A mi hijo lo mataron quienes jalaron el gatillo, pero
también quienes les facilitaron las armas, dice la madre de Brian Terry
horas después de que sentencian a 30 años de prisión a Manuel Osorio
Arellanes, originario de El Fuerte, Sinaloa.
Luego de darse a conocer la sentencia contra el sinaloense Manuel
Osorio Arellanes, la familia del agente Brian Terry dijo sentirse
“tranquila y en paz”, pero que no celebrarían el castigo hasta que todas
las personas involucradas en el homicidio fueran llevadas ante la
justicia.
“Ciertamente es un castigo apropiado para esa persona, pero hay otras
más involucradas en el caso, que deben ser traídas ante una corte para
que enfrenten la ley y se haga justicia”, se lee en un comunicado
enviado a Ríodoce.
El lunes 10, una corte federal de Tucson, Arizona, condenó a Manuel
Osorio a 30 años de prisión en los Estados Unidos, por el homicidio del
agente de la patrulla fronteriza ocurrido en 2010, cuando un grupo de
narcotraficantes se enfrentó con agentes estadunidenses en el desierto
de Arizona.
Josephine Terry, madre del agente caído, consideró que aunque la
sentencia es más que merecida, lo que más la aflige es saber que fue el
mismo gobierno de Estados Unidos quien propició la muerte de su hijo, al
facilitar las armas a los cárteles de la droga en México durante una
operación fallida que desató muerte en ambos lados de la frontera,
incluyendo la de su hijo. “Mi hijo hacía su trabajo pero fue víctima de
ese operativo, y murió como un héroe mientras protegía las fronteras de
nuestro país”, dijo Terry, desde su hogar en Detroit Michigan, de dónde
era originario su hijo Brian y el resto de su familia.
Junto con Osorio Arellanes, originario de El Fuerte Sinaloa, hay
otras dos personas involucradas que se encuentran libres, Jesús Rosario
Favela Astorga y Heraclio Osorio Arellanes —también de El Fuerte
Sinaloa—, por quienes Estados Unidos ofrece recompensas de hasta 250 mil
dólares a quien dé información que conduzca a su captura.
Según señalan fiscales del Departamento de Justicia de estados Unidos
(USDOJ), la muerte de Terry ocurrió la noche del 14 de Diciembre de
2010, luego que agentes de la Patrulla Fronteriza sostuvieran un
enfrentamiento con un grupo de ladrones que intentaban asaltar a varios
narcotraficantes que traficaban mariguana a Estados Unidos, y caminaban
por el desierto de Arizona.
Fue en ese enfrentamiento que Terry, de 35 años, per- dió la vida.
Las armas usadas por sus asesinos habrían sido parte de Rápido y
Furioso, un operativo dirigido por la Oficina de Alcohol, Armas y Tabaco
(ATF), como una estrategia de llegar a los altos capos de la droga de
los cárteles de Juárez y Sinaloa.
“Todo eso lo sabemos ahora, pero semanas después de la muerte de mi
hijo Brian, gente del ATF nos contactó y nos informó lo que
verdaderamente había pasado, es decir, que Brian había muerto por el uso
de esas armas que el ATF permitió que fueran llevadas a México, y
nuestro gobierno negó todo, y yo entiendo porque es una vergüenza para
todos nosotros, pero mi hijo merece que se sepa la verdad”, sostuvo la
señora Terry.
Agregó: “También se debe castigar a quienes dirigieron ese operativo,
no sólo a los que jalaron el gatillo (de las armas), a quienes
dirigieron todo sin considerar las consecuencias que tendría, y esa
petición se la hice yo directamente al Presidente Barack Obama, pero
como respuesta sólo hubo silencio”.
El diario Huffington Post publicó en junio de 2013, que en enero de
ese año, el jefe de la policía del municipio de Hostotipaquillo,
Jalisco, fue muerto a balazos junto con su escolta, y las armas que se
usaron formaron parte del operativo Rápido y Furioso.
También en la muerte de María Susana Flores Gámez, una reina de
belleza de Guamúchil, ocurrida en diciembre de 2010 en Mocorito,
Sinaloa, las autoridades encontraron armas que formaron parte del
operativo estadunidense, que permitió pasar más de 2 mil armas de alto
impacto a México, de las cuales sólo 710 de ellas han sido recuperadas.
el resto, suponen funcionarios de ambos países, irán saliendo poco a
poco.
Lo traicionaron, dice su padre
En una cárcel de Hermosillo espera juicio de extradición otro acusado del crimen de Brian Terry
Luis Fernando Nájera/Los Mochis
Don Agustín Soto vive sólo, en una casa cuyos muros son de aire,
adobe y unos cuantos ladrillos. Por techo tiene el cielo, lonas
deshiladas y trozos de lo que en sus mejores años fueron láminas
galvanizadas. en una esquina de su solar hay una capilla azul y adentro
está la efigie de la Santa Muerte.
Su esposa e hijas no están en casa, fueron a la penitenciaría de
Hermosillo, Sonora, a visitar a su hijo y hermano, Iván Soto Barraza,
que enfrenta un proceso de extradición por 11 cargos criminales por el
homicidio del agente de patrulla fronteriza estadunidense, Brian Terry y
el ataque a cuatro más de sus compañeros.
Terry fue asesinado durante un tiroteo el 14 de diciembre de 2010,
entre agentes de la Patrulla Fronteriza y los hombres de las zonas
rurales de Río Rico, Arizona, cerca de la frontera de México, de acuerdo
con la acusación.
El agente de frontera fue baleado con armas importadas en el
operativo Rápido y Furioso. Dos de ellas se encontraron en la escena del
tiroteo mortal.
Iván es uno de los cinco sujetos que desde el 7 de noviembre del 2011
enfrenta cargos de asesinato en primer grado, asesinato en segundo
grado y porte de armas de fuego, entre otros, en un tribunal del sureste
de arizona. en el caso hay un sexto hombre al que se acusó por
conspiración y robo, según despachos de prensa.
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