En lo que va del año, cuatro
ex gobernadores han sido detenidos acusados de corrupción y uno más está
prófugo de la justicia. La era de los considerados virreyes en México está
llegando a su fin de tan baja credibilidad
Muchos de quienes hoy ocupan las
primeras planas de los diarios nacionales por sus hechos delictivos, ayer
posaban sonrientes y abrazados a las primeras figuras de poder en el país
Contrario a este sexenio, los de Carlos
Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón en pocos
casos llevaron a gobernadores ante la justicia
Durante su gobierno, el panista Felipe
Calderón no hizo nada contra Humberto Moreira. Prefirió ‘mantener la fiesta en
paz’
“Cuando estaba el gobernador Humberto
Moreira, todos los cabecillas de Los Zetas vivían cómodamente en el estado de
Coahuila. Aquí vivía Lazcano, aquí vivía Miguel Treviño, aquí vivía el ‘Z42’;
todos cómodamente”
Felipe Calderón
Expresidente de México
A partir del año 2012, los excesos
cometidos en los gobiernos estatales dejaron de ser invisibles gracias a
mecanismos de transparencia, lo que impidió que se mantuvieran en la impunidad
Durante este sexenio han sido sometidos
a proceso más gobernadores que nunca en la historia del país; también, han sido
encarcelados más que en ningún otro tiempo
Javier Duarte, exgobernador de Veracruz
(2010-2016) fue detenido este 15 de abril en Guatemala para enfrentar cargos de
delincuencia organizada, lavado de dinero y defraudación fiscal. Se espera su
extradición a México
Todo apunta a que el Gobierno federal y
el PRI no piensan desperdiciar la oportunidad de tener en prisión a algunos que
han sido señalados como los personajes más corruptos de los últimos años
Todo indica que la era de los virreyes
está terminando en México.
Como nunca antes,
gobernadores y ex gobernadores están siendo perseguidos por la justicia o, al
menos, condenados por la opinión pública.
Investidos desde el año 2000
con un manto de poder absoluto en sus regiones, los gobernadores incrementaron
su poder, al tiempo que el país comenzaba a experimentar la alternancia
política.
Ante un poder que no se
controlaba desde la Administración central, los mandatarios hacían y deshacían
en sus entidades sin rendir cuentas; ahora, sin embargo, la suerte ya no les
sonríe como antes.
Presionados por lograr buenos
resultados electorales y preservar el poder, el Gobierno federal y el PRI han
emprendido una cacería contra gobernadores y ex gobernadores acusados de
cometer delitos de corrupción y desviar cientos de millones de pesos para
beneficio personal.
Como en ningún otro sexenio,
son varios los gobernadores que ahora están encarcelados o sujetos a procesos
judiciales; y esta circunstancia no va a ser desperdiciada desde el poder en un
momento de tan baja credibilidad.
LOS GOBIERNOS DE LA IMPUNIDAD
Lejos quedaron aquellos
tiempos en que el candidato Enrique Peña Nieto se refería a los jóvenes
políticos priistas que formaban la nueva generación de gobernadores.
“Son jóvenes, o actores, de
la nueva generación política, el gobernador de Quintana Roo, Beto Borge; el
gobernador de Veracruz, Javier Duarte; César Duarte, gobernador de Chihuahua;
el gobernador de Campeche. Todos son parte de una generación nueva que han sido
parte del proceso de renovación del partido”, dijo el entonces candidato
presidencial en mayo del 2012.
Salvo el mencionado entonces
gobernador de Campeche, Fernando Ortega Bernés, los otros tres personajes son
requeridos por la justicia por haber cometido delitos de corrupción: el uso de
recursos públicos con fines privados, el desvío de miles de millones de pesos
del erario para sus cuentas personales o la compra de bienes para su beneficio,
o la comisión de otros delitos que permitieran engrosar sus cuentas bancarias.
