FOTOS: tomadas de internet
Hechos violentos atribuidos
al veterano narcotraficante sinaloense en el norte del país tendrán que ser
probados. Algunas autoridades le adjudican una alianza con el Cártel de los
Beltrán Leyva, donde milita su primo Emilio Quintero Navidad “El Cadete”.
El periodista Jesús Lemus,
que fue su compañero de celda en prisión, lo ubica en la facción del Cártel de
Sinaloa que dejó “El Chapo” Guzmán La violencia desatada en las últimas semanas
en el “Triángulo Dorado”, en el que hacen frontera los Estados de Sinaloa,
Durango y Chihuahua, tiene nombre, apellido y justificación.
Algunas autoridades y medios
de comunicación como la revista Proceso aseguran que se llama Rafael Caro
Quintero. La aparición reciente de narcomantas en Ciudad Juárez, presuntamente
firmadas por el capo, parecieran darle la razón a quienes han propagado la
versión.
El Comandante de la Tercera
Región Militar, Alfonso Duarte Múgica y el fiscal general de Chihuahua, Jorge
González Nicolás, son fuente primordial de la información.
Analistas del fenómeno
delincuencial y del narcotráfico toman posiciones.
Desde los que estiman que el
sinaloense volvió a las andadas “porque no sabe hacer otra cosa en la vida”, y
los que estiman que como adulto mayor, prófugo y con hijos encumbrados en el
mundo inmobiliario, no pondría en riesgo la seguridad, estabilidad y patrimonio
familiar.
Unos ligan al capo en una
alianza con la organización criminal de los hermanos Beltrán Leyva y otros
estiman que Rafael Caro Quintero ha asumido la parte del Cártel de Sinaloa que
estuvo en manos de su paisano de Badiraguato, Joaquín Archivaldo “El Chapo”
Guzmán Loera; es decir, sitúan a Caro en sociedad con Ismael “El Mayo” Zambada.
Y es que el veterano
narcotraficante, liberado durante la madrugada del 9 de agosto de 2013 del
Reclusorio Preventivo de Guadalajara, tendría ese liderazgo y capacidad
negociadora en el mundo de las drogas, contraria a la etapa de su juventud
desenfrenada e impulsiva.
Tan es así que Rafael no tuvo
dificultad alguna con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que ejercía el
autogobierno mientras él estuvo preso en el penal estatal de Puente
Grande. Las pisadas del capo Desde que
apareció en escena en los años ochenta, Rafael Caro Quintero nunca dejó de ser
una estrella del jet set del narcotráfico internacional.
Ni los 28 años en la cárcel
lo alejaron de los reflectores y de la mira de los medios de comunicación.
El sinaloense ha significado
nota relevante en cualquier circunstancia a lo largo de más de 30 años. Alfredo
Beltran Leyva, “El Mochomo” Todavía se recuerda el desplegado de los suyos en
los periódicos más importantes de Guadalajara en junio de 1997:
“Esta familia se ve sumamente
afectada con la permanente relación que se hace entre un pasado que buscamos
superar como familia en desarrollo viendo hacia un futuro diferente”.
El estigma del apellido
fue -y es a la fecha- muy fuerte. El
seguimiento de la libertad del ex convicto inició con el escándalo del fallo
del Primer Tribunal Colegiado Penal del Tercer Circuito. Siguió con la inconformidad
de los Estados Unidos que no habían solicitado la extradición.
Luego la orden de detención
provisional para que se pondere su entrega al gobierno estadounidense, la ficha
roja de Interpol y la incorporación de los hijos de Caro Quintero a la lista
negra del lavado de activos.
Posteriormente vino la
revocación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) al amparo
directo que ordenó la liberación del enjuiciado por el secuestro y homicidio
del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar.
La imposición de nuevo de la
pena de 40 años de prisión y la implicación de nexos en el lavado de dinero con
una ex reclusa que le visitaba como pareja y actuaba como su prestanombres.
Después de la desaparición
del capo y desde su excarcelación en 2013, autoridades y medios volvieron a ver
su “fantasma” en la incursión de un numeroso grupo armado al poblado de La
Tuna, en Badiraguato -tierra de “El Chapo” Guzmán-, el 11 de junio, y que
habría motivado la salida despavorida de doña Consuelo Loera Pérez, madre de
Joaquín.
Los hechos fueron atribuidos
por los pobladores a un sobrino de Guzmán Loera: Alfredo Beltrán Guzmán “El
Mochomito”, quien es hijo del narcotraficante Alfredo Beltrán Leyva “El
Mochomo”, actualmente preso en Estados Unidos y cuya captura en 2008 por
elementos del Ejército Mexicano significó la ruptura entre los Beltrán y “El
Chapo”, al que culparon de traidor.
Se dijo que “El Mochomito”
iba tras Aureliano Guzmán Loera “El Guano”, hermano de Joaquín, para ajustarle
cuentas por la ejecución de otro miembro de la familia Guzmán.
