Brasil el país que enfrenta una epidemia
de violencia contra los homosexuales
RÍO DE JANEIRO.- El agresor
se abalanzó sobre Gabriel Figueira Lima, de 21 años de edad, mientras este
estaba de pie en una calle de una ciudad en la Amazonia hace dos semanas,
clavándole una navaja en el cuello y alejándose rápidamente en el asiento
trasero de una motocicleta, dejándolo morir.
Unos días después, en el
estado costeño de Bahía, dos maestros muy estimados, Edivaldo Silva de Oliveira
y Jeovan Bandeira, también fueron asesinados, y sus restos achicharrados fueron
encontrados en la cajuela de un auto en llamas.
A fines de junio, fue el
turno de Wellington Julio de Castro Mendonça, un tímido dependiente de una
tienda minorista de 24 años de edad, quien fue asesinado a golpes y pedradas
cerca de una autopista en una ciudad al noroeste de Río de Janeiro.
En una nación al parecer
acostumbrada a la delincuencia, los asesinatos brutales destacan: las víctimas
no fueron robadas, la policía no ha identificado a ningún sospechoso y todos
los muertos eran gays o transexuales.
Antonio Kvalo, de 34 años,
quien creó un sitio web para que los brasileños denuncien eventos de violencia
antigay, dijo que la motivación para hacerlo surgió a partir de su propia
experiencia. CreditLalo de Almeida para The New York Times.
Mientras los estadounidenses
debatían fieramente cómo responder a la matanza en junio en un club nocturno
gay en Orlando, Florida, los brasileños han estado enfrentando su propia
epidemia de violencia contra los homosexuales; una que, según algunas
versiones, le ha hecho ganar a Brasil el ignominioso título del lugar más
mortal del mundo para lesbianas, homosexuales, bisexuales y transexuales
(LGBT).
Casi 1,600 personas han
muerto en ataques motivados por el odio en los últimos cuatro años y medio,
según el Grupo Gay da Bahía, que da seguimiento a las muertes a través de
artículos noticiosos. Según su recuento, una persona gay o transexuales es
asesinada casi todos los días en esta nación de 200 millones de habitantes.
“Y estas cifras representan
solo la punta del iceberg de la violencia y el baño de sangre”, dijo Eduardo
Michels, el administrador de datos del grupo, quien añadió que la policía
brasileña a menudo omite el odio contra los homosexuales cuando recopila los
informes de homicidios.
Esas estadísticas pueden ser
difíciles de encajar con la ilustre imagen de Brasil como una sociedad
tolerante y abierta; una nación que aparentemente nutre las expresiones libres
de la sexualidad durante el Carnaval y celebra el desfile del orgullo gay más
grande del mundo en la ciudad de Sao Paulo.
Aquí, en Río de Janeiro, que
albergará a las próximas Olimpiadas de Verano, el temor a la delincuencia
violenta está en la mente de muchas personas. En medio de una sofocante
recesión y un creciente desempleo, los crímenes en las calles se incrementaron
en 24 por ciento este año y los homicidios han aumentado en más del 15 por
ciento.
Antonio Kvalo , que construyó
un sitio web para que los brasileños reportan incidentes de violencia contra
los homosexuales.
Al mismo tiempo, activistas
de derechos humanos dicen que los miembros de la fuerza policial de Río,
ansiosos de limpiar la ciudad antes de la ceremonia inaugural de los juegos el
5 de agosto, han abatido a tiros a más de 100 personas este año, la mayoría
jóvenes negros que viven en barrios pobres.
Pero los activistas dicen que
la violencia homofóbica constante también amenaza con cambiar drásticamente una
imagen nacional idealizada que promete igualdad y respeto para todos los
brasileños.
“VIVIMOS DE ESTA IMAGEN COMO UN LUGAR ABIERTO Y
TOLERANTE”, DIJO JANDIRA QUEIROZ, COORDINADORA DE MOVILIZACIONES EN AMNISTÍA
INTERNACIONAL BRASIL. “LA VIOLENCIA HOMOFÓBICA HA ALCANZADO NIVELES DE CRISIS,
Y ESTÁ EMPEORANDO”.
La reputación de tolerancia
casi mítica de Brasil no carece de justificación. En las casi tres décadas
desde que la democracia reemplazó a la dictadura militar, el gobierno brasileño
ha introducido numerosas leyes y políticas destinadas a mejorar la vida de las
minorías sexuales. En 1996, estuvo entre los primeros en ofrecer medicamentos
antirretrovirales gratuitos a las personas con VIH. En 2003, Brasil se
convirtió en el primer país en Latinoamérica en reconocer las uniones entre
personas del mismo sexo para propósitos de inmigración, y estuvo entre los
primeros en permitir que las parejas gays adoptaran niños.
En 2013, el sistema judicial
brasileño legalizó efectivamente el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Algunos expertos sugieren que
las políticas gubernamentales liberales quizá se hayan adelantado demasiado a
las costumbres sociales tradicionales. La violencia contra los homosexuales,
afirman, puede tener su origen en la cultura de machismo de Brasil y en un tipo
de cristianismo evangélico, exportado de Estados Unidos, que es abierto en su
oposición a la homosexualidad.
Los evangélicos conforman
casi una cuarta parte de la población de Brasil, un aumento significativo
respecto del 5 por ciento en 1970, y los líderes religiosos llegan a millones
de personas a través de los cientos de estaciones de televisión y radio que han
comprado en los últimos años.
Dudu Quintanilha a la derecha, que dice asaltantes gritaron
epítetos contra los homosexuales, ya que lo golpearon durante el Carnaval de
este año, ensaya un juego con su amigo Luiza Bruna Souza, en un centro de la comunidad
cultural en Sao Paulo.
Las congregaciones
pentecostales estilo estadounidense también desempeñan un papel cada vez más
fuerte en la política brasileña. Los votantes evangélicos han ayudado a enviar
a más de 60 legisladores a la cámara baja del Congreso de 513 miembros,
duplicando su número desde 2010 y convirtiéndolos en uno de los bloques más
disciplinados en una legislatura rebelde y dividida.
Jean Wyllys, el único miembro
abiertamente gay del Congreso de Brasil, dijo que los legisladores evangélicos,
el núcleo de una coalición conocida como el “caucus BBB” _ por la sigla de
balas, quejas y Biblia _, han obstaculizado leyes que castigarían la
discriminación contra los homosexuales e incrementarían las sanciones por los
crímenes de odio.
“Los evangélicos están
volviéndose cada vez más poderosos y se han apoderado del Congreso”, dijo
Wyllys.
Marco Feliciano, un
prominente miembro del bloque evangélico en el Congreso, rechaza las
sugerencias de que el sentimiento contra los homosexuales fomente la violencia.
En una entrevista, expresó remordimiento por una declaración anterior que
describía al sida como “un cáncer de gays” pero defendió los esfuerzos por
combatir la legislación de los derechos de los homosexuales, insistiendo, por
ejemplo, en que las parejas del mismo sexo son poco aptas para ser padres.
“PONEN A LA CIVILIZACIÓN Y A LAS FAMILIAS
TRADICIONALES EN RIESGO DE DESTRUCCIÓN”, AFIRMÓ.
Los políticos conservadores
han resistido los esfuerzos para enseñar la tolerancia en las escuelas, y la
policía ha mostrado poco interés en adoptar programas de entrenamiento para
ayudar a sus agentes a hacer frente a los crímenes de odio. Las víctimas de la
violencia contra los homosexuales y transexuales dicen que a menudo
experimentan una nueva ronda de humillación de parte de las autoridades,
algunas de las cuales son abiertamente hostiles a las solicitudes de que
registren un crimen como motivado por prejuicios.
Dudu Quintanilha, un artista
y fotógrafo de Sao Paulo de 28 años de edad, dijo que había sido apaleado por
cuatro asaltantes durante el Carnaval de este año. Los atacantes, quienes se
abalanzaron sobre él en el centro de la ciudad, le gritaron epítetos antigay
mientras le ensangrentaban el rostro, dijo, pero la policía se negó a
considerar el ataque como un acto de homofobia.
A lo largo de horas, dijo,
los agentes de una estación de policía insistieron en que él había sido víctima
de un robo simple porque perdió su teléfono celular y su cartera durante el
caos. “Al final, me hicieron dudar si realmente había ocurrido un ataque
homofóbico”, dijo. “Me hicieron dudar de si estaba en mi sano juicio”.
Activistas dicen que los
brasileños transexuales enfrentan la mayor brutalidad, y muchas víctimas de
asesinato son mutiladas. El año pasado, un grupo de hombres grabó en video su agresión
a Piu da Silva, de 25 años de edad, una entusiasta bailarina de samba en Río de
Janeiro, quien fue torturada y obligada a rogar por su vida antes de ser
apuñalada y recibir seis disparos. Los asaltantes, que publicaron el ataque en
Facebook, no fueron encontrados.
“Los transexuales viven con
temor constante”, dijo Kvalo.
(EL DEBATE/ New York Times/ 19/07/2016 -
10:00 HS)
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