Tras la emboscada del 30 de septiembre
contra un convoy del Ejército en Culiacán, la institución castrense advirtió
que iría con todo para dar con los responsables del ataque. Estos visos de
“venganza” –como los considera en esta sección el investigador Erubiel Tirado–
comienzan a tomar forma con la reciente instalación de un puesto militar en
Badiraguato, donde los cárteles de Los Chapos y de los Beltrán Leyva libran una
encarnizada guerra por el control de la zona. El semanario estatal Ríodoce
comparte a Proceso nuevos detalles de la emboscada y de la vista a Mazatlán de
Enrique Peña Nieto, quien, según fuentes consultadas por ese medio informativo,
ordenó atacar sin distingos todas las estructuras del Cártel de Sinaloa.
CULIACÁN, Sin. (Proceso).- Un
destacamento del Ejército está apostado de nueva cuenta en la sierra de
Badiraguato, donde el cártel de los Guzmán y el de los Beltrán Leyva se
disputan la zona desde mediados de mayo, lo que provocó el desplazamiento de
familias enteras en la sierra del norte de Sinaloa.
Esa guerra, negada al
principio por el gobierno de Sinaloa, derivó la semana antepasada en un cruento
ataque contra un convoy militar en el acceso a Culiacán cuando trasladaba a un
presunto delincuente herido.
En rueda de prensa, Gerardo
Vargas Landeros, secretario general de Gobierno, confirmó que después de la
emboscada en la capital el Ejército colocó nuevamente su campamento en el
poblado de Huixiopa, Badiraguato, el mismo que había sido recuperado en las
últimas semanas por la gente de Joaquín Guzmán Loera.
Dos semanas antes del ataque
a los militares, Ríodoce informó que, tras fuertes enfrentamientos que dejaron
un número indeterminado de muertos, en Huixopa y Badiraguato la gente de los
Guzmán había logrado recuperar el territorio que estaba ocupado por los Beltrán
Leyva,
CORTE PAREJO, LA CONSIGNA DEL GOBIERNO
La llegada del presidente
Enrique Peña Nieto y su comitiva a Mazatlán el miércoles 5 no sólo tuvo como
propósito visitar a los militares heridos en la emboscada del 30 de septiembre,
a raíz de la cual también murieron cinco soldados, sino también para pedir
cuentas al gobierno estatal, pues los informes sobre la gran corrupción que
impera en las corporaciones policiacas locales son conocidos en Los Pinos.
Acompañado por los
secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; de la Defensa, Salvador
Cienfuegos; de la Marina, Vidal Francisco Soberón Sanz; del comandante de la
Tercera Región Militar con sede en Mazatlán, Arturo Duarte Múgica, y el gobernador
Mario López Valdez, el presidente Peña Nieto recorrió el Hospital Militar,
donde habló con los heridos.
Luego vino la reunión
privada. Y los reclamos por la falta de coordinación derivada de la gran
corrupción en el seno de las corporaciones policiacas.
Las autoridades castrenses
expusieron que el propósito del ataque fue rescatar a Julio Óscar Ortiz Vega,
El Kevin, el segundo de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, quien presuntamente lo
envió a la sierra con apoyos financieros y armamento para Aureliano Guzmán
Loera, El Guano, quien encabeza la defensa de aquella zona contra los Beltrán
Leyva.
Cuando le informaron al
presidente que las policías estatales y municipales trabajan para el crimen
organizado, él volteó a ver al secretario de la Defensa, quien respondió: “Sí.
Ya tenía conocimiento de eso”.
Fragmento del reportaje que se publica
en la edición 2084 de la revista Proceso, ya en circulación.
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