Luego
del escape del capo sinaloense, el penal de El Altiplano entró en el caos. Las
autoridades aparentemente quisieron vengarse de la afrenta, pero con los
internos: a mediados de este mes los despojaron de sus televisores y relojes,
artículos a los que tienen derecho. La medida inexplicable creó un ambiente de
rebelión y motivó la interposición el viernes 25 de cientos de amparos de los
presos, en medio de una huelga de hambre que hasta el cierre de la edición 2030
de la revista Proceso seguía creciendo.
MÉXICO,
D.F. (Proceso).- El viernes 18, desde las 05:00 hasta pasadas las 23:00 horas,
en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 1, El Altiplano,
en Almoloya, Estado de México, policías federales y custodios irrumpieron en
las celdas de todos los módulos y despojaron a los reclusos de televisores y
relojes. Violentamente, en algunos casos.
El
operativo lo confirman amparos interpuestos por cerca de 400 presos de ese
penal de alta seguridad el viernes 25 en el Juzgado Tercero de Distrito de
Amparo del Segundo Circuito, con sede en Toluca, según pudo verificar este
semanario. Se calcula que en el centro penitenciario hay una población
aproximada de mil 200 internos.
Tras
el operativo comenzó una rebelión que se ha mantenido al menos hasta el viernes
25, sin que la Secretaría de Gobernación ni la Comisión Nacional de Seguridad
(CNS) comuniquen a la sociedad lo que ha ocurrido dentro del penal en la última
semana.
Proceso
también pudo confirmar en distintas fuentes que hasta ese día había una huelga
de hambre a la cual ya se habían sumado al menos 500 internos. Se afirma que
algunos presos no han comido en los últimos cinco días; al menos uno de ellos
ha sufrido desmayos…
Fragmento
del reportaje que se publica en la edición 2030 de la revista Proceso,
actualmente en circulación.
(PROCESO/
REPORTAJE ESPECIAL/ ANABEL HERNÁNDEZ/ 29 DE SEPTIEMBRE DE 2015)
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