domingo, 22 de diciembre de 2013

LA HISTORIA DE LA MOCHAOREJAS EN EL ALMACÉN

Guadalajara, Jal.- Escena uno A esta madre los tacones del diez le sirven como zancos y los zancos plateados como un vehículo para alcanzar al crío y pescarlo de la oreja derecha. “¡Si te vuelves a escapar te la mocho!”, amenaza con los dientes apretados al niño, que ha de tener unos cuatro de edad y suelta un aullido de muerte.

Agarrados de la oreja, madre e hijo vuelven al quiosco de los maquillajes, unos cinco metros atrás, donde ella se sienta en una silla giratoria muy alta y elegante, y sólo ahí desprende de la carne tierna aquellas uñas teatrales coloradas, que miden lo mismo que la aurícula de su vástago. Fuente: El Informador

Le urgen los litros de cosmético a la mochaorejas y ya de vuelta al trono una joven indolente se los embadurna en la cara, como óleo a la tela.

No es fea la mochaorejas. Es mochaorejas.

Tiene en el rostro una expresión de amargura que la otra intenta borrar con colores, pero aflorará otra vez, en cuanto se lave la cara.

El niño se frota su oreja morada. No llora. El miedo lo hace macho. A las madres se las obedece cuando hay venta nocturna a plenas once de la mañana y aquí ocurre exactamente eso.

Aquí, en el mismo almacén donde otras decenas de clientes han enloquecido de puro espíritu navideño.
Y cómo no: hay ofertones en todos los departamentos, maquillaje gratis y aguinaldos para los cuales la cartera queda ya chica.

Es más, hay algo que gramaticalmente es imposible; hay venta nocturna desde las diez de la mañana. Tarugos los que se esperan a que se les haga noche.

Escena dos

La dependienta es una cincuentona con las venas azules a punto de estallarle adentro de unas medias de licra gruesa, que se confunden con la piel abollada de sus piernas.

Las várices y los dolores de espalda baja son cortesía de las ventas nocturnas, aniversarios de tienda y buenos fines de los últimos años, se queja la cincuentona con una colega, ambas vestidas de luto y con una chaqueta de botones que parecen monedas de a peso.

La confidente, que también anda cincuenteando, intenta dar consuelo. No de los dolores físicos, sino de los del alma. Por más que le dijeron que se viniera guapa a trabajar a la de las várices, no se vino tan guapa como sus jefes la querían. Eso le puede costar el empleo en estos tiempos de reforma constitucional. Ya la regañaron. Ya intenta ayudarle la otra con unos polvos que saca de una bolsa de plástico transparente. Ya que la tienda se llenó de compradores.

Y todo para que no les den ni un peso de sueldo más por las horas extra que permanecerán paradas y de allá para acá, dicen ambas, casi arrebatándose las palabras.

“Nomás la comisión”, suspira la colega solidaria, mientras le pinta tremendos chapetes rosas a la varicosa. “Y me dijeron que ya se acabaron los plásticos (las tarjetas, quiere decir). ¿Y ya viste el gentillal formado en los créditos? Yo no sé qué venta vamos a tener ni qué comisión ni qué nada”.
Si las empleadas no lo hubieran dicho, nunca lo habría notado, pero es verdad; la “buena presentación” de sus colegas este día nocturno incluye bucles, maquillaje y corbatas apretadas. Todos parecen tomársela muy en serio.

Tal vez un estudio de mercado arrojó que los compradores compulsivos de la clase media que tiende a endeudarse con suma facilidad, prefieren a las vendedoras de bucles y chapetes rosas.

Escenario

Lo que sí dijo un estudio reciente es que casi seis de cada diez mexicanos que reciben aguinaldo se lo gastarán en regalos.

Además o campechaneándolo, 37% usará el aguinaldo para pagar deudas, y una tercera parte de los paisanos guardará algo por si en 2014 la cosa se pone fea, como siempre se pone.

Los datos son de una encuesta de la consultora Deloitte, que publicaron distintos medios la semana pasada.

En esta venta nocturna de mediodía sólo se ve a los primeros, los que hacen colas inmensas y hasta agandallan turnos en la oficina de servicios al cliente. ¿Que para qué? Para conseguir un crédito o que les amplíen el que ya tienen y poderse endeudar a gusto.

La encuesta añade que la inmensa mayoría de los mexicanos gastará este año más que el pasado, porque piensa que su país es estable y hasta pujante: lo mismo que pensaban millones en 1994, antes de descubrirse que el país era inestable y gimiente.

Entre las más beneficiadas por las compras estarán las trasnacionales, que producen aparatos electrónicos con mano de obra mexicana baratísima y sin prestaciones, la misma mano a la que hoy le están vendiendo estos aparatos a precios más de lujo que los del primer mundo.

La ropa “de marca”, que tiene un esquema de producción similar, también está entre los productos que más se arrebatan los compradores en este y otros comercios.

“Las tiendas departamentales siguen siendo los lugares preferidos por los consumidores mexicanos”, según Deloitte.

Otra agencia llamada TNS calculó en días pasados que cada mexicano gastará, en promedio, dos mil 837 pesos en regalos y regalitos. Si esa cifra equivale a 45.7 días de salario mínimo y dos terceras partes de los mexicanos ganan alrededor de dos mínimos, no es necesario hacer más cuentas para saber que pocos gastarán mucho y a muchos les ajustará para nada.

Escena tres

Me pregunto, la dependienta varicosa de cuál grupo de consumidores será.

O la madre mochaorejas, que tras casi dos horas de amenazas, pellizcos y jalones de orejas contra su hijo de cuatro años ha dejado su silla presidencial, con cara de yo-no-fui. El hijo sangre de su sangre parece entumecido. “Sigues portándote mal, el niño Dios no va’dar nada”, alcanza a decir antes de darle al crío un jalón de brazo rumbo a la salida del almacén.

Adentro de la tienda los engranes del espíritu navideño se mueven en forma de escaleras eléctricas, que de piso en piso transportan a sus pasajeros hacia un sueño mexicano que se paga en cómodas mensualidades sin intereses.

(ZOCALO/ Agencias /22/12/2013 - 07:57 AM)

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