lunes, 13 de febrero de 2012

MISTERIOSO "MAL DE LOS RIÑONES" MATA A 24 MIL CAÑEROS EN CENTROAMÉRICA

image

Chichigalpa .- Jesús Ignacio Flores comenzó a trabajar a los 16 años en la plantación de azúcar más grande de Nicaragua. Hace tres años, sus riñones comenzaron a fallar. Luego de una rápida agonía, falleció el 19 de enero a los 51 años.



“Sus últimos cuatro meses fueron fatales, y el último, peor. Me estoy quemando, decía él. Fue un infierno”, relató su esposa Gloria Esperanza Mayorga.

Días antes, Segundo Zapata, de 49 años, está hospitalizado, cabizbajo, cuando lo visitó un periodista de AP en enero. “Ya no quiere hablar”, relató su esposa. Sus niveles de creatinina, un químico que delata problemas renales, eran 25 veces los normales.

Zapata le imploró al fotógrafo que lo llevara a su casa. “Deja la cámara, toma una ametralladora y sácame de aquí a la fuerza”, le dijo. El hombre murió el 26 de enero (ver foto). Tenía ocho hijos, tres de los cuales trabajan en las plantaciones de azúcar.

Dos de ellos ya muestran síntomas de la enfermedad.

Uno de cada cuatro cañeros. Flores y Zapata trabajaban recogiendo caña cortada en Chichigalpa, un pueblo de la región azucarera de Nicaragua donde uno de cada cuatro hombres presenta síntomas del temido “mal de los riñones”.

Una misteriosa epidemia que causa insuficiencia renal crónica está devastando la costa pacífica de América Central. Ha matado a más de 24,000 personas en El Salvador y Nicaragua desde 2000 y afecta a otros en proporciones jamás vistas antes. Los científicos dicen tener informes de que el fenómeno se ha propagado ya desde el sur de México hasta Panamá.

La situación cobró una gravedad tal que la ministra de salud de El Salvador, María Isabel Rodríguez, pidió ayuda internacional, diciendo que la epidemia desbordaba el sistema de salud.

Agotadora rutina.Pacientes, médicos y activistas dicen que los causantes del mal son las sustancias químicas que los trabajadores han usado durante años sin ninguna protección. Hay indicios, no obstante, que sustentan una hipótesis más compleja e insospechada. La raíz de la epidemia, parece yacer en someter el cuerpo a repetidas deshidrataciones e insolaciones. Muchos trabajaban desde los diez años.

“La evidencia refuerza esta idea del trabajo manual y una hidratación insuficiente”, dijo Daniel Brooks, investigador de epidemiología de la Universidad de Boston.

Dado que el trabajo duro y el calor intenso son fenómenos bastante comunes en América Central pero no todo el mundo contrae el mal, algunos investigadores no descartan factores de origen humano.

Pero, a su vez, no han surgido pruebas sólidas del papel de los pesticidas y otras sustancias químicas.

“Yo creo que todo indica que no son los pesticidas”, dijo la doctora Catharina Wesseling, una experta en epidemias y directora regional de Programa sobre Trabajo, Salud de América Central. “Es demasiado multinacional y está muy esparcido. Yo apostaría por las reiteradas deshidrataciones, casi diarias. Pero no se ha demostrado nada”.

Ingenios rechazan culpa. Las tasas más altas del mal renal que se registran en Nicaragua son las del Ingenio San Antonio, del Grupo Pellas, que procesa casi la mitad de la azúcar que produce el país. Algunos trabajadores cortaban caña de azúcar nueve horas y media por día casi sin descansos, al sol, con temperaturas de 30 grados centígrados. Flores y Zapata trabajaban en ese ingenio.

En 2006, la plantación, de propiedad de una de las familias más ricas del país, recibió 36.5 millones de dólares en préstamos de la Corporación Internacional de Finanzas, organismo afiliado al Banco Mundial, para producir más azúcar y etanol.

La Fundación La Isla, grupo activista de Nicaragua, denunció que ni el Grupo Pellas ni el gobierno hacen cumplir normas para que trabajadores que presenten deficiencias renales dejen de trabajar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario