Dicen que a partir
del asesinato del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el 24 de mayo de 1993,
Joaquín “El Chapo” Guzmán pasó de ser un narcotraficante de bajo perfil, al
hombre más buscado del mundo.
La muerte del
entonces Obispo de Guadalajara generó dos hipótesis, que autoridades federales
difundieron en su momento. La primera, que falleció a consecuencia del fuego
cruzado entre bandas de la delincuencia organizada y la segunda, que sicarios
del Cártel de Tijuana lo confundieron con Joaquín Guzmán Loera.
Pero a la fecha no
hay nada comprobado. Lo que hay son versiones oficiales, hipótesis y rumores.
El Cardenal y Obispo
de Guadalajara recibió 14 tiros a las 15:45 horas en el estacionamiento del
Aeropuerto Internacional “Miguel Hidalgo”, a bordo de un Grand Marquis, cuando
iba a recoger a Girolamo Prigione, representante de El Vaticano en México.
Fueron tiros directos. En el tiroteo murió también su chofer y cinco personas
más, testigos directos de los hechos.
A metros de
distancia, en el mismo estacionamiento del Aeropuerto, se habían apostado desde
temprana hora varias camionetas con armas de grueso calibre y chalecos con los
emblemas de la Procuraduría General de la República y del Ejército.
Después de la
ejecución, desaparecieron de la terminal aérea agentes de la Policía Judicial
Federal y guardias privados.
El ex Procurador
General de la República, Jorge Carpizo Mac Gregor argumentó que pistoleros de
los Arellano lo habían confundido con “El Chapo” Guzmán, porque sus vehículos
eran del mismo modelo y color. Guzmán, quien no estaba muy lejos de allí,
repelió el ataque y escapó.
De hecho, semanas
después fue detenido, en junio de 1993. En un cable confidencial solicitado en
2008 por el diario The Houston Chronicle a la Oficina Federal de
Investigaciones, a través de la Ley de Libertad de Información y fechado en
octubre de 1993 reveló que “El Chapo” buscaba en esos tiempos en que mataron al
Cardenal, viajar a Centroamérica para una amplia operación de tráfico de
drogas. Finalmente fue detenido en Guatemala y trasladado a México, al Penal de
Puente Grande, de donde escapó en 2001.
La manipulación del
Caso Posadas, según el sitio Sinembargo.MX, fue denunciada por Mario Ruiz
Massieu, Subprocurador General de la República durante el gobierno de Carlos
Salinas de Gortari, quien envió una carta a Carpizo McGregor, en la que
señalaba que las amomalías de la investigación.
“Es obvio que no
hubo confusión y que el narcotraficante Guzmán no circularía en un auto normal,
sin blindaje, como el del Cardenal. La única evidencia que había, porque la
‘sembraste’ en la investigación sobre el caso, fue de que alguien declaró que
la esposa de ‘El Chapo’ Guzmán había tenido un auto igual, que le habían
comprado dos años antes”, documenta.
Pasaron cerca de
cuatro horas para que las siete víctimas, incluido el Cardenal, fueran
levantados. En este tiempo también estuvo cerrado el Aeropuerto Internacional
“Miguel Hidalgo”; solamente pudo salir un vuelo con destino a Tijuana en el que
huyeron los pistoleros y uno de los hermanos Arellano Félix.
La Procuraduría
General de la República no pudo explicar por qué nadie trató de detenerlos.
En 1996 difundieron
testimonios de dos sicarios y ex militares, Álvaro Osorio y Édgar Mariscal, que
fueron presentados como homicidas confesos. Coincidieron en que recibieron
órdenes de matar al “Chapo” Guzmán, que llegaría vestido de negro en un
vehículo similar al que viajaba el Cardenal, un Grand Marquis color blanco.
En junio de 1999,
Marco Enrique Torres García, ex militar que supuestamente participó en los
hechos, declaró que el asesinato de Juan
Jesús Posadas Ocampo fue producto de un plan orquestado por destacados
políticos, entre los que se mencionan a altos funcionarios, quienes pretendían
recuperar documentos que una mujer había entregado al Cardenal que demostraban
la relación de ese grupo con diversos cárteles de la droga.
A casi 21 años de lo
sucedido nada se ha demostrado ni el caso se ha cerrado. Lo único es que las
autoridades federales siguen aferradas a que su muerte fue “accidental” o que
sicarios del cártel de Tijuana lo “confundieron” con El Chapo Guzmán.
Ningún titular de la
PGR, incluidos los panistas Antonio Lozano Gracia, en el sexenio de Ernesto
Zedillo, y Rafael Macedo de la Concha, ya con Vicente Fox, sostienen en que la
muerte de Posadas Ocampo fue “accidental”; que se debió a que estaba en el
lugar equivocado cuando se suscitó una balacera entre dos bandas de narcos, al
cruzarse, o que fue confundido con uno de ellos.
Hace unos días, “El
Chapo” Guzmán fue declarado el “Enemigo Público Número 1”, de Chicago por la
DEA. Ayer mismo, después de su detención, lo sacaron de la lista.
(Noroeste / Redacción/ 26 DE FEBRERO 2014)
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