos, por ejemplo”, explica la funcionaria.

Le están pidiendo a Catastro que haga inspecciones para volver a elaborar un dictamen, establecer la factibilidad por el uso de suelo, que es lo vital pues la Dirección de Alcoholes y Eventos Públicos apenas se enfoca en las reglas básicas para operar.

Dice la funcionaria que este tema será uno de los grandes retos en la administración de Novelo, un tema delicado porque ya empezaron a cancelar algunos eventos y tendrán que clausurar unos salones de fiestas.

Los propietarios ya empezaron a protestar y manifestarse en contra de las autoridades municipales.

 “Estamos en esa parte de un súper análisis, porque son gente que tiene muchos años operando y de alguna manera se les permitió hacerlo como si estuvieran legalmente establecidos. Hay muchos lugares que no cumplen los requisitos ni están en las zonas adecuadas. La gente quiere quedarse, ahorita estamos en esa parte delicada que ya tenemos que tomar la decisión de cuáles se van a clausurar”.



FOTO: Juan Carlos Dominguez

Hay una lista de 20 establecimientos ya listos para clausurarse pero la funcionaria por lo pronto evadió mencionar el nombre de los mismos, “ahorita tengo Alzheimer, no me acuerdo”, bromea.

El tema es candente y prevén una gran manifestación, por eso la reserva, explica.

Los salones están en todas partes. Lo mismo en colonias como la Popular 89, Maneadero, Hidalgo y todos los complejos denominados Villas, que en Chapultepec, Zona Centro, Valle Dorado, Villa Colonial, o Valle de Guadalupe. Abundan los salones “piñateros”, es decir, los acondicionados para fiestas infantiles.

Son áreas pequeñas, ubicados incluso dentro de casas particulares, con un horario de operación de 12 del día a 8 de la noche, los más codiciados por su fácil operación.

Pero deben estar ubicados en una zona comercial, o si es en una zona habitacional que el salón esté dentro de alguna placita comercial o cercano a áreas verdes.

De los que se clausurarán muchos son de esta categoría.  

MILLONES PERDIDOS

Como en otros rubros, el gobierno municipal de Ensenada ha dejado de captar millones de pesos por concepto de permisos para salones de fiestas.

El permiso es similar al que se gestiona para la venta de alcohol, se paga una sola vez y se entrega un tarjetón. También significa un valor patrimonial.

“Es lo que le va dar valor a su marca, su nombre, son bienes que se heredan, lo que le dan plusvalía como negocio más que como terreno”, explica la autoridad.

Para determinar el permiso correspondiente los salones se dividen en dos categorías, los “cerrados” y “abiertos”. Y a su vez, si es en zona comercial o zona habitacional. Los costos del permiso varían de acuerdo al cupo.

Dentro de los salones cerrados en zona comercial el costo del permiso va de 61 mil pesos para un local con cupo para 100 personas, hasta 122 mil pesos para salón de 800 personas para arriba.

Con un horario limitado hasta las 2 de la mañana. En las zonas habitacionales, el rango del costo del permiso va de los 30 mil pesos a los 101 mil pesos, con una autorización de operación hasta las 12 de la noche.

La funcionaria considera que no es caro pues es un solo pago e incluye los dictámenes de seguridad, protección civil y bomberos. Después cada año se revalida con un costo promedio de 5 mil pesos, “es bastante accesible, para lo que ganan”.

La proliferación de eventos en ranchos y vinícolas del Valle de Guadalupe ha obligado la recategorización de “a cielo abierto”, donde se celebran conciertos, bodas y demás eventos con gran afluencia, pero quienes nunca han pagado impuestos ni cuenta con permisos.

Se busca que por fin en esta administración municipal ya se regulen. Propietarios de salones, grandes y chicos, como es común en el empresariado ensenadense, se lamentan que los quieran meter en cintura alegando que el negocio no deja.

 “Pero yo me cuestiono, cómo es que invirtieron tanto dinero o cómo le apostaron a algo sin permisos. Ahora se quejan de que van a perder sus inversiones, su patrimonio”.

Mungaray Lagarda compara a los propietarios de salones de fiestas con los comerciantes ambulantes o semi fijos de la Calle Primera, que alegan no tener suficientes ingresos, cuando el tránsito de turismo es bueno y las ganancias son en dólares, lo que garantiza ingresos que ya quisieran personas dedicadas a otros rubros.

“Es un debate porque obviamente nuestro presidente está muy preocupado por la economía, en no cerrar negocios, tenemos que hacer un súper análisis, por eso involucramos a Sindicatura, que se vea que no es nada personal, ni conocemos a las personas. Que se vea que es parte del Reglamento y del buen vivir”.

—Ante tantos salones sin permiso para operar hubo omisión obviamente, pero ¿se presume hubo corrupción o tráfico de influencias?, cuestiona ZETA.

“Pues mire, no estuve en esa administración y no voy a entrar en detalles”.

A LA MEXICANA

Fuentes internas del XXII Ayuntamiento confiaron a este medio que durante dos administraciones municipales –otra vez las de Pelayo e Hirata– los salones de fiestas fueron “operados” por Samuel Albestraian Cárdenas, coordinador de Salones y Video Juegos dentro de la Dirección de Comercio, Alcoholes y Espectáculos Públicos.

Albestrain Cárdenas es padre de Samuel Albestrain Pérez, secretario de Desarrollo Social en el gobierno de Hirata, y actual regidor, quien preside nada menos que de la Comisión de Comercio y Espectáculos Públicos.


Paradójicamente el ahora regidor Albestrain ha presentado ante el Cabildo el punto de acuerdo para crear el “Reglamento para Salones de Fiestas y Eventos Sociales en Ensenada”, para regular a estos establecimientos en cuanto a horarios, funcionamiento, tipo de construcción, establecer requisitos, procedimientos para revalidar el permiso cada año, así como las obligaciones, prohibiciones, infracciones, sanciones y cancelaciones.

“La finalidad es el orden, tranquilidad y paz que todos los ciudadanos merecen, garantizando que las actividades de esparcimiento social, con o sin consumo de alcohol, se realicen sin detrimento del orden público y que no se permita la instalación de aquellos que perjudiquen la tranquilidad y seguridad de los residentes de zonas habitacionales”, argumentó el edil.

Dice que con la –ahora sí– reglamentación se beneficiarán tanto los propietarios de salones, como los asistentes y los habitantes de las zonas aledañas, al tener más clara la operación de salones sociales regulados, clasificados, y con los debidos exámenes y dictámenes de apertura y funcionamiento que determinen los horarios permitidos y condiciones en materia de ecología y control urbano.

O como resume la titular de Comercio, Alcoholes y Espectáculos Públicos:

“Tenemos que romper la cultura de pedir perdón antes que permiso. Aquí se pide permiso y luego se opera”.

(SEMANARIO ZETA/ Edición Impresa / Juan Carlos Domínguez/Lunes, 24 Abril, 2017 12:00 PM)



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