jueves, 29 de agosto de 2013

EL GITANO, EL PRIMER SICARIO DE SINALOA

No había existido otro pistolero como él. Poseía una brutal sangre fría que se convirtió en leyenda en Sinaloa a partir del 21 de febrero de 1944, durante la madrugada del carnaval de Mazatlán. En el patio Andaluz, espacio de fiesta del hotel Belmar, Rodolfo Valdés, El Gitano, asesinó al gobernador de Sinaloa, Rodolfo T. Loaiza. La bala entró por la nuca del coronel y le salió entre los ojos. Corrió la sangre en los festejos del puerto.

Los pistoleros que iban con El Gitano, nacido en Aguacaliente y descrito físicamente como imponente, con la corpulencia de un jugador de futbol americano, armaron la balacera con los que cuidaban al gobernador ya caído. El Kelly, uno de los acompañantes del gatillero, fue la única baja de la gavilla. Antes de morir reveló a la policía los nombres de El Gitano y los demás responsables del magnicidio.

Ninguno era chino.

El Gitano —sangre helada, ternura escasa— ya tenía fama negra en Sinaloa, sobre todo en el sur del estado, donde trabajaba como matón al servicio de terratenientes que se oponían a la reforma agraria impulsada con vehemencia por el gobierno del general Lázaro Cárdenas del Río. Las primeras bandas criminales sinaloenses que desafiaron al gobierno habían sido creadas por caciques para evitar que los campesinos sin tierra ocuparan pedazos de los latifundios de la región, tal y como se los debía la reciente Revolución. Sin que se tenga certeza, se habla de hasta 50 agraristas ejecutados por El Gitano y los suyos. Quizá sean muchos más. Uno de los asesinatos más conocidos de la banda fue el de José Esparza, El Tarzán, un carismático dirigente campesino. Las guardias blancas dirigidas por El Gitano no tuvieron piedad alguna. Dice la leyenda que el pistolero era tan temerario que ese día usó balas marcadas con su apodo.

Antes de atentar contra el gobernador Loaiza, los miembros de la banda de pistoleros, conocida como Los Dorados, bebían en la cantina La Nueva Costeña. Por un momento, El Gitano, quien también es descrito como un hombre feroz pero con la inteligencia de un niño, se arrepintió de la misión que tenía encomendada. “A mí me ha hecho favores el viejo. Una vez hasta me regaló 2 mil pesos. Me ha tratado bien”, decía, según testigos. Uno de los favores que le habían hecho desde el gobierno era perdonarle la pena por el crimen de una amante que tuvo en el pueblo de Urías, a la cual asesinó borracho en una parranda que parecía no terminar nunca.

—Pues así será, pero ahora ya estás comprometido. No puedes echarte para atrás —le recordó uno de sus pistoleros.

—Está bien. Está bueno. Pa’ que no se diga, pues vamos a echarnos unos tacos de sesos del viejo pelón —respondió El Gitano.

El hotel Belmar sigue abierto. El magnicidio se ha convertido en un elemento turístico más, como tantos otros hechos de violencia sucedidos en la ciudad.

• • •
Una traición del gobernador Loaiza a los traficantes de droga de la época fue considerada como una de las causas de su muerte. El investigador Luis Astorga recuperó un artículo periodístico publicado por Luis Spota en el periódico Excélsior, el 13 de junio de 1944, en el que el escritor y periodista cita una fuente anónima que le contó el supuesto móvil del crimen:

“El declarante elaboró una versión creíble: Loaiza recibió 80 mil pesos que le obsequiaron los traficantes de opio de Sinaloa para asegurarse impunidad y recoger libremente la cosecha de adormidera a principio de año; el gobernador aceptó el dinero sin comprometerse a nada; luego solicitó los servicios de alguna policía capitalina para que arrasara los plantíos, cosa que se hizo [...] los traficantes burlados planearon la venganza, que se ejecutó brutalmente en las primeras horas del 21 de febrero de 1944, durante las fiestas del carnaval mazatleco. Al tiempo que Loaiza caía —y éste es un detalle poco conocido— manos misteriosas saquearon su residencia oficial en Culiacán”.

En esos años, los latifundistas estaban resueltos a impedir a sangre y fuego la cesión de sus tierras. Las guardias blancas de los terratenientes mataban campesinos y éstos se defendían con las armas. En ese ambiente nació la mafia en Sinaloa: para proteger la propiedad privada en una época en que el lema “Tierra y libertad” no era el eslogan de un partido político y permanecía fresco en la memoria de miles de campesinos que invocaban la Revolución de 1910. Los más ricos agricultores, dueños de feudos de la época, se valieron de pistoleros como El Gitano para mantener intactos sus privilegios mediante la aplicación de una ley propia, cuya sentencia habitual era la pena de muerte a los enemigos del latifundio. Erigida sobre la protección de la propiedad privada, con el paso del tiempo la mafia fue aprovechando su poder de corrupción gubernamental y de infundir temor entre la población para extenderse a otras actividades económicas, como la siembra y venta de mariguana y adormidera.

• • •
Tras ser detenido, la cárcel de Mazatlán se convirtió en un hotel para El Gitano. El 14 de agosto de 1969, un agente secreto del Departamento de Investigaciones Políticas y Sociales elaboró un reporte sobre El Gitano y sus nexos con el narcotráfico. En el documento desclasificado que hoy en día puede ser consultado en el Archivo General de la Nación, el agente cuyas iniciales eran JCh describe una balacera desatada en Guadalajara, cuando elementos de la PGR trataban de detener a El Gitano al momento de recibir un cargamento de cocaína.

“Hoy a las 12:15 horas en las calles de Sicilia número 1868 de la colonia Chapultepec Country, dos agentes de la Procuraduría General de la República, Juan Castro Avilés y Gilberto Pinto Vargas, sostuvieron un tiroteo con el narcotraficante Rodolfo Valdés, El Gitano, resultando muerto el agente judicial Gilberto Pinto Vargas y con heridas clasificadas Rodolfo Valdés, ya que le fue vaciado el ojo derecho, con un balazo de 38 súper”.

Posteriormente se explica que los policías federales llevaban varios días esperando interceptar el cargamento de droga que recibiría El Gitano. Los hechos —según el informante— se desarrollaron de la siguiente forma:

Los agentes Castro Avilés y Pinto Vargas se situaron en las cercanías del domicilio de Rodolfo Valdés, El Gitano, con el objeto de detener a todas las personas que llegaran a él, y a las 12 horas se presentó El Gitano el cual fue conminado a entregarse, por el agente Gilberto Pinto Vargas, contestando El Gitano con fuego nutrido y después de cuatro balazos cayó mortalmente herido Pinto Vargas. El agente Juan Castro Avilés hizo varios disparos hiriendo a El Gitano en el ojo derecho. Al caer herido El Gitano, una de sus hijas tomó la pistola de su padre, tratando de hacer uso de ella en contra del agente Castro Avilés, no consiguiéndolo, gracias a que el agente se protegió detrás de un vehículo, mientras la hija se dio a la fuga no habiendo sido detenida.

Rodolfo Valdés, el primer pistolero sinaloense afamado, es el antecedente de Javier Torres Félix, El JT, o bien de Édgar Valdés Villarreal, el texano que en los alrededores de 2010 trabaja para el cártel de Sinaloa con el apodo de La Barbie, el cual poco tiene que ver con la frialdad sanguinaria con la que mata este heredero del rito de violencia y muerte iniciado hace 60 años por El Gitano.

Con información de Milenio.
(RIODOCE/ Milenio/ agosto 28, 2013 )

No hay comentarios:

Publicar un comentario