domingo, 5 de febrero de 2012

SURREALISMO POLICIAL EN AHOME


Gobiernos se creen sus propios pensamientos
Luis Fernando Nájera 
En cuanto la Policía Municipal de Ahome relajó la fase de alerta personal, los gatilleros que dominan la zona les recordaron que siguen siendo objetivos: cuatro de sus elementos fueron prácticamente cazados y lesionados a balazos en dos emboscadas consecutivas, con diferencia de cuatro minutos entre una y otra.


El atentado fue narrado por el primer oficial que llegó en apoyo a sus compañeros que estaban siendo agredidos y por uno de los heridos, y cuyas identidades no fueron proporcionada, para protegerlos, se dijo.

El segundo de los ataques fue perpetrado a las 22:38 del día 24 del mes de enero del 2012, cuando circulaban por la Miguel Islas Rubio y avenida Independencia, en el ejido México de esta ciudad.

La patrulla había chocado contra un muro y estaba vacía. Los agentes habían descendido de la unidad y se habían ocultado en un baldío.



El sobreviviente explicó que esa noche transitaban de sur a norte por la calle Miguel Islas Rubio, cuando en el cruce con Independencia se toparon con dos camionetas: una Chevrolet línea Avalanche, color dorada y otra Jeep línea Cherokee, color blanca y cuyos ocupantes les dispararon.

De reculada, los policías repelieron la agresión, hasta que a uno de ellos se le agotaron los 30 cartuchos de su fusil AR-15 y la pistola Glock se entrampó.

El segundo oficial solo disparó con su pistola porque recibió un esquirlazo en la cabeza y el primero otra en el ojo izquierdo. La patrulla fue perforada en once ocasiones.

Los agresores huyeron.


El primer atentado habría ocurrido minutos antes en la calle Gabriel Leyva entre Ignacio Ramírez y Alfonso Cano. Ahí, también, dos agentes fueron baleados.

Por la agresión, la Agencia Segunda del Ministerio Público del Fuero Común inició la averiguación previa 31/2012 por homicidio en grado de tentativa, pero sin indicios de los responsables, aunque todos los agentes preventivos tienen un nombre en mente: Los Mazatlecos.

A la mañana siguiente, los policías preventivos encontraron por un camino vecinal que conduce al ejido La Florida, en la sindicatura de Ahome, un auto Aveo color blanco, modelo 2012. En el interior se encontraron tres cargadores para AK-47 y a un kilómetro de ese lugar se encontró una chamarra negra y dos fusiles AR-15 cortos.

Los operativos clandestinos en busca de los responsables continuaron por todo el municipio y los policías redoblaron los patrullajes, retomando los recorridos en grupos.

Incluso las capturas de narcomenudistas se incrementaron.

El director interino de Policía, Jesús Carrasco Ruiz, se refugió en sus oficinas y no emitió declaración alguna, mientras que el alcalde Zenén Aarón Xóchihua Enciso desempolvó la réplica del discurso del gobernador de Sinaloa, Mario López Valdez, entorno a que las reacciones de los delincuentes son por el daño que a su organización realizan los municipales en detenciones diarias. 



“Ahora tenemos una Policía con más actitud, echada para adelante”.

El criminólogo y ex médico legista con más de dos décadas de experiencia, Francisco Javier Gaxiola Valdez, afirmó que el discurso oficial contrastado con los saldo del combate a la delincuencia no es más que surrealismo policial puro, en donde los muertos los ponen las filas y los ciudadanos el daño colateral del subproducto de la delincuencia.

Las declaraciones y posiciones de la autoridad en turno entorno a la información de sus balances diarios no es más que una forma de tender una cortina de humo, un velo, una justificación a la realidad que los golpea y aniquila todo golpe esporádico, esfuerzo aislado contra la delincuencia.

Lo que ocurre con el combate a la delincuencia no son más que ocurrencias, ideas de pocos que ejecutan muchos y en donde los saldos son más que evidentes en las desapariciones forzadas de civiles, incluyendo mujeres, niños y adultos, balaceras no reconocidas por la autoridad y una escalada incesante de asaltos o robos.

Gaxiola Valdez dijo que se debe de instrumentar la figura de Estado Mayor Conjunto, en donde los especialistas investiguen la criminalidad, emitan su hipótesis y diseñen la estrategia integral que las instituciones deberán de consumar con hechos medibles y cuantificables, porque lo que no se calcula, no avanza.

Presumen coordinación, ahondó, pero en realidad no la hay porque cada jefe quiere su mando y no cede. “Dependiendo el poder político que lo respalde, es el valor del jefe. Por ello, nunca representan nada y están tan mal organizados que los resultados saltan a la vista: más policías muertos, más daño colateral para la sociedad”.

Los gobiernos en turno, afirmó, están lanzando piedritas a un elefante, con su lucha contra la delincuencia. Surge algún hecho relevante y envían bolón. Salta otro suceso y desplazan al bolón. Son solo mafufadas que sirven para la foto y que aplacan el alboroto momentáneamente, porque en cuanto se retiran las fuerzas, los malos llegan y retoman la plaza, volviendo a reiniciarse todo.

 

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