Las Rastreadoras alcanzaron
el hallazgo 56 al cumplir dos años que iniciaron la búsqueda afanosa y
arriesgada de sus familiares. Ante una autoridad omisa y que se mostraba
siempre huyéndoles a las víctimas, fueron ellas las encargadas de seguir las
pistas que iban encontrando, aun cuando estuviera en riesgo su propia vida. Si
claramente el Ministerio Público y la Policía no buscan a los desaparecidos,
solo llenan expedientes, ellas sí se encargarían de salir al campo abierto a
rastrear pistas.
Cada una de esas 56 personas
desenterradas, son al mismo tiempo 56 formas diferentes de restregarle al
gobierno de Mario López Valdez y todo su aparato de justicia la inutilidad, el
cinismo, la complacencia y la muy segura complicidad. En cada exhumación está
también la revelación de lo más podrido del sistema.
Las mujeres, encabezadas por
Mirna Nereyda Medina, la profesora jubilada que fundó sin quererlo todo un
movimiento desde que busca a su propio hijo Roberto Corrales, han sido
amenazadas, ninguneadas y ofendidas. Aun así mantienen el rastreo, pese a que
en cada emprendimiento van rodeadas por el enemigo. En estos casos hace más una
pala que un rifle.
Las desapariciones en Sinaloa
son un asunto de una magnitud que no corresponde ni cerca al tamaño de la
intervención de la autoridad. Peor aún, en muchos de los casos es la misma
autoridad la involucrada, dándole al delito una agravante más. El dato de los
56 cuerpos encontrados por un grupo de mujeres que siguen rumores y falsas alarmas,
no solo dimensiona el enorme tamaño de su labor sino sobre todo la práctica
generalizada de privar de la libertad, asesinar y enterrar.
Las rastreadoras ubicaron el
cuerpo 56 en la playa de Ceuta, Elota. Una semana antes, el cuerpo 55 en un
basurero de Camajoa, El Fuerte. Si algo han aprendido Las rastreadoras es que
un sitio donde aparece un cuerpo es muy probable que existan otros más. Por eso
vuelven a los mismos lugares, o amplían las búsquedas en puntos donde reciben
el menor indicio. Pero la autoridad hace justamente lo contrario, otra muestra
del desinterés que mantienen.
En Mazatlán, el 23 de junio,
peritos de la Procuraduría atendieron una denuncia de cadáveres semienterrados
en un predio conocido como Presas del Valle y Puertas del Sol, encontraron tres
cuerpos y se fueron. Veinte días después fue necesario que les avisaran de
nuevo para que regresaran a un punto cercano al anterior. Esta vez encontraron
ocho cadáveres en dos fosas similares con cuatro cadáveres cada una. Al día
siguiente, ni siquiera resguardado estaba el sitio, otra vez habían abandonado
la búsqueda.
MARGEN DE ERROR
(Te seguiré buscando) La
consigna de los familiares de seguir buscando a los desaparecidos y no
detenerse hasta encontrarlos, contrasta con una fiscalía con resultados pobres.
Según el reporte de Alejandro Monjardín en esta edición de Ríodoce, la Agencia
Especializada en Desapariciones lleva 14 años operando y se han denunciado 6
mil 489 personas desaparecidas. Casi la mitad aparecieron con vida —3 mil 126—
y se encontraron muertas 577, pero del resto, 2 mil 786 personas, no se sabe
nada.
La mayor parte de los
expedientes de desapariciones se abrieron en este gobierno de Malova: 3 mil 822
averiguaciones previas. Y es que es claro que a partir de 2008 el problema se
agravó, a la par que los homicidios, al final asuntos de la misma raíz. En
detenciones igualmente los resultados son raquíticos: 53 detenidos en todo el
sexenio de Jesús Aguilar, 37 presuntos responsables con Malova. Nadie, nada,
para la magnitud del problema.
Las Rastreadoras llevan su
base de datos alterna: 240 personas se han acercado con ellas para integrar a
sus familiares en la búsqueda conjunta y han encontrado a 56 desaparecidos.
MIRILLA
(Paquete completo) Quirino
Ordaz no estaba de vacaciones completamente. De hecho ya no tendrá más
vacaciones por más que busque desconectarse. Lo que hizo fue separarse de los
reflectores públicos un par de semanas y contar con la libertad para empezar a
tejer la red.
Aunque sigue Quirino Ordaz en
un recorrido más para las páginas de sociales, abrazando y posando para la
foto, en realidad más temprano que tarde tendrá que estar recibiendo la
herencia de este gobierno. Lo bueno y lo malo vienen en un solo paquete.
Las desapariciones de miles
de sinaloenses forman parte de ese paquete completo. Y a eso debe sumársele que
Malova pretende dejarle otra herencia a Quirino Ordaz: un grupo de funcionarios
de su círculo cercano que se han encargado de pregonar que son ellos, o la
anarquía.
Si un sexenio les parece poco
a los gobiernos para dejar un legado, Quirino tendrá apenas poco más de un
cuatrienio. No puede desperdiciar tiempo aun cuando piense que más vale malo
por conocido…
DEATRASALANTE
(Guerra sucia) Si en los años
70 del siglo pasado las desapariciones estaban relacionadas con la militancia y
la participación política —el episodio conocido como guerra sucia—, en este
nuevo siglo la mayor parte de las desapariciones están relacionadas con el
crimen organizado. En ambos periodos, sin embargo, se mantiene la intervención
de alguna autoridad en la mayor parte de los casos. Como aquella, ésta no deja de
ser también una guerra sucia.
Por más de 20 años las madres
del Comité Eureka no dejaron de buscar valientemente a sus hijos. En Sinaloa,
doña Chuyita Caldera fue el referente más claro, siempre cargando la foto
desgastada de su hijo desaparecido, reclamando y enfrentándose a la autoridad.
En 2004, el gobierno de
Vicente Fox creó la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del
pasado, que terminó por ser una falsa esperanza para encontrar los restos de
los desaparecidos de la guerra sucia (PUNTO)
(RIODOCE/ Andrés Villarreal/17 julio,
2016)
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