lunes, 18 de febrero de 2013

MONTERREY Y SALTILLO VÍCTIMAS DE MARCIAL MACIEL DE LOS LEGIONARIOS DE CRISTO



Redacción
Saltillo.- Las fechorías que realizó Marcial Maciel no conocieron límites. Hace algunos días se revelaron los documentos de los Legionarios de Cristo en donde se ponen al descubierto todas las atrocidades del padre mexicano. En dichos documentos se da a conocer el despojo de 60 millones de dólares que hizo Maciel a una anciana de nombre Gabrielle Mee.

Además se demuestra el esfuerzo capitaneado por los líderes de la Legión para persuadir a la anciana Mee a donar la fuerte cantidad de dinero, aunque en su momento ellos se defendieron argumentando que no hicieron nada para recibir dicho monto económico y que, por el contrario, Mae realizó la transacción de manera voluntaria.

La maldad de Maciel traspasó fronteras y nuestro país; incluso en nuestra ciudad algunas mujeres se vieron engañadas por el padre que predicaba el amor a Dios, las leyes de Cristo y la santidad, que se aprovechó de eso para traicionar a quienes creyeron en él hasta despojarlos de sus bienes.

Prueba de ello es el año 2009, donde quedaron impresas en las páginas del periódico Zócalo las declaraciones de Flora Barragán Garza, gracias a la entrevista que realizó Lourdes de Koster.

Flora Garza Barragán, hija adoptiva de doña Flora Barragán de Garza, narró la forma tan cautelosa en cómo Marcial Maciel ingresó en su familia para despojarlos de sus bienes.

Maciel fue un sacerdote violador de niños, acosador de mujeres adineradas en el mundo, pero encontró su mejor momento cuando se atravesó en el camino la regiomontana Flora Barragán de Garza.

A continuación se le presenta al lector la entrevista que se realizó en el año 2009 a la señora Flora Barragán Garza.

–Sra. Flora, ¿cuál es su percepción de esta congregación que desde hace tiempo ha sido censurada, cuestionada incluso por sus seguidores?

“Cuando yo conocí a Marcial Maciel, era un joven de 31 años; creo que fue un hombre, muy buen tipo, y creo que eso fue un arma para él muy grande. Creo que él se valió de esa arma tan poderosa para enamorar, vaya, a las mujeres.

“Él había estudiado, tenía un carisma como de santo, una persona como con una divinidad. Tenía una manera de hablar... quizás porque era un hombre diferente, abusador de niños, que en aquel tiempo no lo sabíamos nadie; hablaba poco, hacía ademanes suaves, hubiera sido ‘amanerado’ si no hubiera sido sacerdote.

“Quizás por su situación de sacerdote le quedaba hacer eso, ya con el tiempo quizás fui captando un poquito más, por qué llegaba tanto tiempo a la casa, durante tantos años, 15 días, 20 días, yo ya estaba más grande, ya tenía 18 ó 20 años, pues fui captando un poquito más esa manera de ser tan rara”.

-Rara, ¿por qué?

“Como ya conocía más muchachos, ya conocía a más sacerdotes, pues ya se me hacia un poquito ‘amaneradito’.

“Además sí le notaba, yo en lo particular, cuando estaba con nosotros, siempre, siempre llevaba a dos seminaristas a la casa y estaban mi mamá, mi abuelita Camila y yo en la casa. Cuando estábamos platicando todos, él estaba callado por horas mirando fijamente algo por dos horas y con la boca ligeramente abierta, sin decir palabra.

–¿Su mamá, doña Flora Barragán, estaba más pendiente de la llegada del padre Maciel?

“Generalmente, cuando estaba Maciel era totalmente todo el tiempo de él; aun sin estarlo, generalmente mamá estaba escribiendo cartas para los Legionarios, estaba haciéndole cartas a Maciel”.

–¿Qué tan largas eran las temporadas del padre Maciel en su casa?, y ¿cómo pasaban esos días?, ¿oraban?... ¿cómo eran?

“Mamá lo introdujo con toda la sociedad, con las grandes familias de Monterrey; y se iban, y eran entrevistas de 4, 5, 6 horas y pues así se pasaba el día. Teníamos que comer hasta la hora en que llegara.

–¿Cuántas veces por año llegaba a casa de su mamá?

“Cuando era un desconocido llegaba entre un mes, 20 días; en cuanto fue haciéndose de clientela, haciéndose famoso, cada vez fue menos el tiempo porque ya empezó a crecer la clientela.

“Entonces mamá le fue sirviendo menos porque terminó el Cumbres, ya la clientela en Monterrey era mucha, ya habían muchas gentes que aportaban dinero, porque mamá había hecho todo el Colegio Cumbres, por lo que la gente decía, si doña Flora hizo todo el Colegio Cumbres, si doña Flora nos presentó a este joven sacerdote, debe la señora haber confiado mucho en él.

