viernes, 7 de octubre de 2016

¿Y SI GANARA TRUMP?

Las últimas encuestas presidenciales en Estados Unidos reflejan una caída importante en la preferencia de voto del republicano Donald Trump. La última encuesta, realizada por la Universidad Fairleigh Dickinson y difundida el miércoles, le dio a la demócrata Hillary Clinton una ventaja de 10 puntos sobre su adversario en votantes probables, mientras que la encuesta de encuestas del portal RealClear Politics, que promedia una decena de estudios nacionales, la tiene arriba en ocho de ellas -con una ventaja de cuatro a siete puntos-, contra una empatada y otra más, la del diario Los Angeles Times, que siempre ha tenido al republicano en la punta, con 3.9 puntos de desventaja.

Lo que muestran las encuestas nacionales es que a diferencia de la tendencia en las últimas elecciones presidenciales que conforme se acerca el día del voto popular se achican las diferencias, en este caso, se están ampliando. De acuerdo con el modelo matemático llamado Upshot que publica diariamente The New York Times, la probabilidad de victoria de Clinton es de 81 por ciento contra 19 por ciento, que es la probabilidad que tienen los pateadores de goles de campo a una distancia de 41 yardas -que difícilmente fallan.

Los números se le han ido componiendo a Clinton tras el primer debate -el segundo, en el formato de Town Hall es el próximo domingo-, aunque una victoria de Trump aún es, según el Upshot, “bastante posible”. La eventualidad de una victoria de Trump es lo que llevó al Presidente Enrique Peña Nieto a invitar a Los Pinos al candidato republicano. Según funcionarios que conocieron la racional de la invitación, fue el impacto que ha tenido el discurso anti-mexicano de Trump en el extranjero, y la percepción entre inversionistas que de llegar a la Casa Blanca, México iba a enfrentar serios problemas económicos.

Para llegar a esa decisión, la Secretaría de Hacienda realizó un amplio ejercicio de escenarios ante la eventualidad de la victoria de Trump, y de acuerdo con los funcionarios que conocen los resultados, un triunfo del republicano tendría un impacto similar a la crisis financiera global de 2008-2009, que produjo una contracción del PIB de 8 por ciento en México, y consecuencias en numerosas economías, como las europeas, que aún no se recuperan de aquél crack. Aunque la contracción fue más seria que durante el llamado error de diciembre de 1994, cuando la contracción alcanzó el 5.76 por ciento del PIB, la estructura de la economía hace siete años era diferente. Hoy en día, a diferencia del periodo 1994-1995, como dice el Secretario de Hacienda, José Antonio Meade, “ni hay crisis, ni habrá crisis, ni hay posibilidades de crisis”.

No obstante, el impacto analizado es porque pese a no esperarse a vivir un escenario como en 1994-1995. Los análisis de riesgo dentro del Gobierno mexicano ante una eventual victoria de Trump, coinciden con quienes conocen la complejidad y sofisticación de las relaciones económicas y comerciales entre Estados Unidos y México, y que entienden que sin importar por cuánto pudiera, en dado caso, ganar Trump, las condiciones para llevar a cabo las amenazas contra el comercio bilateral, no tendrían una carta blanca.

El discurso de Trump, de hecho, se ha modificado, del repudio inmediato al Tratado de Libre Comercio Norteamericano en caso de llegar a la Presidencia, a la búsqueda de una renegociación del acuerdo trilateral, que es lo que también ha estado planteando Clinton. La cancelación del tratado, por otro lado, generaría una reacción interna en el Capitolio -por los intereses corporativos de los legisladores-, o con varios gobernadores, como el de Texas, Greg Abbott, que apoya abiertamente a Trump y quien le dijo hace unas semanas a la canciller Claudia Ruiz Massieu que una cosa era el discurso electoral del republicano y otra la realidad una vez que llegara a la Casa Blanca.

Abbot no es el único en esa tesitura. La comunidad hispana tiene un fuerte peso la economía estadounidense. Según estudios del Consejo Nacional La Raza, la organización hispana más importante en aquél país, casi el 16 por ciento de la fuerza laboral en Estados Unidos -25 millones de personas- es latina y tiene la mayor participación en el mercado laboral entre cualquier otro grupo demográfico, con 65 por ciento de ella ocupada actualmente o buscando activamente trabajo. Los estados también se han beneficiado de su creciente poder de compra.

En 2013 pagaron 124 mil millones de dólares en impuestos federales, y casi 67 mil millones en impuestos estatales y locales. Los hispanos contribuyeron con el 23 por ciento de los impuestos en Texas (republicano), 20 por ciento en California (demócrata), 18 por ciento en Florida (republicano) y 15 por ciento en Arizona (republicano). Además se encuentran varias corporaciones que contribuyen con recursos a la campaña de Trump que tienen fuertes intereses en México, como Exxon, que participará en la exploración petrolera de aguas profundas; Boeing, que tiene en Aeroméxico uno de sus grandes clientes en el mundo. Otras como Citi, tienen en México su principal operación financiera internacional.

Las perspectivas de una victoria de Clinton hacen respirar al Gobierno mexicano, que además de tener el diagnóstico preciso del impacto de Trump, tiene entre sus planes de contingencia llevar a litigio a Trump en la Organización Mundial de Comercio y resolver ahí la controversia. “Trump tendría que ir contra toda la OMC para acabar con el TLC”, dijo un funcionario, para ubicar el eventual conflicto en su justa dimensión. Sin embargo, aceptó, una victoria de Trump sería bastante incómoda para la economía mexicana, y haría un fin de sexenio políticamente complicado.


twitter: @rivapa


(NOROESTE/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 07/10/2016 | 04:06 AM)

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