Mi fotografía corresponde mucho a la ideología. Estuvo siempre a lado
de ideas políticas, sociales y, en ciertos términos, filosóficas. Es
decir, no es un oficio en el que me desarrollo y por algunas
características geniales hace buenas fotos. No, mis fotos son el reflejo
de mi manera de ser. Son la suma de lo que pensé, de lo que hice, o
quise hacer o no hice, durante mi vida, expresó Rodrigo Moya (1934) en
la presentación de El Archivo Fotográfico de Rodrigo Moya, nueva serie de TvUNAM, consistente en un programa especial, Ojos bien abiertos, y siete capítulos de 27 minutos cada uno, que saldrá al aire a partir de este sábado a las 21 horas.
Moya nació en Medellín, Colombia, debido a que su padre, el
escenógrafo mexicano Luis Moya, trabajaba en la compañía teatral de los
Hermanos Soler que realizaba una gira por el país sudamericano, lo que
lo hace mexicano de origen.
Un fotógrafo ya a mi edad, incluso mucho antes hubo otra edad madura,
se forma y se va puliendo gracias a las miradas de personas que ven con
él sus fotos, las comentan, las critican, las desechan, las elogian,
que le afecta la mentalidad y lo hacen afinar el ojo.
Próximo a cumplir 80 años, Moya, quien dejó el ejercicio del
fotoperiodismo en 1967, al revisar su archivo, encontró tomas que no
había visto como imágenes, pero que sí correspondían a una forma de ver
el mundo, “una forma combativa, una forma inconforme de ver la sociedad
mexicana tal como la sigo viendo”.
Se alejó de la profesión sin ningún resquemor, después de 14 años de trabajar para revistas como Impacto y Sucesos,
pues pensaba que éramos muy explotados, que el fotógrafo era el último
perro de la redacción, que no tenía ninguna educación, que mis mismos
colegas tenían un horizonte muy pobre de lo que era la imagen, la
información.
Nadie volvió a hablar de él hasta que años después un texto sobre su
trabajo en la revista Kiosco lo animó a ver de nuevo sus fotos y a
estudiarse.
Luego, por otras miradas, seguí viendo el archivo y descubriendo que
en efecto correspondía a una manera muy personal, específica, rebelde,
inconforme, sin recursos, de ver nuestra sociedad.
Mucho por abrevar en cada imagen
Ernesto Velázquez, director de TvUNAM, indicó: “No es fácil atrapar a
Rodrigo, por ello celebro que la televisión de la Universidad Nacional
Autónoma de México lo haya convencido, junto con sus amigos, porque hay
mucho de qué abrevar en cada imagen, pero también en cada palabra, gesto
y abrazo”. Luego cedió el micrófono a Guadalupe Alonso, quien tuvo a su
cargo esta nueva producción.
La subdirectora de Información de TvUNAM señaló que el archivo
fotográfico de Rodrigo Moya consta de más de 40 mil negativos, alrededor
de 60 por ciento de su trabajo, ya que el resto se perdió en las
redacciones de revistas o fue desechado por él. Registra el México de
aproximadamente tres décadas, de los años 50 a los 70 del siglo pasado.
También incluye algunos episodios clave que marcaron el rumbo de varios
países en Latinoamérica en los años 60.
Gran parte del acervo corresponde al periodo que dedicó al
fotoperiodismo. El resto es la fotografía que hizo por su cuenta. Hace
una década, Moya y su esposa, Susan Flaherty, empezaron a catalogarlo y
digitalizarlo.
La dirección y musicalización de la serie estuvo a cargo del actor y
cineasta Julián Pastor, quien tuvo la idea a partir de una foto que Moya
le hizo llegar en la que se le ve como asistente de Juan José Gurrola
en la filmación de la película Tajimara. La imagen lo impresionó,
pues capta un momento de una integración entre ambos. Saber dónde
colocar la cámara es la principal virtud de Rodrigo, acotó.
Para el experto Alberto del Castillo, autor del libro Rodrigo Moya: una mirada documental,
estamos frente a la obra de uno de los fotógrafos más relevantes de la
historia de esta disciplina en México, en particular del fotoperiodismo
de la segunda mitad del siglo XX.
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