Sin embargo, fuentes
consultadas por la periodista Anabel Hernández, de Proceso, revelaron que
Rafael Caro Quintero estaba detrás de las acciones de Beltrán junior y que
Rafael había fortalecido sus esquemas en alianza con el Cártel de los Beltrán
Leyva.
Durante la última semana fue
el fiscal de Chihuahua, González Nicolás, quien declaró que los actos
criminales registrados en su entidad, principalmente en el Valle de Juárez,
eran obra de Caro Quintero, quien pretende disputar la plaza de Chihuahua al
Cártel de Sinaloa.
QUINTERO Y BELTRÁN
La relación de la familia
Quintero con los Beltrán Leyva no es ajena a los vínculos del narcotráfico
desde la década de los ochenta, cuando Marcos Arturo “El Barbas”, “El Mochomo”
y otros de sus hermanos participaban para el viejo Cártel de Guadalajara con su
pariente político “El Chapo” Guzmán, que era sólo el jefe de una célula de la
organización de Miguel Félix Gallardo.
Una vez detenido Félix, la
gente del “Chapo” Guzmán y de Jesús Héctor “El Güero” Palma, incluidos sus
súbditos los Beltrán Leyva, fueron cobijados por el experimentado
narcotraficante Emilio Quintero Payán, a quien prestaban apoyo en Sinaloa y
Jalisco para el trasiego de drogas y eliminar a los enemigos.
La detención de Guzmán Loera
en Guatemala y el asesinato de Quintero Payán en el Estado de México durante el
primer semestre de 1993 no frenó la actividad de los Beltrán Leyva, quienes
continuaron fieles al que habría de convertirse en el Cártel de Sinaloa,
incluso financiando junto a otros narcotraficantes la defensa legal del
“Chapo”.
Tras la primera fuga de
Joaquín Archivaldo del penal federal de Puente Grande en 2001 y luego de la
presunta “entrega” de Alfredo “El Mochomo”
a las autoridades, vino la escisión de los Beltrán y la guerra entre los
que se quedaron en el Cártel de Sinaloa y los que se autodenominaron como
Cártel Pacífico Sur.
A pesar de que la Marina
abatió a Arturo Beltrán Leyva “El Barbas” el 16 de diciembre de 2009 en
Cuernavaca, Morelos, la organización que parecía extinguirse ha retomado gran
fuerza en Guerrero, Morelos, Nayarit, Sinaloa, Durango y sobre todo en Sonora.
Es el cártel que cuenta con
más líderes “pesados” en sus diversas células en la actualidad.
Fausto Isidro Meza Flores “El
Chapo Isidro”, líder de los “Mazatlecos”; Trinidad Olivas Valenzuela “El Chapo
Trini”, en Ciudad Obregón; Emilio Sajid Quintero Navidad “El Cadete”, en la
zona desértica de Sonora hacia Caborca; y ahora, Alfredo Beltrán Guzmán “El
Mochomito”, en la región norte de Sinaloa.
Quintero Navidad “El Cadete”, primo de Rafael
Caro Quintero, es hijo del legendario Emilio Quintero Payán y sobrino de Juan
José de los mismos apellidos “El Juanjo” (actualmente prisionero en Estados
Unidos), ex jefes y maestros de muchos de los pistoleros y jefes de plaza que
hoy dirigen organizaciones delictivas en todo el país.
EXTRADICIÓN
A casi tres años de que se
dictó la orden de detención provisional con fines de extradición internacional
en contra de Rafael Caro Quintero, desde su escondrijo, el narcotraficante da
batalla jurídica contra la resolución y actualmente el recurso de revisión del
juicio de amparo que le fue negado por el Juez Décimo de Distrito especializado
en la Ciudad de México se encuentra en la Primera Sala de la SCJN.
El Primer Tribunal Colegiado
en Materia Penal del Primer Circuito solicitó en 2015 que el máximo órgano de
justicia del país ejerciera su facultad de atracción para conocer del asunto de
un personaje que por más de tres décadas ha representado graves dificultades
por la gran cantidad de sentencias intermedias, definitivas, apelaciones,
amparos, revisiones y quejas interpuestas.
Fue el 16 de junio de 2014
cuando el Juez Décimo de Distrito de Amparo en Materia Penal del Distrito
Federal, negó la protección de la justicia federal a Caro Quintero contra la
orden de detención provisional con fines de extradición internacional dictada
el 10 de agosto de 2013 por el Juez Sexto de Distrito de Procesos Penales
Federales del Distrito Federal. A la fecha el recurso de revisión interpuesto
se encuentra pendiente de resolución en la SCJN.
LOS HIJOS DE
CARO
La señora María Elizabeth
Elenes, ex esposa de Rafael, no se equivocó cuando pagó aquella inserción de
prensa hace casi 20 años.
