De
la fiesta, el derroche y los laureles de Atenas 2004, a la falta de recursos,
fuga de talento y fracasos deportivos. Así se gestó la crisis del deporte
griego
La
crisis financiera de Grecia tuvo un comienzo pero sobre todo un momento de
acentuación. Ese donde la fiesta, el derroche y las coronas de laureles fueron
parte de la pintoresca edición de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
En
un país donde la corrupción estatal es enorme y sistémica desde hace décadas,
las olimpiadas de hace más de 10 años fueron sin duda el detonante que agravó
el problema que hoy tiene vulnerable la economía del mundo entero.
Esos
Juegos Olímpicos, que costaron casi 9 mil millones de euros, el doble del
presupuesto original, solo dejaron en el deporte estadios abandonados, ciudades
amenazadas, atletas sin apoyo y fuga de talento deportivo por la falta de
recursos que los mantenga en su país.
El
alto costo de los malos manejos ya los rebasó. Apenas el martes se suspendieron
todas las competiciones deportivas previstas para el fin de semana, debido a la
celebración del referéndum en el que los ciudadanos deberán decidir si aceptan
o no la propuesta de los acreedores a cambio del desembolso del rescate
financiero.
La
suspensión de las competiciones deportivas la anunció el ministro adjunto de
Deporte, Stavros Kondonís, quien señaló que serán pospuestos también los
eventos que ya comenzaron o que son internacionales.
Es
el caso del mundial de baloncesto, categoría júnior, que se disputa en Creta;
el campeonato de ciclismo de montaña de los Balcanes, que se desarrolla en el
norte de Grecia; y la Copa Mediterránea de Natación, en Alexandrúpolis.
La
tragedia griega deportiva es toda una realidad. La complicada situación
económica agudizada esta semana representa una tormentosa incertidumbre para el
deporte griego y según expertos, la crisis va para largo.
UNA DÉCADA DE TROPIEZOS
Es
el 2015, año donde la economía de Grecia tiene al pueblo helénico con el alma
en un hilo. De la misma forma que vive el deporte profesional, que no da pasos
hacia delante sino todo lo contrario y sus resultados hablan por sí solos.
Antes
era normal tener más de un equipo de futbol griego en la disputa por la
Champions League. AEK, Olympiakos o Panathinaikos entraban a fase de grupos y
de ahí buscaban el protagonismo europeo.
De
2009 a 2015, las participaciones de equipos griegos en Champions fueron a
cuenta gotas. El Olympiakos, uno de los clubes de mayor prestigio en ese país,
fue el único que pudo entrar en dos ocasiones pero cayó en Octavos de Final.
La
Selección Nacional de Grecia no pudo clasificarse a Alemania 2006, fue eliminada
en primera ronda en Sudáfrica 2010 y quedó fuera de Brasil 2014 en Octavos de
Final por la revelación Costa Rica.
Lo
interesante de esto es que la crisis deportiva tiene todo qué ver con la crisis
económica. Antes que ser futbolistas, los seleccionados griegos son ciudadanos
de un país con problemas financieros.
Del
total de los 23 jugadores mundialistas, sólo quedan cinco militando en equipos
griegos. El resto ha decidido abandonar la liga de su país en búsqueda de
mejores oportunidades para el bienestar propio y de su familia.
Actualmente,
la selección lo resiente dado que ya no tienen opciones para conseguir una
clasificación a la fase final de la Eurocopa 2016 por estar clasificada en
último lugar sin un solo triunfo. Solo tiene dos puntos luego de seis partidos
y por ende sufren el peor momento de su futbol.
ANGUSTIA MEXICANA
Lo
que parece un sueño europeo, para Alan Pulido y sus seguidores mexicanos su
partida a Grecia en recientes fechas podría convertirse en una angustia
financiera sin mucho futuro a convenir.
La
aguda situación económica que atraviesa el país helénico tiene en problemas a
decenas de deportistas que buscan una oportunidad de conseguir un buen contrato
económico que les permita trabajar.
Pulido
jugó el torneo pasado con Levadiakos, esta semana viajó a Grecia para definir
su futuro, rechazandouna oferta del Guadalajara.
Otro
mexicano que también vive en incertidumbre es el saltillense Pedro Arce, quien
milita en el Veria de la Súper Liga.
Arce
juega en Grecia desde 2012 pero aunque ha tenido poca actividad en los
recientes torneos, no pierde la esperanza de consolidar su carrera en el Viejo
Continente.
SE MARCHITAN LOS LAURELES
En
2004 Grecia retozaba en la comodidad del éxito deportivo. Ser sede de los
Juegos Olímpicos lo convertían en el centro de atención del mundo entero con la
seguridad de que sus capacidades por no defraudar al mundo no serían nunca
rebasadas.
Las
banderas con los aros de cinco colores ondeaban con el viento a su favor, las
pintorescas imágenes de las ruinas griegas enaltecían el orgullo del olimpo
justo en un país donde comenzó la historia del deporte universal.
El
país entero se vuelca para ser el anfitrión perfecto y después de los Olímpicos
y Paralímpicos lo consiguen. Una aparente felicidad muestra lo grande que puede
ser Grecia.
Nunca
hubo una sede demorada, una butaca vacía o un atleta griego sin apoyo. Los
recursos, completos, se fueron en el afán de presumirle al mundo que Atenas,
cuna de las olimpiadas, podía celebrar los Juegos sin ayuda de nadie.
Pero
antes de los juegos de verano, un episodio histórico en el futbol griego ya
había dejado la sensación de éxito deportivo en ese país. La Eurocopa 2004,
disputada entre Grecia y Portugal en el Estadio da Luz de Lisboa, fue levantada
precisamente por los helénicos.
Ante
los lusitanos como anfitriones del certamen más importante entre las
selecciones de Europa, los griegos consiguieron ganar por primera vez este
prestigiado torneo.
Tanta
era la aparente estabilidad económica que tras ganar esa Euro, solo tres
jugadores griegos aprovecharon el éxito para abandonar sus clubes griegos:
Seitaridis, Kapsis y Zagorakis.
(REPORTE
INDIGO/ ROCÍO CEPEDA/ Jueves 2 de julio de 2015)
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