Y no son los únicos, pues se
suman a otros mandatarios que han sido señalados por la justicia y que hoy se
encuentran en prisión o son parte de un proceso judicial.
Ahí quienes han sido
procesados: Rodrigo Medina, exgobernador de Nuevo León; Luis Armando Reynoso
Femat, de Aguascalientes; Pablo Salazar Mendiguchía, de Chiapas; Narciso
Agúndez Montaño, de Baja California Sur; César Duarte, de Chihuahua; y Roberto
Borge, de Quintana Roo.
A quienes se suman quienes
están en prisión: Andrés Granier, de Tabasco; Mario Villanueva, de Quintana
Roo; Jesús Reyna, de Michoacán; Guillermo Padrés, de Sonora; Tomás Yarrington,
de Tamaulipas; y Javier Duarte, de Veracruz.
Varios de ellos han alcanzado
su destino en el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Muchos de quienes hoy ocupan
las primeras planas de los diarios nacionales por sus hechos delictivos, ayer posaban
sonrientes y abrazados a las primeras figuras de poder en el país.
JUSTICIA INVISIBLE
El encuentro de mandatarios
estatales con la justicia no se había visto en ningún otro sexenio.
Con el expresidente Carlos
Salinas de Gortari (1988-1994) cayeron dos gobernadores: en 1989, Xicotencatl
Leyva, de Baja California, quien no apoyó su candidatura presidencial; y en
1992, Guillermo Cossío Vidaurry, de Jalisco, a quien se acusó de presunta
negligencia en el caso de la explosiones de Guadalajara. Ambos solo pidieron
licencia a sus cargos.
Con Ernesto Zedillo
(1994-2000), pidieron licencia tres gobernadores: Eduardo Robledo Rincón, de
Chiapas, en 1995 –tras solo dos meses de ejercer el cargo- porque el EZLN se
negaba a dialogar con el Gobierno federal si él seguía en la gubernatura.
Sócrates Rizzo, de Nuevo
León, en 1996, por escándalos de corrupción; y Rubén Figueroa Alcocer, de
Guerrero, en 1996, porque organizaciones sociales lo señalaron como autor
intelectual de la masacre de Aguas Blancas.
En abril de 1999, meses antes
de terminar la presidencia de Ernesto Zedillo, el entonces gobernador de
Quintana Roo, Mario Villanueva Madrid, fue acusado de tener vínculos con el
narcotráfico. Dos días antes de que terminara su periodo como mandatario
estatal, huyó y no fue aprehendido sino hasta el 2001, ya en el sexenio de
Vicente Fox.
Con Zedillo, los gobernadores
comenzaron a pedir mayor libertad para manejar sus estados. Incluso, el
entonces gobernador de Guanajuato, Vicente Fox, tuvo un enfrentamiento con el
Gobierno federal. Fox se convertiría en el año 2000 en el primer presidente de
la República del PAN.
Con Vicente Fox (2000-2006)
se crearía la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), como un mecanismo
de defensa de los gobernadores –mayormente priistas- que se habían quedado sin
el patronazgo de un presidente de la República de su partido.
Con tal de mantener la
estabilidad del país, Fox procuró respetar la independencia de los gobiernos
estatales y darles recursos económicos para lo que solicitaran.
El modelo se repitió con el
panista Felipe Calderón (2006-2012). Empañado por el conflicto electoral del
2006 y tratando de ganar legitimidad, el expresidente enfocó su relación con
las entidades en los aspectos de seguridad; los gobernadores, por su lado,
fueron objeto de un escaso control y aprovecharon para endeudar a sus entidades
por generaciones enteras.
A pesar de los escándalos de
mandatarios como el priista Humberto Moreira, de Coahuila, sobre quien pesaba
la sospecha de actos de corrupción y supuestos vínculos con el crimen
organizado, Felipe Calderón esperó hasta este 2017 para acusarlo públicamente.
(REPORTE INDIGO/ IMELDA GARCÍA/ Martes
18 de abril de 2017)
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