Hoy, sus hijos, ya adultos,
la mayoría con importantes estudios en universidades privadas de Guadalajara,
han sido perseguidos por las autoridades tras la designación que en 2013 les
hizo la Oficina de Control de Activos Extranjeros, del Departamento del Tesoro
estadounidense.
Autoridades mexicanas han
ordenado la cancelación, aseguramiento y la “no apertura” de nuevas cuentas
bancarias para algunos de los empresarios Caro Elenes, los vástagos de Caro
Quintero.
A Henoch Emilio le sucedió.
Primero le cancelaron las cuentas que tenía en algunas instituciones
crediticias y después la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), la
Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y la Unidad de Prevención de Lavado de
Dinero, Prevención de Fraude, ordenaron a varios bancos prohibir la apertura de
nuevas cuentas al joven que lleva entre sus nombres el de su abuelo paterno.
Un corredor público en
Jalisco levantó una certificación de hechos. Entre las instituciones que
negaron el servicio bancario a Henoch se encuentran Bansi y Banco del Bajío.
El 27 de junio de 2013 le informaron de la
cancelación de su cuenta de cheques “clásica” y en días siguientes, se le hizo
saber que “no podía aperturarse ningún tipo de cuenta bancaria, en razón a que
aparecía boletinado por la Unidad de Prevención de Lavado de Dinero”.
Héctor Rafael, el mayor de
los Caro Elenes, hombre que además de los negocios se ha dedicado al deporte,
representando a México en justas internacionales ecuestres, también ha sentido
la presión de autoridades hacendarias por ser hijo de uno de los
narcotraficantes más famosos del mundo.
Como administrador general
único de la empresa Eca Energéticos, S.A. de C.V., Héctor Rafael ha dirigido
escritos desde 2015 a la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de
Hacienda y Crédito Público (SHCP), para aclarar cualquier situación relacionada
con sus negocios; sin embargo, no le dan respuesta, lo que ha motivado la
interposición de un juicio de amparo en un Juzgado de Distrito en Materia
Administrativa de Guadalajara.
El juez concedió la
protección y justicia de la unión al primogénito de Caro Quintero para efectos
de que la dependencia aludida “en los términos previstos por el Artículo 8°
constitucional, por conducto de quien corresponda, dé contestación de una
manera congruente y en el sentido que estime pertinente, es decir, sin que ello
implique que deba resolver de manera favorable a lo solicitado mediante escrito
presentado el 6 de mayo de 2015 y notifique el acuerdo que para tal fin
recaiga”.
EU PIDE CADENA PERPETUA PARA “EL MOCHOMO”
El gobierno de los Estados
Unidos de América, a través del Departamento de Justicia, solicitó a la Corte
de Distrito de Columbia condenar a cadena perpetua al narcotraficante mexicano
Alfredo Beltrán Leyva “El Mochomo”.
El ex miembro del Cártel de
Sinaloa y líder de la organización criminal que lleva sus apellidos y los de
sus hermanos, también sería sentenciado al pago de una multa de 10 millones de
dólares, según la pretensión del Estado norteamericano.
La Fiscalía que formuló sus
argumentos en dos documentos que fueron presentados ante el juez federal
Richard de León, solicitó que la sentencia se apegue a las directrices para
casos de narcotráfico.
El órgano acusador estima que
imponer una sanción ejemplar a Alfredo Beltrán es importante y necesario para
disuadir a otros narcotraficantes de socavar el Estado de Derecho del vecino
país del norte.
Asimismo, el fiscal del caso
estableció que el ex líder del Cártel de los Beltrán Leyva ejerció la violencia
para conspirar en el trasiego de drogas hacia esa nación y a través de sobornos estuvo directamente
involucrado en la importación de sustancias controladas.
Los abogados de “El Mochomo”
solicitaron al juzgador federal desestime lo solicitado por la fiscalía y que
en cambio dicte una sanción máxima de 25 años de prisión, pues consideran, no
existe evidencia de las actividades criminales que le imputan a su cliente y
las acusaciones están construidas sólo con declaraciones de testigos.
Alfredo Beltrán Leyva es
acusado de dirigir su organización desde el interior del penal de máxima
seguridad de Puente Grande para introducir drogas a Estados Unidos; se declaró
culpable en febrero de 2016.
Aceptó el cargo de introducir
más de cinco kilos de cocaína y 50 gramos de metanfetaminas a la Unión
Americana, delitos que son sancionados con una pena que va desde los 10 años de
prisión hasta cadena perpetua, y una multa de 10 millones de dólares.
El 20 de julio es la fecha
establecida para que se dicte la sentencia definitiva de “El Mochomo”,
extraditado a los Estados Unidos en noviembre de 2014.
(SEMANARIO ZETA/ INVESTIGACIONES ZETA
LUNES, 18 JULIO, 2016 12:00 PM)
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