En
Tamaulipas el imperio de los cárteles cumplió una década. Controlan
desde la tortilla y el pollo que uno se come hasta el tianguis, la
universidad pública y el estadio que frecuenta. Ese territorio está más
lejos de las leyes mexicanas que de las estadunidenses: la Unión
Americana ha investigado a tres exgobernadores por proteger a Los Zetas o
al Cártel del Golfo. Por esas razones ya surgió el primer grupo de
autodefensa tamaulipeco.
TAMPICO, Tamps. (Proceso).-
Más de una década de complicidad entre el crimen organizado y
gobernadores, funcionarios municipales y jefes policiacos permitió a los
cárteles controlar la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT),
hoteles, casinos y empresas de espectáculos. A últimas fechas y gracias a
que incursionaron en el robo de ganado, ahora operan carnicerías,
dirigen la distribución del pollo y dominan las tortillerías, entre
otros muchos negocios.
Los delincuentes también controlan
el sistema de transporte de varias ciudades tamaulipecas gracias a su
amasiato con líderes sindicales; la venta ilegal de gasolina, mercados
rodantes y la distribución de cerveza en los estadios de futbol, así
como su venta en bares y depósitos de su propiedad. Además cobran piso a
una infinidad de comercios y empresas, denunciaron ciudadanos,
empresarios y funcionarios que hablaron con Proceso a condición de que no se revelaran sus nombres, pues sus vidas correrían riesgo.
Las
dos mafias predominantes en Tamaulipas –Los Zetas y el Cártel del Golfo
(CDG)– se metieron como el agua en cualquier empresa donde reinaran la
corrupción y la ilegalidad. Del tráfico de drogas y el narcomenudeo
saltaron a ser propietarios de todo tipo de giros negros. Incursionaron
en la piratería e hicieron del secuestro una industria.
En
diversas ciudades del noreste compiten con Pemex en la distribución de
combustibles. No sólo cuentan con decenas de “gasolineras” clandestinas
–disfrazadas de vulcanizadoras– en barrios y carreteras federales; ahora
también obligan a los propietarios de establecimientos a comprarles la
gasolina robada de los ductos de la paraestatal. “En las ciudades
fronterizas ese negocio les proporciona ganancias por alrededor de 10
millones de pesos diarios”, denunció uno de los empresarios que hablaron
con Proceso.
En Tampico, el CDG controla la distribución
de la cerveza Tecate y todas las marcas de la Cervecería
Cuauhtémoc-Moctezuma, ahora propiedad de la holandesa Heineken, por lo
que impiden la distribución de las marcas del Grupo Modelo, propiedad de
la firma belga Anheuser-Busch InBev.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1943, ya en circulación)
/ 25 de enero de 2014)
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