sábado, 21 de abril de 2012

LA IMPUNIDAD DE PELAYO EN ENSENADA,BC


Actores de prácticamente todas las esferas políticas, señalan que el alcalde del puerto ha fallado en la correcta aplicación del Ramo 33, mostrándose incongruente con sus posturas y burlándose de sus críticos. “Falta sentido común en esta administración”, acusa Ana María Fuentes Díaz, ex diputada local y actual candidata del PRD por el Distrito 3. “No hay congruencia entre su pensar, decir y hacer”, puntualiza Héctor Ramos Covarrubias, ex diputado federal panista.

Ricardo Meza Godoy
enriquepelayoimpunidad bNadie tiene duda que durante un año y cuatro meses, la gestión del actual gobierno municipal de Ensenada ha sido un desorden. Simplemente flota a merced de las circunstancias.

En mayor medida, esto ha sido responsabilidad de un alcalde que en numerosas ocasiones, ha evidenciado tomar decisiones en base a mero capricho.

 Una desordenada administración que a algunos sorprendió, y otros, dijeron, ya la veían venir.

Quienes visualizaron el destino que le deparaba al gobierno municipal, al territorio más extenso de Baja California, a 23 delegaciones, a la ciudad científica y puerto turístico, fueron justamente aquellos que ya conocían a Enrique Pelayo Torres, nuestro presidente municipal y líder electo, cuyo arribo al poder fue, desde el principio, circunstancial. 

Resultó incómodo hasta para sus propios correligionarios, quienes, sin necesidad de hablar, comunican sus desacuerdos con arqueo de cejas y desvíos de miradas.

Pucheros, reclamos y dudas sobre las decisiones de Pelayo, han sido lanzados al aire durante ya casi media administración, por priistas, perredistas, panistas, petistas, panalistas, pevecistas y pesistas; empresarios, académicos, gobernantes y funcionarios de distintos poderes.

Decenas de líderes de sectores le han reclamado en algún momento ser incoherente en sus posturas, carecer de orden en su trabajo, ser un político inhábil, de manifestaciones diplomáticas que no le han alcanzado para mantener un equilibrio dentro y fuera del XX Ayuntamiento.

Su actuar ha derivado en la adhesión al glosario bajacaliforniano del término “pelayada”, cuya explicación más clara para aquellos que desconocen la expresión, se aproxima a la definición de “cantinflear”, pero añadiéndole un final desastroso.

Quien no te conozca, que te compre
Miembro del Grupo Madrugadores de Ensenada, Enrique Pelayo es ampliamente conocido entre sus integrantes, en su mayoría viejos políticos, funcionarios, académicos y empresarios locales, quienes cada lunes por la mañana, devoran alguna conferencia de representantes de algún sector público o privado. Los escuchan, les hacen preguntas y, al final, los apapachan.


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La agrupación ha destacado no sólo por, en un acto de inercia, hacer evidente la manera de operar de Pelayo, participando a principios del año pasado en una votación a petición de su compañero de grupo, donde se decidiría la ubicación del Carnaval de Ensenada 2011; sino por mantener una actitud hacia el primer edil similar a la que se aprecia en el Cabildo del XX Ayuntamiento.


Aquel día, los Madrugadores simplemente votaron sin reflexionar (al menos no lo hicieron evidente) en su actuar, y en lo serio de la forma del asunto que se les había puesto en la mesa.

Levantaron la mano como esperando poder cambiar aquello que no les correspondía cambiar de esa manera, pero lo intentaron. Participaron y dejaron ser a su amigo y alcalde Pelayo, aun frente a un acto irregular, que en realidad no era un juego. En el Cabildo pasa lo mismo.

Las recurrentes aprobaciones al vapor en temas de impacto en el futuro económico y social de Ensenada, como ha sido el incremento a las tarifas del transporte público, las solicitudes de créditos millonarios, la aplicación de recursos del Ramo 33, o los programas con recursos del Subsidio para la Seguridad de los Municipios, las exponenciales facultades otorgadas a la otrora funcionaria de tercer nivel Edith Méndez Martínez, el debilitamiento del Instituto Municipal de Investigación y Planeación, etcétera. 