ENGAÑÓ A SALTILLENSES

-¿Prácticamente la señora Flora Barragán de Garza fue el aval para que los empresarios regiomontanos apoyaran a Marcial Maciel en sus planes?

“¡Claro! y de México y de Saltillo, y de toda la República, porque papá, don Roberto N. Garza, cuando murió, en 1948, era de los tres hombres más ricos de México. Mamá se quedó como una de las mujeres más ricas de todo México, apenas tenía 41 años, era una mujer joven y rica; así que, pues le llegó del cielo a Maciel ¿por qué?, porque le caímos como del cielo en el seminario de Roma, le cayó ahí la viudita con sus dos muchachitos y dispuesta, católica fanática y además el hombre guapo, le cayó allí “sanchita”, y el hombre guapo, pos…”

–¿Cómo conoció la Sra. Flora Barragán de Garza a Marcial Maciel? Cuénteme de eso, por favor.

“Yo estaba en el Colegio Excélsior e iban a santificar a la monja María Masarello, entonces me escogieron, no porque tuviera alguna cualidad, sino porque podía ir a Roma a la santificación.

“Mamá dijo ‘me voy con mi hija y con Roberto, mi hermano’. Al irse alguien le dijo a mamá, ‘hay un curita, allá en Vía Apia, que se llama Marcial Maciel, ve con él, está muy pobrecito y él te puede indicar a dónde ir y todo; cuando vaya a la canonización, vayan a verlo’.

“Fue en 1951 cuando llegamos a Vía Apia y ahí cayó, le mandaron hablar, él llegó muy derechito, delgado de cara, blanco, con sus ojos celestes, muy bien parecido el señor, muy guapo, eso sí”.

–¿Usted estaba con su mamá cuando llegó Marcial Maciel?

“Si, estábamos Roberto, mi hermano, y yo. El nos presentó a un seminarista, que había estado con los jesuitas, Miguel Díaz, muy, muy bien parecido, con él también tuvo relaciones, después él se salió”.

–¿Cómo?, ¿qué tipo de relaciones?

“Sí, él fue de los seminaristas violados; entonces nos lo presentó y fue él quien nos llevó a diferentes partes; era un muchacho muy bien preparado. No por Marcial, sino que venía de la orden de los Jesuitas.

“Mamá quedó encantada, entonces recuerdo que mamá compró un carro Fiat, y como duramos tres meses por Europa y ya al final del viaje mamá le dejó el Fiat a Maciel”.

“Ya para eso, él había hecho una entrevista con Pío XII, para que autorizara a mamá a que le diera todo el dinero que mamá tenía”.

DE REGALO: UN FIAT

–¿Durante tres meses convivieron con el padre Marcial Maciel a bordo de ese auto Fiat?

“Nosotros hicimos un recorrido con un sacerdote que nos presentó Marcial Maciel, que no era de la orden legionaria, pero que estaba muy junto a él”.

“Yo no sé si al principio o al regreso ya nos tenía la sorpresa de que fuéramos con varios Cardenales; claro que se llevaban a mamá aparte; ella les daba un cheque para que ellos apoyaran a Maciel, no en frente de nosotros, naturalmente. Nos recibía un hombre con smoking, nos pasaba a una sala y entonces llegaba el Cardenal, que desde luego estaba con Maciel, porque ya Maciel le había dicho de la llegada de la señora Flora y sabía entonces que le daría dinero para su obra”.

–Luego de convertirse su madre en benefactora, ¿cuándo regresan a México y cuándo vuelven a tener contacto con Marcial Maciel?

“Mamá siguió después. Ya en septiembre que llegamos, porque ya habían empezado las clases, mamá sigue en constante comunicación con Maciel. Ya no termina ese contacto”.

LARGAS TEMPORADAS

-¿Cómo era el contacto?

- Por teléfono, larga distancia, ya Maciel venía continuamente a Monterrey. Ya se quedaba un mes aquí”.

–¿Dónde vivían?

“Vivíamos cerquita del Obispado, en Padre Mier 1525, a una cuadra del Obispado”.

–¿Todavía existe la casa?
“Sí, sí, ya la vendí, ya está muy cambiada; yo la vendí hace como unos cuatro ó cinco años; mamá también se la quería regalar a Marcial Maciel pero dije ‘no, no, no se la regalas, la casa es mía y va a ser mía y no se la regalas, ¡antes muerta que le regales otra cosa a Marcial Maciel!’, le dije. Ya era el colmo, ya se la había limpiado de todo a todo”.

(ZOCALO/ Redacción/ 18/02/2013 - 03:01 AM)

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