Todas han pasado por un Cabildo, donde algunos de los representantes de partidos de oposición han manifestado la irregular, e incluso ilegal, forma de tomar decisiones de Pelayo, pero pocos proceden más allá de su declaración ante el micrófono.

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El alcalde de Ensenada ha operado impunemente, dentro y fuera del gobierno.

Se ha burlado de la crítica hecha por integrantes del Cabildo, los ha amedrentado, les ha cantado un tiro “ahí afuera”, les ha presentado un informe que la mayoría criticó, pero nunca actuaron contra él por vías formales.


De la Sindicatura Municipal, que en un principio anunció una cacería de brujas por la “bancarrota” en la que se habían dejado las finanzas municipales, no han salido sanciones. 

Como tampoco ante la desvergonzada falta de transparencia de las finanzas municipales actuales, que se dicen pero no se muestran, se piden y se entregan a medias.

Impunidad que se acumula y se hace evidente en las dependencias, como el robo de cableado en instalaciones del Instituto Municipal del Deporte, que derivó en descuentos arbitrarios a los empleados de la Unidad Deportiva Valle Dorado, juzgados y culpados por sus jefes. 

Empleados que de no hacer público el problema, no hubieran tenido de vuelta su dinero, cuyo pedido por justicia costó el despido del administrador Miguel Gaytán, aun cuando las investigaciones no concluyen.

Asimismo, impunidad en el manejo de recursos del Carnaval de Ensenada, controlado por un Patronato que se ha reído de la rendición de cuentas ante un evento que sí recibe capital público.
Perspectivas

Quienes conocen a Enrique Pelayo, afirman que sabían que las cosas serían así, que tal y como maneja sus negocios, operaría la administración municipal: desordenadamente.

Amigo durante décadas de Enrique Pelayo Torres, uno de los integrantes del Grupo Madrugadores de Ensenada, el ex diputado federal panista Héctor Ramos Covarrubias, declaró a ZETA que, desde su perspectiva, la actual gestión al frente del XX Ayuntamiento “carece de todo principio de ética”.

Y no lo dice al tanteo. Ramos retoma las declaraciones hechas por el propio Pelayo sobre cómo actuaría en caso de ser presidente municipal. 

Como ejemplo, recordó la firme postura expresada por Pelayo durante su precampaña en torno a la práctica de los gobiernos locales de vender predios municipales para pagar deudas. 

Algo que realizaron los últimos ayuntamientos panistas y que Pelayo rechazaba tajantemente. Decía que él no haría eso.

Como presidente municipal, cambió y ha estado subiendo ante el Cabildo, y se le han aprobado, peticiones para vender terrenos justamente para pagar deudas. 

Cientos de terrenos. “No hay congruencia entre su pensar, decir y hacer”, expresó Ramos.

Al cuestionarle si ve posibilidades de cambio, respondió: “No, no hay posibilidad de cambios”.

Por otro lado, reflexiones hechas por el regidor Alberto Moreno Garayzar, del Partido Nueva Alianza (PANAL),  en torno a la gestión de Enrique Pelayo, así como de Fernando García Sámano, candidato a diputado federal por el mismo partido, fueron en el mismo sentido.

“A la administración municipal le ha faltado rumbo, creo que está operando bajo la inercia misma de la propia estructura administrativa, porque no hay un proyecto ni acciones, ni políticas definidas que todos conozcamos que le estén abonando a un programa a corto plazo, por lo menos; ya ni hablar de un mediano o largo plazo, de eso sí no tenemos absolutamente nada”, afirmó Sámano.

“Cada dependencia está haciendo parte de su trabajo, pero lo hacen de manera aislada. No se trata nada más de sacar programas sociales, sino también creo que de obra, de la reingeniería administrativa, la reingeniería organizativa de la misma administración, que le darían mayores beneficios a la gente en este momento y en un futuro, y que sí se pueden hacer independientemente de que haya o no haya recursos”, expuso el candidato por el Distrito 3.

La carencia de recursos ha sido un argumento recurrente de Enrique Pelayo, sin embargo, refirió Sámano, el actual gobierno municipal ha tenido un presupuesto histórico para Ensenada.

Para Moreno Garayzar, el tema económico es definitivamente el asunto central en el XX Ayuntamiento, las cosas giran en torno al dinero, aunque afirmó que los problemas de la gestión municipal son en su mayoría por una mala administración más que por falta de recurso. Incluso atribuyó cifras: un 70 por ciento a la mala administración, y un 30 por ciento a la falta de recursos.

Para Ana María Fuentes Díaz, ex diputada local y actual candidata por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) a la diputación por el Distrito 3, una de las principales afectaciones que ha generado la administración de Pelayo ha sido en la aplicación del Ramo 33, que no ha llegado de la manera en que, se suponía, sería administrado a las zonas más necesitadas.

“En el año pasado, que fue la primera actividad que tenía que hacer el Consejo Electo del Fondo Municipal, se retrasó la actividad, empezó muy tarde, estaban a punto de perderse los recursos porque hay tiempos para ejecutarlos y no lo habían hecho. Hasta ahorita, en estas fechas que tiene cada año el Consejo designado en el primer año de ejercicio, debe de continuar y cumplir los tres años, revisando, integrando las peticiones de las diferentes colonias, de los diferentes consejeros municipales, para que cada año se puedan ir resolviendo algunas necesidades de nuestras comunidades; pero hasta la fecha ya estamos en marzo, y todavía no ha tenido reuniones este Consejo”, indicó Fuentes, para complementar:

“Hasta ahorita hay varios vecinos de diferentes colonias, que sabemos que son consejeros y todavía no los han convocado, ni siquiera para revisar las peticiones o las solicitudes de las comunidades”.

Según la ex diputada, el gobierno de Enrique Pelayo comenzó “con mala puntería” y carente de oficio político y social en lo que se refiere a la atención a los ciudadanos, con programas que no se cumplen como debe ser: “Falta sentido común en esta administración”.

Otro de los temas importantes y relacionado con la atención a la comunidad, tiene que ver con la operación de dependencias, como es el caso de la Secretaría de Desarrollo Social del gobierno municipal, que fue dejada acéfala, nuevamente en la semana anterior, tras la salida de Sonia Blancket López, quien solicitó licencia para separarse de su cargo y dedicarse a coordinar la campaña de Enrique Peña Nieto en Ensenada.

La dependencia ha sido una de las más afectadas del XX Ayuntamiento, al registrar la salida de su titular original y amigo cercano a Enrique Pelayo Torres, José Enrique Gastélum Ramírez, el posterior vacío en su titularidad durante meses y la entrada de Sonia Blancket, quien anteriormente se desempeñaba como titular de Relaciones Públicas en el gobierno municipal.

Situación que para Fuentes Díaz es inaceptable: “El presidente (municipal) debe tomar en serio el trabajo, porque no puede dejar un programa (Ramo 33) que está esperando la gente cada año para poder llevarse soluciones a sus comunidades, no puede dejarlo acéfalo, urge que nombren el titular de esa área. A lo mejor sí quiere que deje la presidencia municipal, pero ya con todas las áreas ocupadas… el desarrollo social no lo pueden dejar acéfalo, es poco serio también de la titular salirse nada más así, a unos días de que se tienen que tomar decisiones para dónde se canalizan los recursos, es irresponsable”.

Y es que el martes 27 de marzo, el propio Pelayo Torres aseguró que no tenía previsto a nadie para ocupar la titularidad de la Secretaría de Desarrollo Social, por lo que la oficina permanecería acéfala.

Las consecuencias de las decisiones de Pelayo se apilan como en el juego de piezas Jenga: una lista de espera que se desbalancea gradualmente.

Sus recientes declaraciones, del 16 de marzo de 2012, en torno a su intención de contrarrestar el arranque de campaña de Josefina Vázquez Mota en Ensenada y sus acuerdos ante líderes del Partido Revolucionario Institucional para llevar adelante con todos los recursos a su alcance la campaña de Enrique Peña Nieto en el puerto, son una de las pocas situaciones en las que se ha denunciado formalmente su actuar. 

Ante las oficinas del Instituto Federal Electoral (IFE), el Partido de la Revolución Democrática dejó una denuncia, en espera de al menos un llamado de atención hacia el impune Enrique Pelayo, quien dice, hace, y se jacta de mover y hacer, sin pagar consecuencias.

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